—¿Qué más quieres? — negó embravecido —¿Qué te cuente la típica historia de amor con final trágico? — se acercó enfurecido a lo que yo di un paso atrás —¿De cómo ella y mi hijo murieron? — mi alma abandonó mi cuerpo —¡¿De como todo fue mi maldita culpa?! — mis pies pisaron una roca haciéndome trastabillar. Caos me tomó de la cintura evitando que cayera —No me hagas hacerlo— la calidez de mi cuerpo desapareció al ver sus ojos brillar en lágrimas que amenazaban con salir.
—No lo haré— musité comprendiendo al fin el dolor que él sentía —Lo siento— mi mano temblorosa acarició su mejilla. Él cerró los ojos, apretujándome entre sus brazos.
—Cuando puse mi atención en ti ya era demasiado tarde— murmuró. Quise separarme, pero me sostuvo con más fuerza —Te había vuelto a encontrar demasiado tarde— «¿Qué está sucediendo?».
—Caos— me removí entre sus brazos.
—Regresa— mordió mi cuello.
—¡Suéltame! — grité. Un fuerte rayo rompió el silencio del lugar mandando disparado a Caos lejos de mí. Caí de rodillas respirando con agitación, mis manos temblorosas tocaron mi cuello sintiendo dolor. Zeus se acercó con el rostro hecho una preocupación.
—¿Estas bien? — preguntó, pero era como si no le entendiese parecía que me hablaba en otro idioma «¿Qué carajos acaba de pasar con Caos?, ¿Regresar?» —Mi amor háblame— llevé mis ojos hacia los suyos perdiéndome en el hermoso universo de estos.
Helios se acercó y Zeus le dijo algo que no pude entender.
—Todo está bien— dijo. Parpadeé despabilándome al sentir las manos de Zeus acariciar mi cuello —Voy a llevarte a casa— negué. Llevé mi mirada hacía Caos el cual estaba boca abajo en el suelo al parecer estaba inconsciente. ¿Cómo el gran Caos no había sido capaz de prever el ataque de Zeus? ¿Tan afectado se encontraba con la situación?
—No es nada— aclaré mi garganta —Estoy bien— suspiré poniéndome de pie con su ayuda.
—¿Qué es lo que ha sucedido? — Heracles se atrevió a acercarse. Lucia bastante asustado.
—No lo sé— tragué saliva —De pronto se ha comportado extraño— fruncí el entrecejo. Helios lo alzó del suelo sin problema alguno.
—Iremos al hogar de Hades hasta que despierte— Zeus ordenó —Necesito explicaciones— asentí.
Alzó el rayo haciendo bajar un pasaje. Inhalé y exhalé tratando de calmar el malestar que el viajar me producía. Abrí los ojos y vi el salón principal del hogar de Hades. Helios dejó caer a Caos sobre un diván.
Caminé hasta el balcón del lugar. Recosté mis brazos sobre los pilares observando el horizonte de agua y fuego que nos rodeaba. Y aunque había fuego por todas partes hacía un terrible frio hasta que esos tan conocidos brazos rodearon mi cintura dándome calor.
—¿Vas a decirme que sucedió? — Zeus besó mi cuello desnudo provocándome escalofríos.
—No— mordí mi labio.
—¿Quieres que lo descubra por mi cuenta? — musitó en mi oído. Su aliento tibio cortó mi respiración.
—Detente— tragué saliva y él rio alejándose de mi para recostar su espalda en los pilares. Se cruzó de brazos.
—¿Y bien? — curvó su ceja.
—Él tuvo una esposa— mascullé y él borró toda diversión de su rostro —Y por lo que entendí también un hijo— jugué con mis dedos nerviosa.
—¿Y dónde están? — preguntó.
—Muertos— dije en un hilo de voz. Zeus enderezó su postura observándome con incredibilidad —Él dice que fue por su culpa— suspiré —Después de eso me tropecé con una roca y él me sostuvo una cosa llevó a la otra — negué encogiéndome de brazos —Me dijo regresa, pero no sé a qué o a quién se refería— abrí los ojos confundida.
—¿Qué sucede? — Zeus tomó mis hombros.
—Acabo de recordarlo— tragué saliva —Dijo algo acerca de que cuando puso su atención en mí ya había sido demasiado tarde— murmuré tratando de recordar. Zeus negó confundido —Que me había vuelto a encontrar demasiado tarde—.
—¡Aria! — escuchamos un grito que nos hizo poner nerviosos. Zeus tomó mi mano y nos adentramos una vez más a paso veloz viendo a Helios y Heracles forcejear con Caos a quien trataban de retener —¡Aria! — Caos dejó de forcejear dirigiendo su mirada hasta mi mano la cual se encontraban entrelazada con la de Zeus —¡Aléjate de ella! — gritó fuera de sí. Me di cuenta que uno de sus ojos se encontraba completamente negro ese humo extraño salía por él —¡Aléjate de mi esposa! — volvió a forcejear.
—¡Haz algo! — Helios gritó justo en el momento en que Caos desapareció dejando solo rastros de su ya tan característica neblina.
Abracé a Zeus quien tomó su rayo mientras que con su otra mano me mantenía aferrada a él. El miedo comenzó a abordarme. Él mantuvo su rayo alzado hacía el frente, los chicos se acercaron rodeándonos. El silencio en el salón podía cortarse. Cerré los ojos al sentir una gélida brisa. Al abrirles a quien abrazaba era a Caos. Viendo a los chicos a unos metros lejos de nosotros.
—¡Zeus! — grité horrorizada tratando de alejarme. Zeus corrió hacía nosotros. Hasta que la neblina de Caos se deslizó por el lugar aferrando los pies de los chichos quienes parecían pegados al suelo.
—¿Por qué llamas a otro hombre? — Caos tensó su mandíbula.