Antes de empezar a leer, les quiero decir que las fechas de actualizaciones cambiaron. Ya no serán fijas. Estaré actualizando a lo random. Mayormente los domingos. Sin mucho más que dejar en claro. Vayan a leer el nuevo cap.
Me encantaría que fueras real
Capítulo 25.
Uff, uff, uff, uff.
Lucho por abrir los ojos, pero ese brillo helador es como mil agujas en mis pupilas. ¿Cuántas veces tengo que decirlo? Cuando esté sumida en el sueño, que nadie, ¡y quiero decir nadie!, se atreva a dejar esa luz encendida.
—¡Má! ¡Por milésima vez, no me tortures con la luz!
—¿Jeudy?
¿Eh? ¿Quién murmura mi nombre?
—Lee... ¿qué...?
O sea, ¿qué está haciendo Lee aquí, en mi guarida personal?
Apenas entorno los párpados, todavía luchando con la luz traicionera y ahí está, su contorno recortado contra la claridad.
—Genial, ya me hacía falta otro motivo para encularme más: una escapada mental con él.
Todavía con la vista nublada, me acerco un poco más. Lo tomo de la cara y, de repente, como si enfocara una cámara, todo se vuelve HD. Ahora sí que lo veo. ¿Quién iba a decir que este chico tenía unas pestañas que ya las quisiera cualquier chica? No puedo evitarlo y, curiosa, las rozo con la punta de mi dedo.
—¿Te han dicho lo hemosas y largas que son tus pestañas? —Asiente con una sonrisa y mi corazón se acelera—. Son increíbles, como tus ojos... y tu sonrisa. Solo que ellos esconden ese toque misteriosa. Y esa piel... —Deslizo el pulgar por su mejilla— tan suave, parece de otro mundo.
No puede evitar una carcajada.
—Incluso en mis delirios nocturnos eres perfecto.
—¿Delirios nocturnos?
—Sólo en mis sueños eres capaz de quererme. Pero ahora me odias. Porque soy una estúpida que se siente confundida. Odio sentirme así —Sus ojos me miran con tanta intensidad que me revuelve el estómago—. Me encantas. Lamento no haberte dado una respuesta cuando me preguntaste como me sentía respecto a Markel. Estoy en vuelta en una tela de sentimientos encontrado que impulsan al abismo y no me dejan escapada.
Me sonríe. Lentamente, acaricia mi mejilla y deja su mano reposando sobre ella por un largo rato. Aprovecho el momento y recuesto mi cabeza sobre ella. Con la otra mano, aparta el cabello de mi cara que se ha movido.
—Me encantaría que fueras real. Que me miraras como me miras ahora.
Dejo un casto beso sobre sus labios. Al menos debía aprovechar el sueño.
—Jeudy, ¿estás despierta? —La voz de mi mamá.
—Ash, mamá. ¿Por qué te apareces en mis sueños? ¡Lárgate!
Me mira con cara de confusión y luego pasa a mirar a Lee.
—Voy a llamar al doctor. Está alucinando —dice, antes de marcharse por la puerta.
—¿Ehm, Jeudy?
Un doctor entra por la puerta y empieza a hacerme preguntas raras. Me pregunta que si recuerdo donde estuve la última vez. Claro que lo sé, estaba... estuve... me encontraba... ¿en el laboratorio? No consigo recordar cómo llegué a casa. ¿O será que no puedo recordarlo porque esto es un sueño? Espera... mi mirada recorre la habitación. Esta no es mi habitación. Una intravenosa me conecta a un mundo tangible que apenas reconozco. Llevo una bata blanca... ¿Estoy en un hospital?
—Estabas en un laboratorio. Exacto. ¿Sabes qué hizo que terminaras aquí?
Sí, estaba en un laboratorio. Algo salió mal con la mezcla y empezó a salir humo de repente. Yo me sentía asfixiada y mis ojos me pesaban por lo pesado que era respirar aquel aire. De ahí ya no recuerdo más.
—Exacto —El doctor mira a mi mamá y le asiente diciendo que todo está bien.
—Pero dijo que estaba soñando.
"Susurra" porque se escuchó hasta otro continente.
—¿Te sientes confundida, verdad? Es normal estar desorientada al principio. Pero ya después todo te será claro. Y esta es la realidad, para nada estas soñando.
¿No... estoy soñando?
Pellizco una de mis mejillas y el dolor invade mi cara por completo.
¡NO ESTOY SOÑANDO Y ACABO DE COMETER LA PEOR VERGUENZA DE MI VIDA!
Me levanto de la cama tambaleándome un poco y me dirijo al baño sin mirar a los lados.
—¿Jeudy, qué haces?
—¡Qué se vaya!
—¿El doctor?
—¡Lee Tae In! ¡No pienso salir de aquí hasta que se vaya! ¡Es más, no pienso salir de aquí hasta que ese ser humano se extinga!
Escucho su risa del otro lado de la habitación.
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¿Por qué, por qué, por qué tenía que abrir mi bocota?
¿Por qué, Jeudy Marshall? ¿Eh? ¿No te cansas de hacerme cometer los peores errores de mi vida? ¿No tienes vergüenza? ¿No tienes ni una pizca de dignidad?
Me bajé del autobús, mirando hacia los lados cual agente secreto. Camino a pasos apresurados por los pasillos evitando a cualquiera ser humano con características similares a ascendencia asiática o cabello rubio. Llego a mi casillero e intento ordenar mis cosas lo más rápido posible.