Hasta que se caigan las estrellas.

CAPÍTULO III

Niko

Subí hasta aquí porque, en cierto modo, este lugar se ha convertido en mi escape. Aunque últimamente me siento más perdido que en un laberinto. Realmente no debería ni si quiera haberme planteado la idea de traer a Gema aquí arriba, lo nuestro solo era un rollo de vez en cuando, nada que mereciera que le enseñara este lugar, pero no sé en que estaba pensando.

"Bueno seguramente estuviera pensando con la polla, no vamos a mentirnos."

Pero este lugar, cada vez que siento el peso de mi vida me aplasta, me encuentro aquí, en el sitio favorito de Leah, en nuestro rincón elevado, lejos de todo. La ciudad siempre parece menos caótica desde las alturas, y aunque nunca logro escapar por completo de lo que me atormenta, estar aquí me da algo de alivio. Al menos por un rato.

Aunque lo que menos esperaba era encontrarme a una chica que casi ni me llegaba al pecho, aquí arriba, en mi sitio, en mi lugar, en lo poco que me quedaba para recordar a Leah. Aún no sé por qué razón, no le había dicho que se fuera aún. Le podría decir que era el dueño, y que por eso la entrada a este lugar estaba prohibida, pero no sé por que ni siquiera intente echarla.

-¿Por eso le dices a la gente que está prohibido subir aquí? ¿Para tener este lugar solo para ti? -la escuche decir, rompiendo el curso de mis pensamientos.

La mire a los ojos, no podía distinguirlos muy bien bajo la oscuridad, pero creo que eran de un verde bosque, de esos en los que te gustaría perderte y respirar. Le dedique una sonrisa sincera, me gustaría ver que cara pondría si le dijera que era por qué este sitio era mío, pero creo que ella ni si quiera sabía quien era yo, lo que hacía que me quitara un peso de encima. Ser el capitán más joven de los National Storm, ocasionaba que muchos se acercaron por puro interés.

-Sí, algo así, no me gusta que gente desconocida entre en mis lugares favoritos. – le digo, sabiendo que le voy a crear una confusión, que a mi personalmente me hace gracia verle en esa carita tan delicada.

-No sabía que ahora el suelo que estoy pisando tuviese dueño-. Su tono es mas suave que antes, y veo como su cuerpo se relaja, como si hubiera estado preparada para una batalla, esto me desconcierta, pero lo paso por alto.

- Tienes nombre pequeña pixie -digo después de un rato, como si acabara de recordar que las presentaciones son algo importante.

-Importa acaso, no nos volveremos a ver, así que es irrelevante, mañana ni tu te acordaras de mí, ni yo de ti -responde, girándose para mirarme finalmente. Y juro que esos ojos, no se me iban a olvidar nunca. ¿De donde había salido esta chica?

Asiento, como si no me estuviese muriendo por saber su nombre, o por comerle la boca en ese mismo instante.

"Joder no era momento para eso ahora. Parece que mi polla no sabe cuando estarse quieta. Y yo no quería estropear este momento tanto raro pero cómodo que se había creado."

Nos volvemos hacia la ciudad de nuevo, ninguno de las dos habla, y el silencio vuelve a caer sobre nosotros durante no se cuanto tiempo, pero está bien. A veces, el silencio dice más que cualquier palabra.

Sigo observando las luces de la ciudad a la distancia, son como destellos de estrellas al alcance de tu mano. La miro de reojo, y siento que necesito saber más de ella, por que una chica como ella se esconde en un sitio así. Tal vez esta noche no fuese tan aburrida después de todo. Y aunque mañana ambos olvidaríamos esta noche, aquí arriba, bajo el cielo abierto todo parecía un poco más manejable.

Considero que es momento de romper el silencio, y esta vez lo hago yo. -Bueno pixie, te apetece ir conmigo a desahogarnos y escapar de una forma... más divertida-. Digo con una sonrisa tal vez demasiado pervertida en los labios. -¿Te apetece?, total ya me has estropeado el polvo de ante.- aunque por su apariencia, supongo que no es de ese tipo de chicas, pero ojala tenerla en mi cama ahora mismo.

"Deja de pensar estupideces Niko. No la conoces de nada"

Veo como su cuerpo se pone en guardia, algo que me descoloca. -Bueno...verás yo...no me van esas cosas, prefiero quedarme aquí. -su voz sale casi en un susurro, pero puedo apreciar como le tiembla al hablar,

-Esas cosas eeh -digo sonriéndole para calmar el ambiente un poco. -Eso a lo que llamamos...mmm deja que piense. - arqueo una ceja mientras hago que estoy haciendo un esfuerzo en pensar. -Ya sé, sexo, follar, un polvo, tener relaciones... esas cosas pequeñas pixie son muy pero que muy satisfactorias y liberadoras, ¿lo sabías?

Me acerco un poco más a ella, veo como sus mejillas se sonrojan por la claridad de mis palabras, pero al mismo tiempo que avanzo, la veo retroceder, y empiezo a pensar que a esta chica le han hecho daño de alguna manera.

-Por qué me llamas Pixie -dice intentando desviar la conversación, lo cual le permito, ya que no quiero asustarla o que piense que le voy a hacer daño.

-Bueno, no me quieres decir tu nombre, y me gusta pixie. Te pega. - digo sin darle muchas más explicaciones de lo que significa.

-¿Significa algo?

-Tal vez, pero no importa, como dices, mañana ninguno de los dos se acordará de esta noche.

"Yo no estaba tan seguro de eso."

-Está bien.

-Bueno tengo que irme, puedes quedarte todo lo que quieras, pero recuerda cerrar la puerta cuando salgas, no vaya a hacer que se me cuelen más intrusos por aquí. - le digo con una sonrisa amable, mientras me dirijo a la puerta, llego tan rápido, que no le doy ni siquiera tiempo de contestar.

Que tendrá esta chica...



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En el texto hay: universidad, acoso, drama

Editado: 31.10.2024

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