Hechizante Tentación

Capítulo 11.

Nunca nadie le ha preguntado al tornado si lo que busca es destruir o destruirse.
 


 

-Historias.muertas(instagram) 
 


 

Octubre 5 de 2016, 2:30 PM. 
 


 

—Hannah—se escucha una voz a la lejanía, frunzo el ceño y miró hacia todos lados.

¿Donde estoy?, la habitación es muy pequeña y siento que las paredes se encojen junto con el techo haciendo el lugar más chico y más asfixiante. Camino tratando de buscar la salida de este lugar. No la encuentro, no hay ninguna puerta.

—Hannah pudiste habernos salvado—las voces no se callan, miro hacia todos lados buscando al dueño de esa voz pero no hay nadie más que yo entre las sombras de la oscuridad.

—Hannah todo esto es tu culpa—ahora la voz se escucha con más claridad detrás mío.

Con velocidad me doy vuelta encontrándome con el rostro de Emily, solo que esta vez ella esta más pálida, su rostro esta lleno de sangre, una línea de sangre cae de su boca y su ropa destrozada esta dejando ver una gran marca roja en su estómago.

—¿Emily?—murmuro tratando de acercarme, no puedo. Mis pies están clavados en el suelo impidiendo que camine hacía ella.

Solo me mira, un silencio se instala donde solo se escucha mi corazón acelerado y mi respiración agitada.

—Tu nos mataste—otra voz, otra voz se escucha en el otro lado de la habitación. Giro mi cabeza encontrándome con Jack, la marca de unas garras finas están en su mejilla dejando que la sangre caiga de ella, su cabello rubio esta rojo con sangre chorreando a los costados y toda su ropa esta rota, sus brazos están rasguñados y sus ojos me miran desorbitado.

—No fuiste lo suficientemente valiente para salvarnos, tu nos mataste. ¡Tu nos hiciste esto!—grita con voz ronca acercándose a mí con velocidad, su rostro queda a centímetros del mío—. Ahora pagaras las consecuencias.

Una puerta se abre de golpe, no. Yo se que no hay puerta, ¿que esta pasando?.

Grito de dolor cuando siento como Jack me clava algo en el estomago, miro hacia atrás donde esta la puerta; un chico ensangrentado, pálido mirándome, sus ojos están inyectados de sangre dejando ver que el celeste de ellos ahora es negro, se acerca hacia donde estoy yo, en su rostro no hay expresión solo me mira, sin decir nada.

—Caleb—susurro llorando. No se que ocurre, solo quiero que sea una pesadilla, que esto no sea real.

—La sangre marca los caminos que dejaste, y ni tu más precavido perdón podrá salvarte. Tu me mataste—su voz no es la misma, algo cambio. Este no es él Caleb que yo conozco.

Una ronda se comienza a armar alrededor mío junto con ellos tres, tapó mi estomago manchado de sangre del cuchillo que me atravesó. Sus voces se empiezan a combinar, susurrando lo mismo sin parar.

Tu nos mataste.

Tu nos mataste.

Tu nos mataste.

Abro los ojos y grito, mi cuerpo se mueve por toda la cama sacando las sabanas de su lugar, mis manos arañan mi rostro mientras grito y lloro con desesperación.

Era una pesadilla, una horrible pesadilla. Mucho peor que la primera.

—¡No!—lloro sentándome en la cama y gritando con temor—¡Basta, por favor!

Mis oídos zumban, se sintió tan real. Sentí como ese cuchillo atravesaba mi estomago como si lo hicieran en verdad, experimente ese dolor hace tan solo unos segundos.

Una puerta se abre de golpe, como en el sueño Caleb aparece frente a mí con la respiración agitada y asustado, trata de correr hacia mí pero retroceso.

—¡No te acerques!—grito asustada arrinconándome en una de las esquinas de la habitación, este parece desconcertado unos segundos pero vuelve a mirarme asustado.

—Hannah, soy yo. Soy Caleb—susurra, niego con la cabeza consecutivamente y me mezo de un lado a otro susurrando.

—La sangre marca los caminos que dejaste, y ni tu más precavido perdón podrá salvarte.

Esa frase, esa puta frase se repite en mi cabeza una y otra vez sin parar. Con todas las fuerzas que me quedan me levantó del suelo y miro a Caleb directamente tratando de calmarme y repitiéndome que esta es otra pesadilla más. Estos dos días luego de conocer a Eric me sentí rara, con más sueño que antes y menos fuerza. Cada vez que podía dormía y cuando lo hacia aquellas horribles pesadillas volvían al ataque. No le quise contar a Emily porque estuvo cuidando a Jack de la herida que se volvió a infectar, no se lo conté a mi madre porque se que me trataría de loca, ni mucho menos a Eric, podrá ser un gran amigo desde el jueves pero todavía no tengo la confianza suficiente como para hablar con él sobre un tema que me afecta tanto.

El viernes cuando ya fueron tres pesadillas creí que ya no volverían, pero ahora me pasa algo mucho peor. Veo a Mike en el castillo, veo a mi ex-novio por todas partes y eso no ayuda a mi autocontrol. Mientras caminaba junto a Eric para ir a clases cansada lo vi parado frente a mi con un cuchillo atravesado en su abdomen y sangre por todo su cuerpo susurrándome la misma frase todo el tiempo La sangre marca los caminos que dejaste, y ni tu más precavido perdón podrá salvarte. Tuve la esperanza de que Caleb me ayudara con esto, que tratara de escucharme por más peleados que estemos pero cada vez que yo me acercaba y lo miraba entendía que él no iba a querer escucharme con todo lo que le dije antes, supuse que me odiaría por qué en realidad le había dicho una verdad, que él no se merecía hablar conmigo hasta que supiera el daño que me había hecho.

Pero ahora, mirándolo a los ojos, siento que es la única persona con la que puedo hablar sin gritar en el proceso. Me acercó a él, quien me mira preocupado.

Él me mintió, él dijo que me protegería de todos los que trataran de hacerme algún mal, pero él no supo protegerme de él mismo, ni tampoco supo protegerme de mí, del daño que yo pudiera hacerme psicológicamente.




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