Hechizante Tentación

Capítulo 5.

-No todos los monstruos, hacen cosas monstruosas.
 


 

-Teen Wolf| Lydia.
 


 

Septiembre 26, 2016 6:30 AM.
 


 

Mis pasos por la habitación resuenan contra el suelo de madera, camino de un lado a otro tratando de calmar los nervios, el miedo básicamente que siento dentro de mí. Vi personas muertas en esa casa, una bruja trató de asesinarme y me entere de que mi ex novio solo salía conmigo por que tenia que matarme, él es un brujo, mierda. 
 


 

Le entregue una parte de mi corazón a alguien que tenia como deber despedazarlo. Que tonta fui. 
 


 

Y ahora mi mejor amiga, a quien no le conté nada de lo que pasaba porque quería protegerla sin ser consciente de que ella sabe más que yo de todo esto, también me mintió todos estos años. Sin mencionar que acabo de enterarme de que es novia de mi hermano hace un mes; lo de su mutación puedo entenderlo, pero ¿mi hermano? No había necesidad de ocultármelo, fue lo más estúpido que pudo haber hecho. 
 


 

Se escuchan pequeños golpes en la puerta abierta de mi habitación. Mis ojos se detienen en mi mejor amiga, esta parada en la entrada agarrándose del marco de la puerta, sus ojos están llorosos y por más doloroso que sea verla así estoy triste, frustrada y furiosa. Con ella, conmigo, con todos. 
 


 

—¿Pu-puedo pasar? 
 


 

La miro un momento. Su cabello ahora menos rojizo esta esparcido por los costados de rostro, su ropa estaba toda rota y llena de sangre, y su rostro lleno de raspones por debajo de su mejillas y en su mentón. Suspiro y le indico que pase. 
 


 

Entra con sumo cuidado y se sienta en mi cama, respira ondo y larga todo mirando de reojo a la mochila que se encuentra arriba en mi cama con prendas de roja en ella. 
 


 

Apenas llegamos todos fueron a preparar sus cosas, entre gritos los padres de Caleb habían entrado a mi casa con mochilas y bolsos, los de Emily llevaban un bolso entero y se encontraban llorando apenas vieron a Emily toda sucia y manchada de sangre. Mi madre, bueno, ella solo empaco una foto de mi padre y una muda de ropa, y a mi me mandaron a guardar mis cosas en una mochila. En media hora partiríamos de aquí, nos iríamos al mundo mágico, al mundo donde mi padre nació y dejaríamos el mundo humano, dejaríamos este extraño pueblo, el único lugar que conocía desde tanto tiempo. 
 


 

—Quiero, no, necesitó hablar contigo—puedo escuchar su voz temblorosa, entrelaza sus dedos sobre su regazo pero creo que la pone más incomoda porque las vuelve a dejar a los costados de su cuerpo. 
 


 

Camino hacia mi placar e inspecciono que no me olvide nada. Trato de ignorar su mirada y me concentro en mi mochila, mis oídos están atentos a lo que va a decir pero mis ojos se niegan a mirarla. 
 


 

—Dilo 
 


 

—Perdón. 
 


 

—Con un perdón no puedes arreglar las cosas, Emi—volteo a verla y puedo ver el alivio en su rostro porque la llame por su sobrenombre. Solo para no hacer las cosas más tensas. 
 


 

En los minutos de viaje hasta mi casa Caleb me explico que él ya conocía a Emily desde mucho antes que yo. Que ella fue la que puso la idea de tener un guardaespaldas para que me cuide por si algo me pasa y ella no está conmigo. Ella llamo a Caleb, él acepto a cambio de dinero mágico. 
 


 

La verdad es que fue una completa idiotez, puedo cuidarme perfectamente sola, no tienen que estar detrás mío como si yo fuera una maldita delincuente. 
 


 

—Lo sé, Hannah. Eso ya lo se—talla sus ojos con cansancio, lógico, no dormimos nada desde el desastre de la fiesta, yo todavía sigo medio paralizada por todos los cuerpos sin vida que vi en esa casa. 
 


 

—Pero quiero explicarte porque no te conté nada, porque mantuve todo en secreto tanto tiempo—se detiene esperando una confirmación mía, cuando ve que carraspeo y asiento ella prosigue—. Lo hice para protegerte. 
 


 

—Sigue sin ser excusa el hecho de que me hayas mentido en la cara. 
 


 

—Déjame terminar—gruñe frustrada, baja la cabeza mirando el suelo, vuelve a mí con tristeza—, comenzaré desde el principio, ¿de acuerdo?. 
 


 

—Bien—murmuro suspirando con pesadez y tirando una muda de ropa que había en mi cajón a la mochila. 
 


 

—Yo no había nacido cuando todo esto del Ángel del demonio—hace comillas—sucedió, mis padres estaban maldecidos por una bruja, el embrujo que les lanzo decía algo así Cuando tengan a una hija no se las dejare muy fácil, no será hechicera ni bruja, querrán huir de ella, querrán escapar de su destino, pero un ángel del demonio será, y de eso no podrán escapar. 
 


 

Dejo todas las cosas en el escritorio y me siento a su lado, lágrimas pequeñas empapan sus mejillas y yo no me atrevo a secarlas. 
 


 

—¿Qué es un Ángel del demonio? 
 


 

—Muy contradictorio su nombre, ¿eh?—trata de sonreír pero una mueca se forma en su labios—. Un ángel del demonio es aquel que tendrá que servir para el bien o para el mal, cuando cumples la mayoría de edad tu decides. Estoy hecha de fuego, mi cabello, mi cuerpo, todo en mí esta hecho de fuego. Puedo volar y mis alas son invisibles, puedo matar con un solo grito y, cuando mi corazón se acelera, soy capaz de destruir a cualquiera que este cerca mío. 
 


 

—¿Como es eso? 
 


 

—Cuando mi corazón se acérela me vuelvo otra persona, puedo llegar a matar sin darme cuenta. Es como si dentro de mí se activara otra cosa que no sale a la luz si yo tengo las fuerzas para detenerlo, pero cuando no puedo, arrasa con todo. 
 




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