Hasta Que Lo Efímero Se Acabe

Capítulo nueve/ Una noche NO tranquila.

Teo.

Todo en ella indica que está un paso de estar ebria, si no es que ya lo está. No puedo asegurar nada porque, aunque no tuviera alcohol encima, no me sorprendería que tuviera esta desvergonzada actitud.

Con cuidado trato de desenvolver sus brazos que están alrededor de mi cuello. Su cercanía me pone incomodo, más que sonría así.

—¿Qué haces aquí? — pregunto cuando sus brazos están a ambos lados de su cuerpo, sin embargo, me obligo a retroceder porque su cercanía sigue ahí.

—¿Quién es? — me había olvidado de Josephine. Summer me rodea y se acerca ella tomando su mano y la agita varias veces en modo de saludo.

—Un placer, soy Summer. Sí, como verano en inglés. A mi madre le encantaba el verano y a mi igual, solo que no le pareció correcto llamarme Verano, me hubieran hecho bullying — reprimo una sonrisa, su voz me responde que sí está ebria y que mañana le espera un hermoso día lleno de resaca —. Eres increíblemente alta.

—¿Gracias? — responde quitando su mano con un poco de desagrado.

—De nada. No me he perdido en la manera que ustedes dos se invitaban a tener sexo — me atraganto con mi saliva y comienzo a toser. No puede ser que haya dicho eso. La menara en la Josephine la mira me indica que sí —. No se preocupen — prosigue ella dando palmaditas en mi espalda, arqueo una ceja en su dirección —, mantendré su secreto, no saldrá de aquí.

—Ya, enserio ¿quién es esta? — el tono de Josephine me molesta un poco, por eso respondo sin siquiera analizar mi respuesta.

—Es mi amiga.

—No recuerdo que me la hayas presentado.

—Bueno, ahora se están conociendo. Summer ella es Josephine y Josefina ella es Summer, mi amiga.

—¿Summer?

Los tres volteamos a la vez. James está al lado de Summer con un brazo alrededor de su cintura, frunzo el ceño mirando en esa dirección. No entiendo cómo Summer puede conocer James o de dónde. Y no dudo en que Clara no debe saber nada de esto.

—Ah, Hola. — ella le sonríe —. Te presento a mis nuevos amigos. Teo y Josephine.

—Sí, ya los conozco — nos mira de reojo —. Quiero enseñarte un lugar. Se las robo unos segundos, chicos.

Ellos se van dejándonos solos otra vez. Summer se notaba confundida, ¿se conocen hace poco o solo es cuestión de una noche...?

Sacudo mi cabeza, no es asunto mío. Ella ya es mayor de edad, muy consciente de lo que hace.

Solo que no está consciente del todo, está borracha.

—¿La conoces hace mucho?

—No. — ¿si se fue con él, sabrá algo sobre Clara?

—Otra que cayó en las manos de James.

—No lo creo.

—Pues se acaba de ir con él — ambos desaparecen para ir al balcón.

—Supongo.

—Qué tal si lo que planeamos lo hacemos esta noche — siento sus manos en mi pecho obligándome a mirarla —. Fueron muchos días sin verte, Teo.

La repuesta debería ser un simple "sí", nada es complicado con Josephine, cero ataduras ni reproches luego de habernos acostado. Pero nada sale de mi boca.

No hay impedimentos para ir con ella. No debería haber impedimentos para divertirme.

—Yo... esta noche no puedo. Nos vemos, Josephine — beso su mejilla antes de alejarme.

Camino casi en pasos lentos, no tengo por qué hacer esto. No debería preocuparme Clara, tampoco James y muchos menos Summer. Pero si sigue el juego de James, la que saldrá más perjudicada será ella.

Cruzo el umbral y busco con la mirada hasta encontrarlos. Ella con su espada apoyada en las barandillas y él con sus brazos a ambos lados de su cuerpo, arrinconándola.

Cada vez él se va inclinando más Summer solo cierra sus ojos con fuerza. Nunca sabré qué es lo que me molestó y tampoco sé por qué lo hago, tal vez sea solo porque una parte de mi siente lastima por Clara, aunque no debería.

Me acerco a ellos e interrumpo antes de que James llegue a besarla.

—Summer, es hora de irnos.

Ambos giran para verme. Con grandes pasos me acerco a ella y tomo su mano alejándola de él. James ríe falsamente antes de hablar.

—Siempre queriendo lo que tengo — me tenso ante lo que dijo.

—Yo no soy el que le quita al otro lo que tiene. Eres tú.

Comienzo a caminar sin mirar hacia atrás. Jamás voy a comprender lo que hizo, no lo comprendo porque yo no lo haría. O al menos hubiera sido sincero.

—¿A dónde vamos? — la pregunta de Summer me descoloca, porque en realidad tampoco sé la respuesta.

—¿Viniste sola?

—No, con mis amigos. Deben estar besuqueándose por ahí.

—¿Traes tu celular para llamarlos? — ella asiente en modo de respuesta, aún sigue con esa sonrisa tonta que indica que está borracha —. Llama a unos de tus amigos para que vengan a buscarte.

Ella revisa en su bolso hasta dar con su celular. Veo la manera en la que frunce el ceño al concentrarse y buscar entre sus contactos, cuando parece que da con uno lleva su celular hasta su oreja.

Toco los bolsillos de mi pantalón sacando mi celular porque lo siento vibrar en él. Quiero golpear mi cabeza contra la pared cuando veo quién me está llamando.

—¿En serio me estas llamando a mí? — pregunto incrédulo.

—Dijiste que llamara a unos de mis amigos y hace un rato tú dijiste que era tu amiga.

—Necesito paciencia — respiro hondo antes de perder el control —. Llama a otro de tus amigos, con los que viniste.

Ella se acerca hasta la barandilla para asomarse al piso de abajo donde todos están bailando.

—¡LUZ! — ella literalmente acaba de gritar.

—¡¿Qué haces?! — tomo su cintura para alejarla de allí.

—Llamar a una amiga.

—Pero con tu celular.

—Ah, sí. Se murió — pone su celular en mi cara y me muestra que quedó apagado. Sin batería, genial.

¿Una noche tranquila? Sí, claro.

Pienso en las alternativas que tengo. Dejarla tirada, por ejemplo. Antes de que me quite toda la poca paciencia que me queda.

Le diría que me ayude a pensar, pero su cerebro está más perdido de lo normal. Lo único que me queda es pedirles ayuda a los chicos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.