Hasta que el contrato nos separe

Capítulo 3 : "El compromiso"

Capítulo 3 “El compromiso”

 

Me he dado un hermoso baño.

 

Elvan llenó la bañera de agua tibia, y pétalos de rosas.

 

Luego del baño, me seco y voy a un cuarto en el que me preparó la ropa para esta noche.

 

Lo recorro, es pequeño, observo sus antiguos muebles .

 

Hay fotografías antiguas de una niña con ellos dos mucho más jovenes.

 

Miro dentro del placard, y me llama la atención un hermoso vestido celeste, colgado, parece nuevo.

 

Elvan entra en ese instante.

 

 — ¿Es suyo?—tocándolo.

 

 Elvan se emociona y las lágrimas resbalan de sus ojos.

 

—Es… de ella—mientras lo acaricia.

 

Se sienta en el borde de la cama, seca sus lágrimas con su pañuelo y continúa—Lo trajo la última vez que vino a vernos, hace más de 20 años…—se suena la nariz.

 

—Perdóneme por inmiscuirme pero ¿Quién sería?

 

—Nuestra hija. Se fue muy joven a probar suerte como actriz, y regresó sorpresivamente después de muchos años de no saber nada de ella. Se la veía tan triste… mi corazón quedó devastado.

Durante los dos días que estuvo permaneció en silencio, pero en su abrazo mi corazón de madre lo supo todo. Su alma estaba rota.Como cualquier madre lo haría, la abracé, y le dije que la amaba.

 Luego se fue, y nuevamente no supimos más nada de ella.

— Y ¿Un teléfono para llamarla?

—Nada de nada. Ella se avergüenza de nosotros. Busca rodearse de gente culta, poderosa, adinerada, y nosotros como ves, somos gente muy sencilla. Ahmet la borró para siempre de nuestras conversaciones, pero es imposible que la saque de su corazón. Es un dolor que lleva dentro, como lo llevo yo. Un puñal silencioso que sangra por dentro.

 

¿Qué clase de persona puede avergonzarse de tener padres como ellos? Pienso, tan serviciales, tan amables, tan buenos. Definitivamente el dicho de que Dios le da pan al que no tiene dientes, aquí es una realidad.

 

—Llévatelo, úsalo, es una lástima que se arruine—secándose las lágrimas— Tiene una tela muy fina, te quedará bonito.

 

—Muchas gracias, pero ¿Está segura?

 

Lo saca de la percha y me lo entrega—No hay nada más qué decir, es tuyo. Ve a tu casa a terminar de prepararte, esta noche debe ser especial.

 

La tomo de las manos—Es un gran placer para mí tenerlos como vecinos, gracias por todo lo que hacen por nosotros.

 

—No hay nada que agradecer, querida. ¡Vamos!, ¡Ve!, quiero que te pongas más hermosa de lo que ya eres, recuerda siempre debes mantener la llama viva.

 

—Lo haré—la abrazo y me voy.

 

La siento tan cercana, como si lo conociera de toda la vida.

 

Llego a nuestra casa, que está pegada.

 

Alex se está bañando, oigo el agua caer.

Entro al dormitorio, y huelo el vestido que me entregó.

Inspiro profundamente el perfume que sale de él.

Aún conserva su fragancia, que es exquisita. No lo ha lavado, pobre señora. Qué triste debe ser no saber nada de su hija. Pienso en mi tía, ella también debe estar triste. Mañana hablaré con Alex para enviarle un mensaje con Will, o cualquier cosa que la haga sentir que estoy pensando en ellos, a pesar de la distancia.

Lo guardo en el placard.

Me cambio, con uno de los vestidos que me dio, todo blanco.

Alex me sorprende por detrás, tomándome de la cintura y me besa el cuello.

 

—Te extrañé toda esta tarde.

 

Me volteo—Y yo a tí.

 

—Alex, quiero que sepas lo que hice.

 

Se pone serio, tiene el torso húmedo y me desconcentra, pero debo hablar.

 

Nos sentamos en el borde de la cama

 

—Te escucho— coloca mis manos entre las suyas.

 

—Cuando tenía dieciocho años, trabajé para ellos. Hice todo lo que querían. Me disfracé y firme documentos en los bancos, haciéndome pasar por mujeres ricas. Practiqué cuidadosamente sus firmas, y pude transferir sumas millonarias a la cuenta de esos estafadores.

 

Hace silencio, mientras mira al suelo.

 

— ¿Por qué lo hiciste?

 

—Porque no tenía con qué pagarles, me habían amenazado con lastimar a mi hermano.

 

—Will debe hablar con la policía, tienen que entender que lo hiciste porque estabas amenazada. Mañana lo llamaremos.

 

—Aún ¿quieres casarte conmigo? aunque sea falsamente -digo cabizbaja.

 

Se acerca a mí, y levanta mi barbilla.

 

—Te amo Sophia, y nunca dejaré de hacerlo, pase lo que pase.

 

—Yo también Alex.

 

Nos besamos apasionadamente, pero en ese instante en que sentimos que en este mundo solo estamos nosotros dos, golpean la puerta de la calle fuerte, como si lo hicieran con un palo o un bastón..

 

Alex no quiere atender, pero yo me alejo.

 

—Soy Ahmet ¡Vamos! ¡Abran! Todo está listo.

 

Alex se termina de colocar un traje que le dio Ahmet  y yo llevo puesto el que me entregó la señora Elvan.

 

El traje de Alex, es gris, antiguo, y le queda bastante grande. Me causa gracia, porque también lleva un sombrero. Prácticamente lo obligó a que lo llevara.Así vestido, parece un gánster, nada puede quedarle mal a este hombre, la naturaleza ha sido muy generosa con él.

 

Mi vestido blanco es acampanado, bordado con flores, una enagua debajo, con un cinto rojo en la cintura. Llevo el cabello suelto y una mantilla bordada, encima de mi cabeza. Es muy bonita, Elvan ha sido tan generosa y amable ¿cómo negarme?

 

Nos tomamos de la mano y caminamos los pocos metros que separan nuestra puerta de la de ellos.

 

La cara de felicidad de Elvan viéndonos llegar, es indescriptible.



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En el texto hay: romance, matrimonio por contrato, policía.

Editado: 20.07.2024

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