Hechizante Tentación

Prólogo

Mayo 8, 2016.
 


 


Mi cabeza duele como si un martillo me hubiera golpeado con fuerza, tengo ojeras y un moño mal hecho en mi cabello negro.

                 

—Por favor, dime—miro de reojo a Emily—¿¡Por qué mierda me despiertas a las 5 de la mañana!?

Entrecierra los ojos hacia mí, apoya su dedo índice sobre sus labios y articula un sh. Rodando los ojos me acomodo mejor detrás del árbol gigante que esta situado enfrente de la casa vendida.

¿Quién se levanta a las cinco de la mañana para ver a un chico? Solo ella. ¿Quién es tan estúpida como para seguirle la corriente? Solo yo. Y es por una de las tantas razones que esta tarada es mi mejor amiga. A demás, claro, de que es mi vecina de enfrente desde que tengo 10 años.

—Porque quiero ver al chico, tarada—murmura con cierto nerviosismo, el cual no entiendo—. Aparte en una hora te tendrías que despertar igual.

Bostezo.

—Pero al menos tendría esa hora de ventaja en mi cómoda y suave cama y no aquí donde miles de mosquitos me están atacando los brazos y piernas— susurro rascando el muslo externo de mi pierna, acomoda su cabello rojizo detrás de sus orejas y se encoje de hombros restándole importancia al hecho de que estoy siendo cena para los bichos.

Lo tan esperado por esta chica sucede; una camioneta se estaciona en frente siendo seguida por un camión gigante de mudanza; de la camioneta descienden un hombre y una mujer junto con una niña de aproximadamente 5 años que juega con una pequeña muñeca. Frunzo el ceño al no ver a aquel chico del que Emily tanto habla.

—Emily, el chico no está en esa camioneta.

—No, estoy detrás suyo—pegamos un grito y nos damos vuelta, para mi mala suerte cuando trato de levantarme tropiezo con la piedra cerca del árbol y caigo hacia atrás. Cierro los ojos esperando el impacto, pero nunca llega, lo único que siento es una mano sosteniendo mi brazo con delicadeza volviendo a levantarme, todavía con mis ojos cerrados puedo sentir la respiración de alguien calentar mi oreja.

Abro los ojos lentamente y lo veo, lo primero que visualizo son una campera negra de cuero junto con un chico alto y musculoso. Subo la cabeza hacia su rostro; mis ojos se detienen en sus labios, y me es fascinante decirlo, rosados y carnosos; mi corazón se vuelve loco cuando muerde el labio inferior y lo suelta suavemente antes de instalar en su boca una sonrisa radiante. Alzo un poco más la cabeza y veo como su cabello marrón medio largo cae en mechones sobre sus ojos celestes.

Quizás soy muy obvia, demasiado.

Como en las películas, todo sucede en cámara lenta; gira su cabeza hacia un lado tratando de apartar el cabello de su rostro, vuelve a verme y esta vez sus labios se curvan hacia arriba en una sonrisa burlona, trayéndome nuevamente a la realidad para darme cuenta que casi estoy babeando arriba de él.

Me separo de golpe y miro hacia otro lado aclarando la garganta, su risa ronca hace eco en mi oídos.

—Ella es Hannah y yo soy Emily—dice  mi amiga nerviosa tratando de aligerar la gran atención que se creo aquí.

—Encantado—susurra, vuelvo mi vista hacia él y lo encuentro mirándome. Ay virgencita que me derrito.

»Me llamo Caleb.

Sus ojos comenzaron a oscurecerse y se tornan de un color rojizo, antes de que me cuestione todo en el mundo cierra los ojos y los vuelve a abrir dejándolos nuevamente en su color natural.

Ahogo un jadeo y llevo una mano a mi pecho asustada.

Wow, no dormir me esta afectando. Solo voy a decir, que quizás estoy delirando.

Estoy por hablar pero se adelanta borrando su hermosa sonrisa, sin despedirse sale corriendo hacia su casa y me deja con ganas de seguir hablando o ver, al menos, si sus ojos si son celestes.

—Veo que alguien sufrió el me excite a primera vista—sube y baja las cejas, al escuchar su absurda frase salgo de mi transe para prestarle atención.

—¿Me excite a primera vista?

—Si, ya sabes—murmura acomodando su cabello pelirrojo hacia atrás y mirándome como si fuera obvio y yo fuera la estúpida que no lo entiende —. En vez de amor a primera vista...

—Oh... comprendo, comprendo —susurro rascando la mejilla de mi rostro donde un maldito mosquito pico—. Mejor me voy a mi casa antes que los bichos estos de mierda me coman entera.

•••

Piénsalo así Hannah, tienes al chico más sexy y caliente del mundo como vecino, tienes que aprovechar. ¿Cierto?

No, no, ¿que estoy diciendo?, acabo de salir de una relación de casi 2 años, debería ser un poco más responsable. Aunque no tendría nada de malo, quien sabe, en un futuro podríamos ser novios, amantes, amigos con derechos, mejores amigos o un simples desconocidos.

—No, Hannah—murmuro para mi misma removiéndome entre las sabanas de la cama—. Tienes demasiada imaginación, creer que tu vecino podría llegar a ser el amor de tu vida es totalmente estúpido y absurdo.

«Si que hablas, wow. Y me quedo en la ultima opción, desconocidos»

Me incorporó de golpe y me volteo hacia todos lados buscando al proveniente de aquella voz; cuando me giro hacia la ventana que da a una de las habitaciones de al lado lo veo; recostado en el marco de la ventana con un cigarrillo en la mano y mirando hacia acá con el ceño fruncido. Por el miedo me vuelvo a acostar y me tapó toda con temor a que me haya visto.

Al final decido levantarme para irme a bañar ya que su voz no sale de mi cabeza, retumbando por cada pequeño rincón mandándome escalofríos a todo el cuerpo. 
 


 




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