Hasta que el contrato nos separe

Capítulo 7 : "Un largo camino a casa"

 

La señora nos deja cerca de un pueblo, nos bajamos agradeciéndole y le entrega una tarjeta a Alex, él asiente.

—Tengo una marca de ropa masculina, me encantaría que modelaras para mi marca, sería una buena paga.

Pienso que él es mucho más rico que ella.

—Gracias —le dice tomando la tarjeta—lo pensaré.

Nos despedimos y caminamos abrazados por otra carretera, ya ha amanecido.

Alex toma flores del suelo, y las coloca en mi oreja, yo también lo hago y se las coloco en el bolsillo de su camisa, con la flor asomando.

 Seguimos embriagados de amor, y nada puede quitarnos esta felicidad.

—Sabes ¿dónde estamos?

—No, pero tengo el móvil, buscaré.

Alex enciende el móvil y busca nuestra ubicación.

—Estamos bastante cerca, en coche quizás, dos, o tres horas.

Mis tripas están sonando.

Casi no puedo pensar, no he comido nada en todo el día, y estoy hambrienta.

Un granjero detiene su camioneta cuando nos ve, lleva gente cargada detrás.

—Buenos días ¿A dónde van?

—A Golyazi—contesta Alex.

—Puedo acercarlos pero está bastante lejos de aquí, cobro 20 por cada uno.

Alex saca el dinero y nos subimos en la parte de carga repleta de gente varias de esas personas nos ayudan a subir y muy amablemente nos ceden lugar, para sentarnos.

Hay ancianas, mujeres jóvenes, hombres, niños, jaulas con gallinas, todos bien amontonados.

—¿Son esposos?—me pregunta una mujer que nos sonríe

—Nos casamos ayer—le digo.

—¿Ustedes también son ilegales? ¿inmigrantes ilegales?

Con Alex nos miramos, es mejor decirle que sí, que decirles que nos busca la Interpol.

—Así es…

—Deberían venir con nosotros entonces…

—¿Ustedes van todos a algún lugar?

—A la casa del Señor Steven.

—¿Señor Steven?

Un hombre joven con sombrero interviene en la conversación

—Es un magnate extranjero, viaja continuamente y precisa trabajadores extranjeros ilegales.

Alex siente que vibra su móvil.

Lo saca del bolsillo, me muestra el mensaje después de leerlo.

<Están buscándolos hasta debajo de las piedras, ocúltense lo más que puedan hasta que la espuma baje>

Suspiro.

Alex guarda el móvil y se coloca en mi oreja:

—Iremos al pueblo, allí no hay policía, ni cámaras, estaremos a salvo.

—Sí quiero darme un baño caliente y comer algo, tengo hambre.

Sujeta fuerte mi mano, y la besa.

—Lo sé.

El joven que tiene un sombrero de granjero, y ropa de trabajo:

—¿A dónde van?

—A Golyazi.

—Tengan cuidado, está lleno de móviles en las rutas, les recomiendo que el resto del viaje lo hagan dentro de la carga.

Si nos encuentran estamos acabados, pienso.

Le entrega un papel a Alex.

—¿Qué es?

—Es la ubicación del galpón donde salen los camiones,  muchas veces nos trasladamos escondidos allí dentro. Deberán pagarles.

Alex guarda el papel.

—Muchas gracias.

El conductor se detiene a un lado de la carretera.

—¡Los que iban a Golyazi! ¡Bajen aquí! es lo más cerca que puedo dejarlos.

La señora mayor me estrecha la mano

—Cuídense.

—Usted también.

Caminamos abrazados por la carretera y Alex busca el lugar.

—Estamos cerca.

—Alex, estoy muy cansada, y tengo sueño.

—Sophía resiste un poco más.

Llegamos al galpón.

Está repleto de camiones, Alex, se acerca a un puestero que vende comida para los camioneros y compra unos sandwichs.

Yo estoy sentada en el suelo, mis piernas no pueden caminar más, y estoy deshidratada y hambrienta. Alex me trae una botella de agua y comida,

—Hable con un camionero, nos llevará, pero debemos entrar ahora.

Mientras mastico —¿Qué lleva de carga?

—No le pregunté, lo que sea que lleve, no tenemos muchas alternativas, lo bueno es que nos dejará cerca del puente, estaremos muy cerca de nuestra casa

Él también mastica.

Me he devorado ese sandwich tan rápido, que casi me atraganto, Alex, también.

Un hombre moreno, nos hace señas, para que vayamos.

El camión con acoplado es bastante grande, abre la compuerta de atrás, y nos hace señas para que entremos.

Alex me toma la mano y me lleva dentro.Esá todo escuro, solo puedo sentir cuando caminamos que está repleto de cajas.

Nos sentamos en el fondo.

Alex enciende la linterna, son cajas pequeñas.

Nos miramos, Alex piensa lo mismo que yo ¿qué llevarán?

Abre una caja, y se queda mirando su interior, saca unas pulseras y unos anillos…

Los observa…

—Vaya, que lindas joyas…

—Son nuestras joyas, son de mi empresa…las cajas llevan nuestra marca ¿qué hacen aquí? Turquía no está entre los países que nos compran.

—¿Estás seguro que son las tuyas? Quizás sea una imitación.

_El envoltorio lleva nuestra marca, y la llevan grabada dentro.

—Entonces…

—Entonces alguien está robando nuestra mercadería.

—¿Nicole?

—No lo sé, pero pienso averiguarlo cuando regrese.

El camión arranca y nos tomamos de la mano.

Hacemos una hora de viaje y de pronto se detiene.

—Sophia, puede ser una requisa de la policía.—Enciende la linterna del móvil, debemos ocultarnos.

Recuéstate.

Lo hago y me cubre de cajas completamente, son livianas, no me molesta, luego él hace lo mismo, escucho que se echa a mi lado.

Pedo escuchar que abren la puerta de la carga y una linterna recorre todo el interior.

Se oye una voz

—¿Qué tienen?

—Es mercadería de otros camiones Kadir…ya sabes …

—¿Son del señor Dogan?

—Sí y debo llevarla a embarcar..

—Está bien, puedes seguir.

Cierran la puerta.

Quito la cajas de encima y lo busco.




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