Zayn se sintió como si le estuvieran partiendo la espalda.
Se estiró lo que más pudo, hundiendo su columna lumbar en el canto de la cómoda para intentar conseguir la mayor distancia posible.
Moriría ahí mismo, lo podía predecir. Su lucha era horrible porque Liam lo tenía acorralado mientras lo escudriñaba con la mirada como si quisiera descubrirle todos sus secretos, y realmente era incómodo, porque no lo conocía y quería por todos lados gritarle que uno no iba por la vida acorralando gente, quitándoles el espacio personal y observándolos como si estuviera juzgándolos en el acto.
- Disculpa, pero...
- Mira, te lo diré de nuevo. - Liam interrumpió y de inmediato sintió el aire tibio chocar en sus labios, el olor a menta fresca impregnó su nariz. - No tengo suficiente paciencia como para aguantarte a ti, un desconocido. Así que o te vas de mi habitación mientras lo pido amablemente, o te saco a patadas, tú decides.
No podía decir nada, estaba más preocupado pensando hasta dónde llegaría si decidía empujarlo y correr lo más lejos posible de él.
- Yo... yo... uhm, esta es mi habitación, Liam, ya te dije.
Liam giró los ojos. - Layn.
Zayn escuchó el nombre, enarcó sus cejas y sonrió en el acto. - Es Zayn, Liam, Zayn.
El mayor volvió a poner los ojos en blanco. - Bueno, Zayn. Quiero abrir el cajón, así que por favor, quítate.
Obviamente no se quitó, ni mucho menos lo hizo cuando Liam ejerció fuerza hasta abrirlo un poquito.
La imagen de sus boxers con dibujos animados de Disney que Louis le había regalado para el día del niño -sólo porque estaban en oferta- era lo que podía esperar si decidía apartarse de ese cajón. Así que más por la vergüenza, decidió permanecer y ejercer toda la fuerza posible para que Liam no lo abriera, porque su ropa interior era sagrada, nadie la podía ver.
- Liaaaam, de verdad no quiero que veas mi ropa, ni siquiera nos conocemos. - Suplicó, intentando sonar tierno y tratando por todos los medios que Liam se pusiera en su lugar y dejara la habitación, o que por lo menos quitara las manos de la cómoda y lo dejara de ver así. Y sobre todo, que dejara de observar sus labios, porque... ¿qué pasaba con sus labios? Sentía que se volvería loco cada vez que el castaño cambiaba la vista hacia sus labios.
- Realmente no tengo tiempo para esto.
- ¡Pero a ti no te gustaría que alguien quisiera ver tu ropa interior!
Liam lo observó con el ceño fruncido y luego se separó, tomando distancia y cruzándose de brazos. Zayn por fin se destensó, sintiendo el espacio personal de vuelta.
- He estado viviendo aquí por casi dos meses y estoy seguro de que ese cajón no tiene ropa interior tuya o de quien sea, Layn, Ziam, Zayn o como te llames.
Zayn ignoró los nombres y de inmediato frunció su ceño, igualándose al contrario. - Entonces... ¿dónde está mi ropa?
- Wow, ¿ya se conocieron? - Una tercera voz apareció, y ambos giraron al mismo tiempo. Zayn frunció aún más el ceño al notar a Louis recargado contra el marco mientras sonreía y apretaba las correas de su mochila. De inmediato se preguntó cómo había hecho para demorar apenas minutos en hacer su cosa con los papeles.
- Ahora que estás aquí... - Liam se deslizó hacia adelante y lo apuntó con el dedo. - ¿Le puedes decir que salga de mi habitación?
Zayn quería volver a decirle que era suya y no de él, pero sintió que no sacaría nada porque, aunque sólo hubieran pasado minutos desde que había conocido a Liam, no se le hacía muy difícil darse cuenta de que era un terco.
Así que se limitó a guardar silencio y observar a Louis, quien observaba el suelo y se rascaba la nuca, totalmente nervioso, lo cual era una clara señal de que algo malo estaba pasando.
- Bueno, uhnm, lo que pasa es que... ay, ¿cómo lo digo?
Liam resopló. - Louis, no estoy de humor, realmente hoy no. Quiero descansar y ustedes dos reunidos aquí no ayudan en nada. Este niño... - Zayn notó su pulgar apuntando a su dirección nuevamente. - Ha estado molestando desde que llegué y realmente deberías agradecer que fui amable con él.
¿Amable dijo? Zayn largó una risa que murió cuando Liam le dio una mirada de esas que parecían cortar el aire. Y es que eso era una total mentira, Liam nunca había sido amable. Desde que lo había visto ahí de pie en la puerta se comportó como un total cretino. Mientras que él había sido todo sonrisas y amabilidad, ese chico no merecía ni ser llamado con respeto, y más cuando ocupaba su habitación como si fuera la suya.
Rápidamente se deslizó hacia adelante hasta quedar frente a Louis. - Le he dicho que es mi habitación, pero él sigue diciendo lo contrario. - Chilló molesto, inflando sus mejillas y haciéndole esa carita que sabía que funcionaba con el ojiazul. - Incluso quiso abrir el cajón de mi ropa interior. ¡Dile, Lou, dile que este dormitorio es mío!
Louis se le quedó mirando, haciendo un mohín con sus labios y Zayn sabía que esa cara de perrito abandonado que le ponía no era por nada bueno. Conocía tanto esa cara que automáticamente comenzó a negar con la cabeza, casi esperándose las palabras siguientes.
- Lo siento, Zayn... en realidad...
- No... - Susurró.
- En realidad, esta habitación será para los dos por un tiempo. El cuarto de invitados lo estoy remodelando, está hecho un desastre y...
- Ni de joda aceptaré eso... - Liam soltó con la voz molesta, comenzando a graznar todas las razones del por qué ellos no deberían compartir habitación.
Y a pesar de que Zayn no las estaba escuchando atentamente, su subconsciente parecía estar de acuerdo con casa una de ellas cuando, de manera automática, asentía con la cabeza sin estar de acuerdo en nada particular, porque era casi imposible el hecho de que tuviera que compartir habitación con un desconocido, sobre todo con uno que era un total idiota. Así que le era más fácil perderse con la mirada en algún punto en el suelo mientras sus neuronas intentaban hacer sinapsis para emitir algún tipo de reacción.