Hata Que Te Encontre [editando]

Recordar duele

Era el último día de clases, los pasillos del instituto ya se encontraban con pocos alumnos, Camila y nos diríamos con el maestro de Historia para la revisión del examen.

-Estamos a nada de poder decir que somos de último semestre-

-Que felicidad-le seguí el juego.

Detestaba ser de las últimas en la lista de los profesores porque siempre tenía que esperar y esperar hasta que me tocara, y eso me hacía salir más tarde, que no te negaré que también tiene sus cosas buenas; como si no hiciste la traté la puedes hacer rápido porque tardarás en pasar, pero en estos momentos no.

Cuando salí Camila me esperaba afuera con una enorme sonrisa.

-Y bueno ¿Cómo te fue?- Cambié mi expresión aúna más seria y ella lo noto- No importa yo te acompañaré, a las clases extras para que pases-

Después saqué mi examen y se lo mostré-Si pase tonta-reí- solo quería bromear un poco.

-Me has asustado, ya me venía a mí viniendo en vacaciones a la escuela.

Reímos y salimos hacia la plaza en busca de un vestido para el baile.

Después de que Camila se me diera más vestidos y entras a más de cinco  tiendas diferentes por fin encontró uno.

-Bueno listo vámonos o no nos dará tiempo de arreglarnos-

-si no te hubieras medido todos los vestidos de cada tienda, tendríamos el tiempo suficiente- le reproche.

Ella solo comenzó a reír, salimos en dirección de su casa, el trayecto fue más corto de lo que pensé que tardaríamos.

Subimos a su habitación y comenzó a arreglarse mientras yo entraba en la ducha la.-listo ahora sigues tú-se puso  un poco más de fijador en el cabello.

Comenzó a enchinar  mi cabello para darle un poco de volumen, deuda continuó con el maquillaje, me aseguré que mi cara siguiera bien arreada. Cuando termino entre al baño y ella me pasó mi vestido, que apenas vería por qué ella lo escogió por mí.

Cuando me lo puse es perfecto encaja perfectamente en mí, quisiera tener la capacidad de ella en poder atinar a la talla de las personas.

Me miré en el espejo, el color rojo hacía que mi piel se notara más blanca, el corte en corazón realzaba mi pecho haciéndolo ver un poco más grande, no estaba ni muy largo ni muy corto estaba perfecto.

Cuando salí del baño ella no podía dejar de verme-¿Que?-hablé con duda-¿Tan mal me veo?-

-No te ves para nada mal, pero bueno apúrate que tu galán está afuera.

Tome mi bolso y baje las escaleras, Aron se encontraba en el marco de la puerta, definitivo los trajes era lo de él.

Marca cada parte  de su cuerpo, el color negro lo hace ver más pálido, y su cabello cayendo por un lado de su cara, él es la clara mezcla de elegante y sexy.

-Hola- saludé

-Estás muy linda-Me sonrojé- ¿Ya estás lista?
Respondí con un movimiento de cabeza y salimos hacia su casa. Pero antes de salir me despedí de Camila y le dije que nos veríamos en el baile.

El trayecto  fue corto, cuando paro en su casa comencé a sentir nervios, aunque ya conocía a la Sra. Rosa aún tenía nervios porque nunca he interactuado con su padrastro.

Cuando entramos la Sra. rosa me saludó, -Mírate estás muy linda, ¿Como has estado?-me dio un abrazo.

-Gracias usted también está muy linda, y me encuentro bien gracias por preocuparse-

-Bueno pues pasemos al comedor para que no se les haga tarde para el baile.

Aunque no era la primera vez que venía me sentía extraña, un extraño sentimiento recorrió mi cuerpo. Gentilmente ayudé a las Sras. Rosa a pasar los platillos, el padrastro de Aron aún no aparecía.

Cuando ya nos encontrábamos todos sentados en la mesa, Aron tomó mi mano en lo que su padre llegaba.

-Perdonen la demora- hablo él, el uno de los hombres que me destruyó, me tensé al escuchar su vos.

-Llegas justo a tiempo Amor- la Sra. Rosa se levantó para que nos acompañara, pero antes lo saludó dejando un beso en sus labios.

-Mamá-se incomodó Aron.

-Disculpen- sonrió

Aron se levantó, me tomó de la mano haciendo levantarme.-Papa ella es..-No lo dejo terminar de hablar-

-Mili- dijo él.

-¿Se conocen?- le preguntó la Sra. Rosa a su esposo confundida.

Yo aún no tenía el valor de alzar la vista para mirarlo, me aferré más ala mano de Aron.

-Si su papá y yo somos muy buenos amigos -explico-Cuanto tiempo, has crecido demasiado- alardeó.

-Bueno creo no es necesario, presentarlos si ya se conocen-complemento Aron.

Todos me miraron, cuando no obtuvieron respuesta alguna, así que rápido actúe.- Hola
Javier-mi voz era casi un susurro- Mucho tiempo sin vernos-alce mi vista.

Nos miramos fija mente y la burla en su mirada era notoria para mí, sentí un nudo en mi garganta, imágenes comenzaron a pasar, el miedo que esa noche recorría mi cuerpo volví a sentirlo.

Estiró su mano para saludarme, y me obligué a hacerlo, cuando sentí su mano, más imágenes atacaron mi mente, volví a sentir cada parte que ellas recorrieron en mí, Dios como duele.

Rápido aparte mi mano y me escondí en Aron.-
Bueno ahora que ya está todo claro cenemos- tomamos asiento.

La Sra. comenzó a servir la cena, pero en esos momentos lo último que me apetece es comer, quiero salir corriendo, pero no le puedo a ser estos a Aron ni a su mamá.

Toda la seña me la pasé callada, sin ánimos con la vista baja,- Y bien ¿cuanto tiempo llevan juntos?-Pregunto Javier.

-Llevamos meses saliendo-

-Me alegro por ustedes, Y bien Mili ¿cómo has estado?

No pude más, el dolor y enojo me gano se apoderó de mí al ver como él seguía su vida como si nada, sin tener el más mínimo de remordimiento por lo que hizo.

-¿Cómo he estado?-repetí agríame, y reí en sarcasmo Aron y Sr. Rosa, me miraron.

-Mili..-hablo Javier en advertencia, por un momento quería callarme y pedirle disculpas, pero no como una vez papá  dijo enfréntate a tus temores, sé que no era el momento, pero entonces cuando sería, mientras él vive su vida normal, yo trato de seguir en pie y no caer.




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