Hannah Krane

II.

Hannah Krane

 

     Han pasado cinco años, desde que  se había marchado de la ciudad, se había alejado por completo de su hermano y su cuñada y su pequeño sobrino Dariel  quien en estos momentos estaba cumpliendo años.    En todos estos años, no ha vuelto a poner un solo pie en el que alguna vez fue, su hogar. 

     Después de la boda de su hermano, se marcho sin despedirse de nadie, pero,   ¿Por qué iba hacerlo?    no era mas que una débil mujer buscando migajas donde no querían darle absolutamente nada, ni una sola ración de.....  

     Apolo, su prometido, pffff si se podría llamar de esa forma, no era mas que un contrato, una tapadera.   Como si hubiera encontrado un sustituto y jugar a los novios felices.    Pero eso, no dura lo suficiente, al final, terminas sola y vacía por dentro.    Aunque no todo podía ser malo, había ganado un amigo y gran aliado, el mismo Apolo. 

     Ahora, viviendo en Neva York sentía que le faltaba algo.    Pero no estaba segura de lo que era.   Solo sabía que, tenia que volver a verlo a los ojos.   Pero  ¿Podría volver a casa?     siempre se lo negó a si misma.    Estar dentro del mismo campo de concentración que él, le hacia sentir nauseas, pero también tenia que saber si aún seguían todos esos sentimientos en ella. 

     Ahora, que ya era toda una mujer le daba una mirada al pasado y la hacia sentir una tonta, una niña insignificante, eso era lo que en realidad era.    Una niña tonta que apostó absolutamente todo por alguien que no valía absolutamente la pena.

     Dejo salir un suspiro y, acomodo su vestimenta para esta noche, su última noche.    Unas medias de red negras con ligeras incrustaciones en pedrería,  una pequeña braga de encaje blanca y un corset  a juego, unas botas de charol negras a media pierna.   El cabello suelto con ligeras ondas , simulando el cabello húmedo.   El maquillaje, llamativo, unos labios violetas y unas sombras que le hacían resaltar esos ojos que son iguales a los de su hermano.

     __Si quieres vivir, debes aprender a vivir.    Si quieres soñar, es valido hacerlo.    Si quieres hacer sufrir a alguien, debes hacerlo lo mejor que puedes.

     Se decía una y otra vez, como un mantra frente al espejo en el cual se miraba todos los fines de semana.

     _Amatista, ha llegado tú turno.

     Enzo, el dueño del bar nocturno para el cual trabajaba, entro a su camerino y le dio un vistazo.    A pesar de tener un porte bastante..... imponente es un gran hombre, uno bastante joven,  aun no cumple los treintas, es de piel morena, fornido y facciones bastante pronunciadas.    Todo un adonis.   Su cabello castaño le llega hasta la cintura y tiene un corte en ligeras capas, sus ojos color miel lo hacen ver bastante..... llamativo, sus grandes manos adornadas por unos ligeros tatuajes y algunos anillos lo hacen ver todo un bad boy.     Enzo fue la primera persona con la cual, Hannah se topo por azares del destino.    Después de haber entrado a una calle por equivocación,  donde lo peor de lo peor se junta por las noches, donde el bajío cobra vida por las noches.    Unos hombres estuvieron a punto de robarle sus pertenencias, de no haber sido por la aparición de Enzo, todo se hubiera ido a la basura.  

     Hannah  despego su mirada del espejo, se acomodo su bata y, se puso de pie.    Llego hasta quedar frente a Enzo y lo abrazo por la cintura.    Este, al sentir esos pequeños brazos alrededor de él,  los cuales desprenden un ligero calor que lo inunda por completo, se tenso.    Hannah, era la única que se atrevía a abrazarlo, nadie mas.

     __¿Así es como quieres hacerlo, Enzo?

     La voz de Hannah hizo que sintiera un deseo salvaje por ella, se humedeció los labios y negó con la cabeza, antes de alejarse un poco de Hannah.   

     _Deja de jugar de esa forma conmigo.

     __Tengo hambre.

     _Cuando termine tú número, te invito a cenar.

     __Hot dogs y papas fritas.

     Enzo asintió con un movimiento de cabeza y trago saliva un par de veces.    Sus ojos se llenaron de agua no derramada antes de salir por la misma puerta por la cual, había entrado.

    Pero antes de que pudiera poner un pie fuera, las palabras de Hannah, lo hicieron detenerse de inmediato.

     __Es mi última noche, Enzo. 

     Ensancho sus fosas nasales y noto como sus ojos se abrían hasta mas no poder.   

     _No es verdad.   Dime que no es verdad.   ¿Hannah?

     __Lo siento, Enzo.   Ha llegado el momento.

     _¿Lo haz pensado bien?

    Esta vez, Enzo toma la iniciativa y va hacia ella a paso lento, Hannah se queda en el mismo lugar, pero le recorre un ligero escalofrío al ver la mirada cargada de deseo.   Sus hombros anchos se miran aun mas grandes  debido a la pose que tiene, sus músculo se ven aun mas marcados.     Hannah trago saliva y, se dijo a si misma   <No retrocedas>   

     Enzo aprieta la mandíbula y sus manos acarician las mejillas de Hannah, coloca su frente con la de ella y se quedan varios segundo ahí, sintiendo sus propias respiraciones.

     _Si llegas a necesitar algo, no dudes en decirme.

     __No cre....

     No pudo decir nada mas.    Enzo, Poso sus labios sobre los suyos y, los beso lentamente, Hannah se quedo piedra ante el arrebato de él.   En todo ese tiempo, nunca habían cruzado la línea.   Sí, había toqueteos, insinuaciones y uno que otro roce sin importancia, pero nunca habían llegado a un beso.    Sentía como sus piernas se convertían en gelatina y su respiración se aceleraba ante ese pequeño beso.    

     Los primeros llamados se escucharon y Hannah, abrió sus ojos y le sonrió a Enzo, no pudo decir ni una sola palabra pero, con la mirada y los hechos bastaba.   

     Ambos, sentían atracción el uno por el otro.    Ambos sentían deseo.    Pasión.     Lujuria. 




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