Hechizante Tentación

Capítulo 4. 2/2


Ámame o matame| segunda parte. 
 

Al llegar abajo puedo ver, desde mi posición, como las personas de la fiesta correr queriendo escapar pero no pueden salir de la casa. Es como si todas las puertas estuvieran trabadas por algo invisible. Las luces están prendidas, la sangre mancha los sillones y paredes; hay personas tiradas por todas partes, otras me empujan y otras están contra los rincones llorando. Miro hacia la pista que antes estaba llena de gente, intentando encontrar a mis amigos y hermano, pero sólo veo sangre. Llevo una mano a mi boca al pensar que esa sangre podría ser suya. 
 

«Vamos, Hannah, responde. ¿Donde estas?» 

Siento el aire retenido escapar por mi boca al escuchar la voz de Caleb retumbando en mi cabeza. 
 

—¡Caleb! 
 

Las luces se apagan y solo tengo tiempo para dar un paso cuando se vuelven a encender dejándome algo aturdida. Levanto mi rostro hacia arriba encontrándome la pared blanca escrita con letras grandes y rojas, goteando lo que parece ser más sangre. 
 

Las brujas somos poderosas. 
Las brujas son tu mayor pesadilla. 
Ellas te vinieron a matar. 
Y no habrá un cuento en donde lo puedas contar. 
 

Caigo sentada en un escalón con mis ojos fijos en aquellas palabras, las cuales se que van a quedar grabadas en mi cabeza por mucho tiempo. Escucho los pasos de alguien y, completamente asustada, volteo hacia abajo encontrándome con Caleb, quien suspira con alivio al verme sana y salva. 
 

Corro escaleras abajo y lo rodeo con mis brazos, su camisa azul esta llena de aquel líquido rojo que me esta atormentando desde que baje esas escaleras escapando de lo que creí en su momento lo peor del mundo. Sollozo sobre su hombro y me aferro a él desconociendo si es real o quizás producto de mi mente como muchas veces me paso cuando entraba en pánico. La mano de Caleb acaricia mi espalda con suavidad, puedo sentirlo suspirar con alivio haciéndome saber ciegamente que es real. 
 

—Estoy acá, ya estoy acá —susurra, me separo de él secando las lágrimas de mis ojos. 
 

—Hay personas muertas, Caleb. Hay sangre por todas partes, hay heridos... creó que... yo creo que...—paso una mano por mi rostro alejándome —. No, no, no; ¡hay personas muertas, Caleb! Esto es mi culpa, me quieren a mí y otras personas pagaron el precio. Conozco a estos chicos desde que estaba en primaria, yo... yo crecí con ellos y ahora...—miro hacia una de las esquinas y veo a aquella chica rubia que hablaba con Caleb hace unos minutos, con sus ojos abiertos mirándome y un hilo de sangre colgando de su boca—, están todos muertos. 
 

—Hannah—su voz se escucha tranquila, observo sus ojos, asustada por el hecho de que mi corazón vaya mucho más rápido de lo normal —, esto no es tu culpa. Tú no sabias que vendrían o que alguien de aquí moriría, ni siquiera mi padre. 
 

Estoy por preguntarle que tiene que ver su padre en todo este cuando recuerdo que me dijo que su padre ve el futuro. Se me cae el alma a los pies al darme cuenta de algo. 
 

—Mike, él es un brujo, esta con ellos. ¿Como, como no te diste cuenta? 
 

—El poder leer la mente solo sirve con humanos y hechiceros, no con brujas o brujos—dice pensativo—, es por eso que nunca pude leer sus pensamientos. 
 

Otro grito se escucha de la lejanía, paso una mano por mi frente quitando el sudor. 
 

—¿Donde están Jack y Emily?—pregunto alarmada. 
 

—Afuera, reteniendo a las brujas. 
 

—¿También Emily? 
 

No dejo que me conteste y corro al patio. Tropiezo con el alcohol desparramado en el suelo pero vuelvo a ponerme de pie. Salgo totalmente asustada para asegurarme de que estén bien, pero me detengo de golpe totalmente sorprendida por lo que mis ojos ven. 
 

El ventanal que da al patio no tiene el vidrio, como si en vez de abrirlo lo hubieran roto para pasar: los bordes de esta están de color celeste brillante y hay pedazos de cristales incrustados en las puntas. Pero siento que nadie se da cuenta que hay una ventana aquí para escapar. Tengo el presentimiento de que, en realidad, nadie quiere pasar por aquí. 
 

Miro hacia el pasto que se encuentra de color negro, una fina línea negra marcado con botas, dejando todo en cenizas y las rosas marchitas a su paso. Pero cuando mis ojos llegan más allá tengo que refregármelos para saber si lo que veo es real. 
 

Jack levanta las sillas que están en los bordes de la pileta y se los tira guiándolo solo con su mano mientras se mantiene escondido detrás de un arbusto; tiene sangre en la cabeza, y su rostro esta todo polvoriento. Luego Emily, quien no se mantiene escondida y esta levitando, sus pies apenas tocan la tierra y de su espalda salen alas que solo se ven cuando se reflejan con la luz de la bombilla de al lado; su pelo esta en llamas, su cuerpo también y sus ojo son de un verde intento que podrían hipnotizarme si le presto más atención, y aquellas alas en su espalda son de color negro, largas y llenas de plumas. 
 

—Ella...—susurro totalmente asustada y confundida por el hecho de que no me lo hayan dicho. 
 

—Fue decisión de ella no decírtelo, al menos no hasta que las cosas se calmen —escucho la voz de Caleb detrás mío, apoya su mano en mi hombro —. Ella no es ni hechicera, ni bruja. Aunque yo no puedo decírtelo, es su deber hacerlo. 
 

Después de eso comienza a correr donde una de las brujas intenta agarrar a Emily de los pies. Siento que alguien golpea mi hombro al pasar y levanto la vista del patio encontrándome con los ojos de Mike, suplicantes y asustados. Jack llega por detrás y salta a la espalda de este clavándole algo en el brazo, dejo de estar en contacto con Mike e intento pasar el ventanal para ir a ayudar. 
 




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