—Es hora de despertar Hera— alguien susurró en mi oído —Despierta— «¡Hera!» escuché a Zeus gritar mi nombre.
Me levanté de golpe arrastrándome hacía atrás hasta que mi espalda golpeó contra algo sólido, parpadeé despabilando mi borrosa visión, mi cabeza daba vueltas como rueda y dolía como si hubiese sido golpeada fuertemente. Mi mente estaba en blanco hasta que todos los recuerdos vinieron hacia mí de forma estrepitosa, la llegada a la cueva, los gritos de los chicos y como algo me había atrapado.
Me encontraba sobre una cama de finos linos negros, vi a mi alrededor y parecía como si todo fuese iluminado por el fuego del mismísimo inframundo. —Al fin has despertado—me giré hacía atrás, pero no había nadie, pero al regresar mi vista al frente vi a Hades frente a mí.
—Hades...— sollocé —¡Hades! — grité poniéndome de pie para lanzarme hacia él quien me atrapó entre sus brazos —¡Eres tú! mi vida lo siento tanto— me aferré a él.
—Estas aquí — susurró besando mi cabeza —He estado esperándote ¿por qué no me buscaste? —.
—Lo hice— me separé de él acunando su rostro entre mis manos, más se me fue difícil ocultar la sorpresa al ver como sus ojos estaban completamente negros —Quise venir hacia ti pero cada vez que lo intentaba Zeus me descubría— él tenso la mandíbula —La última vez casi me cuelga sobre el cielo por desobedecerle— sollocé —Pero no me importó yo seguía intentándolo— acaricié su mejilla —No tienes ni una idea de cuánto he deseado el saber de ti, hubiese dado lo que fuera con solo saber si te encontrabas bien— él tomó mi mano besando el dorso de esta.
—¿Vas a quedarte conmigo? — preguntó viéndome fijamente. Sus ojos me causaron escalofríos al no ver más que solo obscuridad en ellos.
—Vengo por ti— susurré —Tienes que ir conmigo y ayudar a tus hermanos— él negó —Hades los mundos serán destruidos por Gea y los gigantes— me separé de él retrocediendo —Gea nos ha convertido en humanos a Helios y a mí, los mundos comenzaran a morir sin el sol— insistí —Tienes que ayudarnos—.
—No— murmuró —¿Qué hay allá arriba que valga la pena salvar? — abrí los ojos con horror —Lo único que lo vale ahora está aquí— caminó hacía mi —Aquí conmigo— ladeó una sonrisa acariciando mi mejilla.
—¿Qué sucede contigo? — negué dando un paso atrás —Tu familia está allá— elevé la voz molesta.
—¡No son mi familia! — gritó asustándome —Mira lo que Zeus hizo— volvió a gritar agitado —Poseidón me abandonó sin más— dijo entre dientes —Ellos te han lastimado y sigues a sus pies— negó riendo —¡Abre los malditos ojos! — se acercó amenazante —Siguen rompiéndote en pedazos y tú no haces nada por evitarlo— sollocé —¿Te gusta el dolor? — negué y él sonrió —Entonces quédate conmigo y seamos nosotros quienes rompamos los mundos— besó la comisura de mis labios.
—¿Qué te ha pasado? — pregunté en un hilo de voz —Tú no eres mi Hades— negué sollozando —¡¿Qué le has hecho?! — grité y el rio.
—Sigo siendo yo preciosa— suspiró negando —Es solo que me he cansado de toda esa mierda que tú ya sabes— chasqueó la lengua.
—Hades, por favor— insistí —Ares te necesita, los gigantes le han encerrado y van a asesinarle si no le sacamos pronto— sollocé —¡Hebe te necesita! — le empujé. él frunció el entrecejo llevando su mano hasta su cabeza.
—H-Hera— murmuró adolorido, pude ver como uno de sus ojos regresaba a la normalidad, pero volvió a cubrirse.
—¿Estas bien? — pregunté preocupada y él sacudió su cabeza volviendo a formar esa tenebrosa sonrisa en sus labios.
—Como jamás lo estuve — tomó mi muñeca halándome hacía él —¿Quieres no temer más a la muerte? — murmuró en mi oído —Yo puedo salvarte mi pequeña— acarició mi cuello.
—¿D-dónde están Helios y Poseidón? — pregunté con la voz temblorosa. Él aferró su agarre en mi cintura.
—En alguna parte de este lugar— sonrió —Donde no puedan molestarnos—.
—Hades por favor— sollocé —S-si no quieres tener nada que ver con lo que está sucediendo deja que nos vayamos, no vamos a molestarte jamás— dije en un hilo de voz.
—¿Tú también vas a abandonarme? — frunció el entrecejo colérico —¿Serás como los demás? — tomó mi cuello.
—H-Hades de-detente— apreté su muñeca —No voy a irme— dije en un hilo de voz debido a su agarre.
—¿Vas a quedarte? — sonrió soltándome. caí al suelo tosiendo.
—Voy a quedarme contigo para siempre— respiré pesadamente —Pero tienes que dejar ir a Poseidón y a Helios— él frunció el entrecejo.
—No—.
—Hazlo— me puse de pie —Mis hijos les necesitan— susurré —El mundo les necesitan— tomé valor y acaricié su pálida mejilla —Deja que se vayan y yo permaneceré a tu lado cuanto así lo quieras— él sonrió.
—Bien— dijo sin más.
Tomó mi mano llevándome hacia una extraña puerta, al pasar por esta el río de fuego surcaba afuera de lo que parecía ser su hogar. Mientras caminábamos vi su ancha espalda ante mi ¿qué había sucedido con él? definitivamente Hades jamás diría o haría tales cosas, algo no andaba bien, estoy más que segura que algo extraño estaba sucediendo. Llegamos hasta una cueva enorme, la cual era iluminada por unas extrañas flamas sobre vasijas de oro.
—¡Hera! — Helios gritó. Adelanté a Hades viendo a los chicos con los brazos encadenados a la pared.
—¡Hades libéranos! — Poseidón gritó forcejeando —¿Qué carajos crees que haces idiota? —.
—Oh vamos hermano— rio —¿Acaso no es de tu agrado? — Poseidón gruñó —Recordé que te gusta que te sometan — se carcajeó.
—Tienen que irse— susurré acuclillándome en frente de ambos —Algo no está bien con él— musité.
—¿Qué tanto dices? — Hades tomó mi brazo alzándome —Solo despídete preciosa, no se merecen más que solo un simple adiós—.
—¿De qué habla? — Poseidón murmuró viéndome fijamente.
—Hera se queda— Hades respondió —Ustedes se van— se encogió de hombros burlón.
—¿Estás loco? — Poseidón gritó—¿No vas a ayudarnos? ¡Todo lo que queremos se está yendo a la mierda! —.