15. Nota 2

Dedicado a Erika Ferreira

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Hoy le he pedido a Noah que me enseñe una foto tuya. He perdido la cuenta de la cantidad de veces que he leído los cuadernos con la estúpida esperanza de recordar algo y he sentido la necesidad de ponerle rostro a tu nombre.

A falta de una, me ha mostrado un montón. Desde que eras una niña rellenita que iba por el mundo con una sonrisa gigante en el rostro y dos trenzas largas y la mayor parte del tiempo despeinadas, hasta esas en las que ya te habías convertido en toda una mujer. Eres hermosa, April London, ¿o debería seguir llamándote pulgarcita? Cambiaste mucho desde que nos conocimos, pero jamás pegaste el estirón.

Le pedí a mi hermano una vez más que me hablara de ti y pude comprobar algo a lo que he hecho referencia varias veces en mis cuadernos. Noah te amaba...

La forma en que habla de ti es enternecedora. Sus ojos se iluminan y sonríe con facilidad, algo que sé de sobra que no es un rasgo muy característico en él. Noah te tiene en un pedestal y sus sentimientos no han mermado ni un poco. Él te ama y eso me hace sentir fatal. No por sus sentimientos, no me malinterpretes, sino porque tengo la convicción de que, de no haber sido por mí, él habría robado tu corazón. Noah retrocedió al saber mis sentimientos por ti y eso dice mucho de él, de la gran persona y hermano que es. Honestamente, yo no sé si hubiera sido capaz de dar un paso atrás de haber estado en su lugar.

No sé qué sucederá cuando yo no esté. Le he preguntado si piensa regresar a Andarsa y ha sido categórico al decir que no. Tengo la esperanza de que, con el tiempo, cuando su corazón no duela tanto por mi partida, lo haga y tenga contigo la oportunidad que yo le arrebaté. Obvio, no sé si tú podrías amarlo, pero me gustaría que sí. Quiero que mi hermano sea feliz, pulgarcita. Nadie lo merece más que él.