Capítulo 45

No puedo creer lo rápido que pasa un año, mañana cumplo veintitrés, y mi panorama ha cambiado por completo, en comparación a lo que sucedía en mi vida un año atrás. Recuerdo que el cansancio y el peso de todo lo vivido, me hacía sentir vieja, sin embargo hoy siento que tengo el mundo en mis manos. Es impresionante la cantidad de oportunidades que surgen en el día a día cuando nos animamos a mirar más allá de nuestras pestañas.

Violeta, mi compañera de cuarto y yo, nos hicimos grandes amigas, tanto que ella y yo estamos trabajando juntas en mi emprendimiento, prácticamente somos socias y nos ha ido muy bien. También conocí a otras personas que son muy importantes para mí, amigos como Raquel, Dahiana, Javier y Silvio, que son compañeros de clase y de estudio, además de Peter, que es el novio de Raquel y un buen amigo.

En la universidad, he tenido la oportunidad de acercarme a un par de maestras, que me han apoyado mucho y me han dado buenos consejos, como Sonia y Marilia, que han tenido mucho que ver en el enfoque que Violeta y yo le hemos dado al trabajo que hacemos. Estamos creciendo, y rápido, tanto que ya hemos pensado en alquilar un pequeño salón y contratar a una secretaria que nos tome los pedidos, porque hay momentos en los que tomar pedidos, asistir a clases, cumplir con los clientes y dar exámenes, no nos deja tiempo ni siquiera para dormir bien.

Aun así lo disfruto mucho, siento que puedo lograr lo que desee, que las limitaciones y los miedos están solo en mi mente. Creo que mamá tiene mucho que ver con eso, he sentido su presencia siempre, es como si me impulsara a seguir, a vivir. Le he estado encontrando el sentido a cada una de sus cartas, he encontrado respuestas a muchas preguntas y he leído mensajes que la primera vez no descubrí. Mamá era una mujer sabia y yo quiero ser como ella.

En pocos meses Violeta sabe todo lo más importante de mi vida y yo sé de la suya, está enamorada de Alejandro, un chico de nuestra clase para el cual ella parece invisible, y eso que hemos desarrollado miles de estrategias. Según mi amiga, Tomás es el amor de mi vida, pero cree firmemente que debería saber el motivo por el cual se fue. Asegura que hay algo más, que no es normal lo que hizo, que yo debería tener el coraje de ir a encararlo y preguntarle bien qué es lo que pasa en su mente. En la teoría de Violeta, esa es la única manera de cerrar nuestra historia.

Yo creo que ya está cerrada, Tomás tomó una decisión y a mí solo me queda aceptar aquello. ¿De qué me sirve ir a buscarlo? Puedo terminar peor y ya he superado esto bastante bien. De vez en cuando, derramo alguna que otra lágrima extrañándolo y preguntándome por dónde andará, sin embargo, la mayoría de las veces lo recuerdo con amor y ternura. Cada noche antes de cerrar mis ojos, elevo una oración por mi madre, mi padre, mis seres queridos y, por supuesto, Tomás.

Lo amo, lo sigo amando igual que siempre, pero eso ya no me atormenta. He comprendido que puedo amar así y eso me hace bien. Violeta no entiende el amor no correspondido, ella sufre por Alejandro y por sus desplantes, sin embargo, yo solo disfruto el saber que soy capaz de amar. Ella dice que no tiene sentido, pero yo me siento bien así. Me ha preguntado qué sucederá cuando aparezca alguien más, yo le dije que no lo sé, es probable que en algún momento guarde a Tomás en algún recóndito lugar de mi corazón como lo que fue, mi mejor amigo y mi primer amor, y que cierre ese cajón para dar lugar a un nuevo amor. Tampoco quiero vivir la vida en soledad, los recuerdos no son suficientes y yo deseo algo más, deseo una relación estable en la cual poder amar y ser amada. Pero aun no estoy lista para eso, y cuando suceda, cuando conozca a esa persona, sabré que ha llegado el momento de dar el siguiente paso. Por ahora, no tengo apuro, he conocido chicos e incluso he salido un par de veces con uno que me parecía muy guapo, pero no sucedió nada, no se encendió la chispa, no hubo magia alguna, así que prefiero seguir así, conociéndome a mí misma y todo mi potencial, enfocada en mi trabajo, mis estudios y mis metas personales.

Violeta piensa que soy muy madura, yo me río de eso, un año atrás era una niña caprichosa. No creo ser madura, solo creo que la vida me ha dado lecciones y oportunidades y yo he decidido tomarlas.

Mañana volveré a casa, papá y Ana me prepararán una cena de cumpleaños, como es jueves, el viernes no iré a clases y me quedaré el fin de semana en el pueblo. Por cierto, papá y Ana han hecho una gran amistad, se juntan todos los días a la tarde a ver algún programa de televisión o solo a hablar. Quién sabe y después de todo termino siendo hermanastra de Tomás.

Le he hecho la broma a papá, pero no le ha sentado bien, dice que jamás podría hacerle eso a mi madre. Sin embargo, un día, cuando se sentía un poco triste, hicimos una videollamada y él me contó que mamá le dejó una carta muy extensa y que en una parte de la misma, le decía que él debía rehacer su vida y que si surgía una oportunidad de volver a amar, nunca se cerrara a ello. Papá me dijo que al principio se enfadó con ella por decirle eso, pero que después comprendió que si hubiera sido al revés, hubiese querido lo mismo.

No imagino a mi padre con otra mujer, pero también pienso que su vida ha de ser muy solitaria ahora que ni mamá ni yo estamos allí cada día con él, supongo que mamá pensó en eso, como en tantas cosas, antes de partir. De todas maneras, creo que Ana y él se hacen bien, aunque no suceda nada romántico entre ellos, comparten situaciones de la vida, se ayudan a sobrellevar la soledad, y ambos son muy jóvenes aún.

Con Laurita hablo de vez en cuando, la cuestión de su adopción no salió como todos esperábamos. En algún punto se truncó el proceso y no sabemos bien por qué. Sor Marcela me dijo que la familia no tenía todas las condiciones que son necesarias y que por eso se detuvo, la buena noticia es que ella no llegó a tener contacto con las personas, porque si eso sucedía, podría haberse encariñado y el dolor sería peor.