Movía sus manos nerviosamente sobre su regazo, doblando y desdoblando su pañuelo una y otra vez y entre tanto recibiendo reprimendas por parte de su madre, pero como no estar nerviosa si estaban de camino a Londres, ya que después de que el Barón Collingwood rompiera su compromiso, fue la burla del pequeño pueblo, y sus padres al ver que ya no habría posibilidades de que volvieran a pedir su mano decidieron para una temporada en Londres y anqué Elizabeth no quería casarse, podía ver en sus padres la ilusión de que encontrara un buen caballero , así que decidió guardar silencio y complacer a sus padres aunque estaba casi segura que volvería a su casa con las manos vacías.
Después del largo viaje en ese momento estaba sentada junto a su madre un poco aburrida pues ya se quería ir a casa, había bailado con 2 caballeros que solo por cortesía la habían invitado, pero de eso ya 1 hora había pasado, disimuladamente miro como los caballeros sacaban a bailar a las demás jóvenes pero prontamente se arrepintió pues su deseo era no casarse, o bueno eso era lo que su todavía herido corazón seguía diciendo, pasando los minutos decidió ir un al tocador ya que el corsé la estaba sofocando.
Al momento de levantarse y alzar la mirada la respiración se le dificulto, pues a unos cuantos metros acababa de llegar el Barón Collingwood que estaba con su negro cabello bien peinado, mas fornido que la última vez que lo vio, pero lo que más le inquietaba era que se acercaba a donde ella estaba logrando que sus manos temblaran cuando el barón estuvo enfrente con esa sonrisa que antes la tenía embobada pero que ahora solo le molestaba.
-Señorita Jones- dijo el Barón mientras besaba el dorso de su mano
-Barón Collingwood – respondió de la forma más seca que pudo, sorprendiéndola y sorprendiéndolo a él, pero lo que no esperaba era una sonrisa de respuesta, que la logro enfadarla más
-Que descortesía de mi parte, le presento al Marqués de Mondéjar- en el mismo momento que pronuncio esas palabras, poso su mirada en el Marqués el cual no había visto antes, pero al hacerlo sintió su corazón brincar y su cara arder pues al momento en que poso su vista en esa mirada verde supo que le traería problemas
-Señorita Jones es un enorme placer- el hombre beso el dorso de su mano y aunque esta estaba enguantada pudo sentir el caliente aliento del Lord, pues este tardo más de lo debido ocasionando que bajara su mano con rapidez ya que podría jurar que el Marqués escuchaba sus acelerados latidos.
Por el contrario el Marques en lugar de enfadarse supo que había conocido a su futura Marquesa que en ese momento lo veía como un venadito asustado con esos grandes ojos cafés que se robaron su aliento, y viéndola hacer una reverencia rápida y alejarse a paso veloz, él se prometió que cueste lo que cueste ella seria suya.
holaaaaa....espero poder actualizar una vez por semana
gracias por leerme