Heradise: Redención

VIII. Verdades Ocultas

En aquella habitación, el único ruido que ensordecía los oídos de Nyroh era el ruido de la sangre de Devika, goteando sobre el piso de piedra. El corazón de Nyroh latía con fuerza y sus ojos estaban perdidos en la figura demacrada. Era la primera vez que veía un cuerpo en tal estado, le parecía demasiado horrible para ser real, estaba paralizado.

—Nyroh… ayúdame.

Su voz suplicante despertó a Nyroh y creó una cama de cristal debajo de ella. Alarmado, usó su poder para llegar a Bellger rápido. Abrió la puerta de la casa de Eve e interrumpió el almuerzo con un estruendito golpe.

—Eve, necesito tu ayuda.

Todos estaban asustados por la repentina y exorbitante entrada de Nyroh, Eve, más que todos. Nyroh apartó la mirada con molestia y metió a Devika dentro de la casa.

—¡Santo cielo! —gritó Eve—. ¡Voy por mi equipo!

Rainer y Kleit ayudaron a hacer espacio en la sala para colocarla en el centro, debajo de una gruesa sabana para ser tratada. Pandora usó sus habilidades para tratar las incontables heridas de Devika mientras Eve llegaba. La tensión se sintió fugaz en el lugar. Pandora y Eve poseían grandes conocimientos de tratamiento curativo, Devika estaba en buenas manos.  

—Listo, es todo lo que podemos hacer. Necesita descansar y despertará al cabo de unos días. ¿Quién es ella? —preguntó Eve.

—No creo que sea buena idea preguntarlo ahora —dijo Pandora.

Angeline, Evelyn y Kleit veían con curiosidad los rasgos albinos de Devika durante la plática. No podían aportar nada, lo más interesante que podían hacer era observar a la nueva inquilina.

—¿Por qué? Hicimos mucho con curarla sin saber quién es. Es mi casa, no un hospital. Dinos, ¿quién es?

Pandora se aseguraba que ella estuviera bien protegida y Eve miraba fijamente a Nyroh. Él se negaba a hablar, no podía decir quién era ella. A pesar de su resistencia, Kleit y Angeline refrescaron su memoria y exclamaron su sorpresa con fuerza, pero de una forma distinta.

—¡Sé quién es ella! —exhaló con fuerza, Kleit—. Nyroh, ¿Por qué carajo salvaste a esta comandante?

—¡¿Por qué lo hiciste?! —exclamó con sorpresa—. ¡Ella estuvo presente en la ejecución de papá!

—¡Puedo explicarlo!

—¡Nyroh!

Los demás invitados hicieron acto de presencia y Nyroh quedó anonadado con la apariencia de Rek. Los demás lo miraron con molestia, a excepción de Rek.

—¿Quién es él? —preguntó Rek.

—Es un creador de Heradise —le susurró Clementine—. El más joven y creativo de todos. Parece que rescató a una comandante de Luvixia.

Los ojos de Rek se posaron en la figura de Devika y su reacción llamó la atención de todos, estaba sorprendido.

—Es la sacerdotisa Devika… ¿por qué está en esa situación tan...? Qué terrible.

—Estaba vigilando el planeta en el que se ocultaba Calamidad con los suyos. Cuando un estruendo provino del sótano de su escondite, ahí la encontré en ese estado. ¿La conoces?

Nyroh se atrevió a contar los sucesos por la confesión de Rek, consideraba que era innecesario, pero no tenía suficiente conocimiento de ella y sabía desde el inicio que se negarían a dejarla vivir cerca de ellos. Aun así, Rek podía dar más información sobre la enigmática Devika.

—Ella es una superviviente de una civilización que se opuso a Calamidad. En ese instante solo era una niña, Calamidad le perdonó la vida a cambio de lealtad. Ella no tuvo otra opción que aceptar por la semilla de miedo y respeto que él sembró en ella tras matar a todas las personas que amaba frente a ella. Muchos dudaban de su lealtad a Calamidad, se creía que en silencio planeaba acabarlo, pero jamás pasó. Si llegó así… significa que cruzó el primer portal que Calamidad creó para llegar a Heradise. Un portal muy volátil, peligroso e inestable. Si Calamidad llegó a duras penas, no sé cómo estará internamente…

El salón permaneció en silencio, todos compartían miradas sin saber qué decir o hacer respecto a Devika. Pandora analizó lo susodicho y golpeó la mesa con firmeza. Todos voltearon a verla confundidos y suspiró con serenidad.

—Ella tiene derecho a permanecer con nosotros durante su recuperación. Cuando esté totalmente sana y recupere la consciencia, la interrogaremos y decidiremos si podemos confiar en ella o no.

Nyroh sonrió con regocijo y agradeció profundamente a Pandora, pero ella lo miró seriamente.

—Con una condición, Nyroh. Ella debe estar bajo vigilancia las 24 horas. Y tú serás quién la cuide, ¿entendido?

—¡Entendido, jefa! —alzó su brazo con fuerza y asintió firmemente la orden.

—Ya déjate de tonterías —sonrió—. Lo mejor sería que la cuidaras en mi casa. Residimos en Gilius, está despejada para que la cuides.

—Nuevamente, gracias.

El almuerzo finalizó y Nyroh llevó a Devika a la habitación de Angeline, colocando cuidadosamente su cuerpo sobre la cama.




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