Los celos cuando son furiosos, producen más crimenes que el interés y la ambición.
-Voltaire.
Octubre 26 2016, 10:30 AM.
Hechizos de amor, ¿para que sirven? No tengo idea, pero a este profesor de magia creó que le interesa demasiado el amor teniendo en cuenta que los únicos hechizos que intentamos hasta ahora fueron de amor; como enamorar, hipnotizar, como gustar, aromas de las personas que nos gustan. Puras estupideces, cuando para mí, y seguro para muchos de los que estamos aquí en este salón, es más importante que nos enseñe hechizos de defensa, yo sobre todo sabiendo que en cualquier momento la locura me traspasara. Tengo que descubrir que me sucede, y aprendiendo hechizos inútiles de amor no voy a lograr nada.
—Esto es inútil, ridículo y estúpido—susurro al oído de Eric, este pone una mano en mi boca para callarme y ruedo los ojos apoyando mi cabeza contra su hombro.
—Piensa esto—me murmura Eric girando un poco la cabeza para verme desde su lugar al lado mío—. Piensa que el que esta dando la clase es Caleb. Ya veras como te gusta.
Me enderezo en mi lugar y le pego con mi pie en su pierna logrando que un quejido de dolor exagerado salga de sus labios. La clase se mantiene en silencio por el espantoso grito que Eric larga y los graciosos insultos dirigidos a mi persona que da.
—Maldita hija de tu buena madre, tu y tus grandes ojos azules se pueden ir bien a la mierda. Eso dolió. Ojala se te caiga el pie por ser una...
Cierro mis ojos escuchando la aclaración de garganta del profesor Miller, la risa de Caleb resuena en toda la habitación haciendo que maldiga interiormente. No entiendo que tiene de gracioso que me llamen la atención, era común en mi anterior escuela, pero aquí me siento como un bicho raro que en cualquier momento expondrán frente a la clase.
Desde el día del accidente solo he estado acostada, supuestamente reposando y tomando un liquido rosa que sabe horrible, hasta ayer que me dejaron venir a clases. Eric me estuvo visitando, Emily se quedaba a platicar conmigo y a ver como me sentía desde el accidente, mi hermano fue más veces de lo que desearía a verme, de acá para allá ayudándome a comer sin inclinarme demasiado mientras me contaba cosas que pasaban en clases. Y luego Caleb, él simplemente cambiaba el vendaje de mi estomago y se iba a su parte de la habitación, o eso es lo que él cree que pienso. Estoy más que enterada de que se sentaba al lado mío en la cama y me observaba por horas diría. Horas en las que yo me mantenía con los ojos cerrados pero sin conciliar el sueño porque tenía miedo de revivir una y otra vez esa pesadilla pero teniendo que dormirme de todas formas porque no podía aguantar más. También, más de una vez, sentí sus labios en mi frente y la puerta cerrarse lentamente.
Todas esas horas desperdiciadas en las que yo podría haber hablado con él sobre muchos temas, sobre todo y sobre nada, sobre nosotros. Pero, a veces, la cobardía me gana y me oculto bajo una falsa manta de sueño. Por qué creo que es mejor mantener mi estúpido orgullo intacto antes que quebrarlo para saber sus razones.
Aunque ahora que lo pienso, estoy muy segura que al poder leer mi mente estaba más que enterado de que estaba despierta. A veces me sorprende lo lenta que soy para darme cuenta de las cosas.
—Bien señorita Roden, como se que es nueva en esto de la magia simplemente le haré una pregunta—el profesor se levanta de su asiento y me mira—. ¿Qué es el amor para usted?
Mi rostro incrédulo debe verse muy cómico, porque más de uno lanza una carcajada al verme.
¿El amor?¿Por qué vengo yo a hablar del amor? En verdad soy la menos indicada para este tema en cuestión. Y seguir creyendo que el amor hará su aparición a esta altura es bastante ridículo, es decir, tuvo su momento para consolarme, ya es tarde.
El profesor me observa esperando mi argumento, un argumento barato.
—El amor puede ser hermoso al principio, puedes creer que esa persona es maravillosa, que hará tu mundo color de rosa—murmuro, el profesor sonríe—. Pero al final siempre el amor es solo una mascará, una mascará que oculta la verdadera personalidad de la persona y al final te lastiman. Es una tortura, es horrible y teniendo en cuanta en el momento que estamos, en el lugar que estamos...
»¿Por qué buscamos amor en un mundo lleno de guerra?
Todos me observan sorprendidos, hasta él profesor, todos excepto Caleb. Él me observa unos segundos con tranquilidad, se hace hacia atrás con la silla y una sonrisa hace la aparición en sus labios, una que promete secretamente dulces besos y lindos momentos, algo sorprendente teniendo en cuenta quien es la persona de la que estoy hablando.
—Quizás es lo único que nos queda cuando ya no nos queda nada.
Mi mente deja de maquinar, simplemente dejó de pensar. Mi corazón se acelera y hago el intento de controlarlo, de decirme que fue solo una frase casual que de seguro saco de internet, pero se sintió tan real. Y creo que soy estúpida al pensar que fue dirigido hacia mí, me mira tan tranquilo y pacifico, puedo escuchar los suspiros enamorados de la chicas pero no me importa, siento que solamente se dirigió a mí.
Un largo suspiro sale de mi boca mientras volteo mi cabeza hacia adelante ignorando el hecho de que mis mejillas arden. El calor se extiende por toda mi espalda y mis manos temblorosas comienzan a sudar por los nervios.
«Te tengo »
No volteo a mirarlo cuando habla en mi mente. Su voz sonó tan bajita y pacifica; ignorando las alarma en mi cabeza volteo para verlo de reojo. Doy un salto al notar sus ojos fijos en mí, concentrado y con el ceño fruncido, inclina la cabeza a un costado y me sonríe.
—Bien clase—él profesor se acerca a su escritorio y comienza a guardar sus cosas en una maleta gigante color marrón —, es todo por hoy, nos vemos mañana.