Odio las fiestas.
Odio a las personas.
No se en que momento fui tan tonta como para aceptar salir de fiesta con Diego y Jude, quien apenas llegamos comenzó a coquetear con un chico bastante guapo, y ahora están enrrollandose por ahí.
Era de suponer, Jude es hermosa, no es fácil pasar de ella, a diferencia mi que suelo pasar desapercibida.
Creí que estaría con Diego, pero apenas puso un pie en la pista de baile fue el centro de atención de bastantes chicas. Y ahora está ahí a nada de hacer un striptis.
Mientras tanto estoy ahogando mis penas en alcohol, si mi pasatiempo favorito.
Es ahora cuando me convenzo de que debí quedarme en la comodidad de mi cama, viendo alguna serie y comiendo comida basura.
Lo mío no son las fiestas.
En el momento en que comienzo a ver atractivo al anciano que está a mi lado, me convenzo de que he bebido suficiente así que sin más me pongo de pie y avanzó al patio de atrás.
A nada de salir al patio chocó de frente con la puerta de cristal, me doy tal golpe que caigo de culo al suelo, me levanto lo más rápido que puedo, me aseguro de que nadie me vio, y me tranquilizó al ver que nadie me presta atención.
Ventajas de ser invisible.
Porfin encuentro la vendita puerta y salgo, el aire frío me da de lleno en la cara, justo lo que necesitaba. Con pasos torpes me acerco a la piscina.
Vale, ebria, sola y piscina no es una buena combinación, menos con la suerte que me cargo, pero vamos no creo que pase nada.
Me saco los zapatos y me siento en la orilla metiendo los pies al agua, aunque el clima es frío el agua esta calentita, perfecto.
Estoy a nada de caer hacia atrás dormida cuando noto movimiento por el rabillo del ojo, enseguida volteo y veo a un chico, parece tan aburrido como yo.
Otro al que no le gustan las fiestas, bien no soy la única indaptada, al parecer se acaba de dar cuenta de mi presencia porque voltea a verme y nuestras miradas se cruzan.
No se porque, pero apartó la mirada al instante resulta algo intimidante. Decidimos ignoraros mutuamente, estoy en mi rollo y él en el suyo.
Creo que he estando tanto tiempo en el agua que estoy a anda de que me salga cola, así que hago ademán de levantarme, pero no puedo.
Genial, mis piernas decidieron irse de vacaciones.
Minutos después me repongo y puedo levantarme, donde demonios deje los zapatos. Están detrás de mi, grandioso, me inclino para recogerlos y al levantarme pierdo el equilibrio, cierro los ojos esperando caer al agua, pero no pasa nada.
Abro los ojos y tengo al extraño frente a mi, en que momento se acercó a mi y que reflejos tiene que me pudo detener.
Estoy a punto de agradecer, pero noto un pequeño detalle estoy a nada de caer a la piscina lo único que lo evita es que me tiene sujeta del brazo.
Trato de encontrar mi voz y cuando por fin lo hago digo lo primero que se me cruza por la cabeza
-Que reflejos- en serio dije eso, vamos no es tan malo para estar tomada.
El enarca un ceja, dándome una mirada de incredulidad.
Vale dije algo estúpido.
Antes de que pueda pensarlo hablo nuevamente.
-Es... es decir, gra... gracias por- veo a lo alrededor y bueno lo único que me mantiene fuera del agua es su brazo - la ayuda?
El mantiene su mirada en mi, cuando intento hablar de nuevo el se adelanta.
-No me agradezcas, aún no te he ayudado.
No entiendo que quiere decir, pero sus ojos reflejan diversión. Antes de poder decir algo hace ademán de soltarme y por reflejo lo sujeto con mi brazo libre.
-¿Qu.. que diablos?, ¿No me ayudaras?
El esboza media sonrisa, y diablos es muy atractivo, Sofía céntrate no es momento.
Vuelve ve a hacer ademán de soltarme y me sujeto con más fuerza, vale esta loco.
-Oye, no.. no me sueltes, no estoy de humor para un baño a esta hora y menos con este clima la verdad.
Su sonrísa se ensancha aún más -¿Por qué debiera hacerlo?, no te conozco. No acostumbro a relacionarme con desconocidos.
Okey es un imbécil.
Un imbécil muy guapo.
Conciencia cállate no es momento.
-Si no planeas ayudarme, ¿Por qué tomarse la molestia de sujetarme?.
-Así que ayudarte es una molestia- su sonrisa se mantiene intacta
Que demonios, si que es raro.
-Eres raro- lo solté sin pensar, genial terminaré mojada y haciendo el ridículo, como siempre.
Espero, pero no parece querer soltarme.
Nos quedamos viéndonos el uno al otro sin decir nada durante lo que parece un eternidad, y hace mucho que deje de sentir el brazo.
Al ver que no parece querer hablar me aventuró a hacerlo.
Carraspeo ruidosamente -Bueno, esto.....si no me ayudaras, entonces sueltame de una vez- enarca una ceja nuevamente en mi dirección.
-No se si te haz dado cuenta, pero quien se mantiene aferrada a mi brazo eres tú.
Sin poder evitarlo clavo mis ojos en nuestras manos y veo que es cierto, siento como mi cara se pone caliente, así que bajo uno de mis brazos, pero el me mantiene el otro sujeto.
-Eh, bueno me soltaras o no?, porque si te soy sincera mis brazos no son fuertes y hace mucho que deje de sentirlos.
Antes de poder reaccionar él tira de mi brazo y mi cara choca con su pecho, si que es alto.
Antes de poder hacer algo él se aleja, me recorre con la mirada de arriba abajo y vuelve a sonreír.
Incluso su sonrisa es sexy.
Maldita conciencia hormonal, callate.
-¿Estas bien?- me dice con la voz ronca.
Es sexy y raro.
-Claro, no es como si hasta hace un momento un raro amenazara con tirarme a la piscina, estoy perfecta.
Su sonrisa se asentua ye veo que niega con la cabeza.
-¿Así que soy raro?- pregunta con la diversión grabada en sus ojos.
No puedo evitar sentirme tímida, desde cuando soy tímida.
-Bueno no puedes decir que esto es normal- le contestó evitando su mirada.
Vuelo hablar.
-Mmm, gracias por lo que sea que haya sido eso, me voy- hago ademán de irme cuando me sujeta del brazo.