Hasta que el contrato nos separe

Capítulo 1 : "Golyazi"

Aterrizamos.

Alex aún duerme a mi lado en el jet super lujoso,  y yo hace sólo un par de minutos he dejado de temblar repasando casi frenéticamente todo lo que hice con esos bastardos.

Cada detalle, cada lugar, cada órden que recibí de ellos, y que me fue imposible rechazar. ¿Cómo fuí tan ingenua?

Había cumplido dieciocho años, y no estaba preparada para la realidad que estaba enfrentando completamente sola.

Me colocaba esas gafas y pelucas que me traían, y  me creía a salvo…

Autoricé transacciones directas a las cuentas de estos rufianes, haciéndome pasar por mujeres millonarias que desconocía. Practicaba su firma por horas y cuando ellos decidían que estaba lista, salía a escena. 

Todo quedó filmado por las cámaras, seguramente. Tienen pruebas de sobra, me pudriré en la cárcel.

Mi única esperanza es poder demostrar que estaba amenazada, que lo hice no para unirme o colaborar con ellos, sino porque la vida de mi hermano estaba en peligro.

 Nunca olvidaré ese mediodía. Verlo llegar acompañado por esos tipos,  es un recuerdo que me persigue aún hoy.

Tomy no sospechó, ni sospecha nada, cree que eran y son de mantenimiento del edicifio, y  que son “mis amigos”, porque me buscan seguido…

 No fui la misma a partir de ese día.

 Debía pagarles…o se lo cobrarían y … sin dinero, no tuve opción, o al menos eso creía. Hoy buscaría otra manera, comprendo que fue un grave error, pero ya es tarde, y no hay vuelta atrás. Tarde o temprano iba a caer, pero salir en la televisión, y en el prime time, aceleró las cosas.

De todas maneras no me arrepiento de haber estado, pude hacer algo por Alex, él ha hecho demasiadas cosas por mí, y esta vez pude ayudarlo yo, en un momento en el que me necesitaba, estuve ahí, y sé lo importante que es estar en el momento preciso, cuando alguien nos necesita. Eso me reconforta, me gratifica, me hace feliz. Pagaré lo que tenga que pagar, y en cuanto pueda lo liberaré de mí, aunque él no quiera. Esta carga pesada fue mi herencia y la he aceptado. No permitiré que nadie más se ensucie con ella. Acabaré con ella, antes de que acabe conmigo. Y sino… con ellos, acabaré con ellos, para que no vuelvan a lastimar a nadie más, como lo hicieron con mi padre y con mi familia.

 Alex debe seguir su vida, cruzarnos no estaba en los planes de ninguno de los dos, y ha sido un torbellino de emociones, un amor intenso que por momentos me quema, un amor dulce que me cura, un amor romántico que me hace soñar, pero un amor… en el momento equivocado.

Cuando pague mis delitos, cuando estos tipos estén pudriéndose en la cárcel o bajo tierra. 

Sólo en ese momento, lo buscaré, y si aún me recuerda, tendremos una oportunidad.

Lo miro. 

Es tan lindo verlo dormir, recostado en el asiento, con su cabeza inclinada hacia arriba. 

Acaricio su mejilla suavemente y siento la felicidad de contemplar a la persona que amo. Podría mirarlo durante horas, días enteros, y jamás me cansaría.

 Podría distinguir su sonrisa, entre miles de ellas, y sus manos cuando me acaricia, entre millones de manos. Es él, no hay otro que pueda ponerme en este estado, surfeando entre el caos y la paz, con este amor profundo que arde como una llama encendida dentro de mí, y que no se apagará ni con la distancia, ni con los años. Lo amaré toda mi vida, lo sé, y lo buscaré en cada lugar a donde vaya, sino puedo verlo.

Es todo pero a la vez nada, dentro del volcán de fuego en el que arde mi vida.

Alex, entreabre los ojos de apoco, pestañeando con lentitud.

—Sophía ¿Estás aquí?—susurra.

—No tengo un mejor plan hoy.

Sonríe y acaricia lentamente mi cabello.

—Alex,  quiero contarte todo, debes saberlo - colocándome frente a él, también recostada en mi silla.

—Hablaremos cuando lleguemos a la casa.

Toma los bolsos, los coloca sobre la mesa, y abre uno. Saca ropa, un arma, y varios teléfonos móviles de una bolsa, con varios chips de diferentes números—sonríe—Martin me envió varios números para hablar con él.

—¿No es peligroso? La policía intervendrá su número.

—El móvil está unido a un satélite, todo está ultra encriptado, creéme, Martin es bueno en lo que hace, es completamente seguro.

Lo abrazo, es la mejor noticia—Entonces podré saber cómo están mi hermano y mi tía.

—Claro.

Luego saca lo que lleva el otro bolso, sobre la mesa, son muchos fajos de dinero y papel aluminio.

—Tu móvil ¿está apagado verdad?

Lo busco en mi chaqueta, por suerte se le ha acabado la batería, espero que se haya apagado hace tiempo.

Se lo entrego y lo envuelve en papel aluminio junto al suyo.

—Martin me enseñó esto, de todas maneras nos desharemos de ellos apenas podamos—toma los fajos de billetes—con este dinero, tendremos que sobrevivir al principio, luego deberemos buscar trabajo.

—No tengo gustos caros -  él sí no sé cómo hará sin sus licuados especiales, sus trajes caros, sus masajes, su colección exclusiva de perfumes, sus sábanas de seda, sus vehículos deportivos….será duro para él

 —Hay que vivir ocultos, sin llamar la atención, amalgamarnos con la gente de aquí.

Me pregunto, si lo lograremos, él jamás pasa desapercibido, y no tiene la culpa, su belleza llama la atención donde quiera que va. 

Ambos nos colocamos los vaqueros, las remeras blancas, y bajamos del jet.

El piloto nos despide, es un empleado de Alex.

Un  hombre con sombrero, y aspecto de granjero nos espera.

—¿Usted es …Alexander Harrison?-le pregunta en cuanto baja las escaleras delante de mí.

Tiene la piel dorada por el sol, ropa de trabajo, y una sonrisa amable.

—Así es.

—¡Bienvenidos!—nos saluda, quitándose el sombrero—Soy Arda, a su servicio, Will me envió para llevarlos a su casa, que está a algunos kilómetros de aquí.

—¿Lo conoce?- le pregunto, me daría tranquilidad saber que tenemos un conocido aunque sea indirecto, en un lugar tan lejano.




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