Hearts Alight: A qué te hago caer

Capítulo 14.

Cuando quiero aprender a sonreír, pienso en ella.

▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎☆▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎

Narra: Lee Taein. 

Me daba gracia. 

Era terca. 

No le gustaba que le dijeran sus verdades a la cara. 

Siempre quería ganar a pesar de ser un desastre andante en muchas cosas.

Esa era Jeudy. 

Intentó imitar mi movimiento, lanzando la pelota más lejos de planeado. Cuando miré, estaba hincada en el lodazal. Quize reírme pero mejor contuve la risa.

—¿Qué haces? —Me acerqué a ella—. Jeudy, es solo un juego, olvídalo.

—¡Para mí no es solo un maldito juego!

Y, lo vi. 

Un destello en sus mejillas se hizo notorio mientras algo bajaba lentamente sobre su mejilla. Una lágrima.

—Déjame ayudarte —Extendí mi mano, pero se negó.

Por algún motivo, ya no me causaba gracia.

Intenta levantarse, pero no lo logra.

—Como dije, eres una terca. 

—Que te valga.

—Jeudy, deja de ser tan cabezahueca. Ven, déjame ayudarte.

Extiendo mi mano una vez más, con la idea de que rechazará mi ayuda de nuevo. Piensa unos segundos y, al parecer, se da cuenta de que no tiene de otra porque termina aceptandola. Lo que no recordaba, era que Jeudy no era tan vulnerable como parecía y tenía la fuerza necesaria para llevarme consigo.

Así pasó. 

No sé como nuestros labios llegaron a unirse. No tenía idea. Pero Jeudy parecía muy enojada. Entendí la razón cuando gritó, echando humo por las orejas: 

—¡Devuélveme mi primer beso!

¿Primer beso? 

Y, me reí. 

Me reí como hacía tiempo no lo hacía. 

Es que, esta chica era una cosa excéntrica.

—Como eres de rara —expresé. Abrió la boca, al parecer sorprendida por mí respuesta. Pero su cara se tornó roja cuando dije: —¿En serio quieres que te lo devuelva? 

Abrió los ojos, sin saber que decir. Se levantó de repente, y empezó a mover su cuerpo de un lado a otro y una vez reconoció el bosque, se disparó a correr. 

Los gemelos se quedaron mirando a la chica corriendo y luego me miraron a mi con las cejas alzadas.

—¿Qué le pasa a Jeudy? —inquirió el chico, al parecer un poco molesto. No era novedad que tenía sentimientos por Jeudy. Él mismo era demasiado obvio—. ¿Qué mierda le hiciste? 

Empezó a acercarse a mí con pasos apresurados pero su hermana lo detuvo, poniendo una mano en su pecho.

Aproveché el momento para salir de allí. Una pelea con Markel era lo último que necesitaba. No me gusta la violencia, siempre estaba como última opción en mi lista. Soy fiel partidario de que las cosas se hablan, como personas. 

Llegué a mi cabaña y, antes de entrar, mi mirada se dirigió a la de la de ojos verdes. Y sonreí. 

No sé porqué cada vez que se me venía su imagen a la mente, una sonrisa se asemejaba en mi rostro. Aún no lo entendía. Y quería entenderlo. Otra cosa que no me gusta. Ser quien más me conoce pero a la vez no poder identificar algún tipo de sentimiento.

Me di un baño, quitándome todo rastro de mugre y suciedad de mi cuerpo. Probablemente había también mierda. Agh. De solo pensarlo me daban escalofríos. Restregué la esponja con brusquedad por todo mi cuerpo. Esto daba asco. 

Luego de limpiarme, me acosté en mi cama. Mi cuerpo me pedía un descanso. Cerré los ojos, no sé por cuánto tiempo, y los abrí cuando un ruido mi hizo levantarme de la cama. Chequeé por la ventana. No habían nadie, todo estaba oscuro. Pero a lo lejos, en la entrada al bosque, unas luces parpadeaban y se movían con rapidez.

Algo estaba pasando y quería averiguarlo. 

Me adentré al bosque, sin saber realmente a donde me dirigía, todo estaba increíblemente oscuro. Sin darle importancia, seguí caminando hasta encontrarme con un bullicio y gentío de personas bailando al rededor del bosque. 

Habían hecho una fiesta. 

Cuando los estudiantes me vieron, se quedaron estáticos. 

—No voy a decir nada, tranquilos —dije. 

Entonces, todo el mundo continuó bailando y gozando. Los estudiantes no eran algo que me preocupara. Había sido obligado a ser monitor en contra de mi voluntad cuando no había hecho nada. Y aquí es donde debí haber estado desde el principio, disfrutando, como el estudiante que soy. 

Me acerco al centro de la fiesta y tomo un vaso, sirviéndome una bebida que parecía jugo. Planeaba divertime, mas no embriagarme. 

Una chica, que reconocía perfectamente porque tomábamos algunas clases juntos, además de que se la pasaba molestando a Jeudy, me tomó del brazo, arrastrándome con ella. En otro momento, la habría rechazado, pero no lo hice. Dejé que me llevara con ella y empezamos a bailar. 

Es alta, casi de mi altura, con un cabello rojizo brillante, como el de Ariel. Tiene la piel pálida y unos labios pintados de un rojo fuerte que hace un contraste perfecto con su pelo. Hay algo de ella que me llama la atención. Me acerco a ella, en busca de ver con mejor claridad aquello que me atrae tanto. El color esmeralda de sus ojos, tan parecidos a los de alguien, pero que no contienen el mismo brillo.

Gracias a la cercanía de ambos, siento el cuerpo de la chica tensarse. 

—Lo sabía —dice, soltando una risita. Frunzo el ceño sin entender lo que dice—. Sabía que solo te hacías el difícil y qué en realidad sí llamaba tu atención. 

Suelto una risa. 

—Sí hay algo de ti que me llama la atención —Me acerco a ella, a la altura de su oreja y susurro solo para nosotros—. Pero solo porque me recuerda a alguien más.

La chica se aleja de mí de manera brusca, dándome una cacheta y gritándome lo imbecil que era. Se fue, enojada y yo me quedé pasando mi mano por mi cara, que estaba adolorida. 

—Hey, hermano, no te preocupes —Un chico pelirrojo se acerca a mí, pasándome una cerveza—. Es así con todos cuando la rechazan.

—¿Cómo lo sabes? ¿También la rechazaste? —Me burlé, sintiendo que mi personalidad sería, caía temporalmente. 



#7674 en Novela romántica

En el texto hay: romance, latina, coreano

Editado: 24.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.