Heradise: Redención

X. La Legisladora

No esperaba que ella me recibiera con los brazos abiertos, esperaba descansar en paz, morir; en pocas palabras, pero ella me necesita todavía. Ella me contó unas cuantas cosas, dice que dentro de un tiempo me contará todo a lujo de detalle, que mientras tanto, le ayudara con algo. Me presentó a alguien, pero ella no estaba consciente, dijo que llevaba muchos años tratándola, que, con suerte, dentro de poco despertará.

Tras la reunión, Nyroh pasó varios minutos en compañía de los titanes. Recordaba que Génesis le había contado que ella no podía tener presencia en los acontecimientos de su universo, y hacerlo significaría una violación al acuerdo místico entre ellos. Una asamblea, un concejo, un cantón de dioses que decidió en su momento las leyes que se deben respetar dentro del cosmos, todas, escritas por Sun y aceptadas por todos. Nyroh desconocía a los demás dioses, pero Génesis le había contado lo justo y necesario sobre ellos. Él se cuestionaba si era seguro pedirle algo así a ella.

«No lo sabré, si no lo hago», Nyroh respiró profundo y llamó a Génesis.

—Ad Génesis vondriud.

Su visión empezó a distorsionarse, las montañas se contorsionaron hasta tomar otra forma. Un pequeño castillo yacía ante él. «¿Cuándo fue la última vez que la visité?» No reconocía semejante arquitectura, estaba sorprendido. Miró a sus alrededores y reconoció el bosque lleno de criaturas espirituales a lo lejos, el pilar de los sueños, estaba en Limbo.

—Nyroh, cuánto tiempo —dijo, Génesis—, ¿qué puedo hacer por ti, cariño?

—Mamá, ¿desde cuándo habitas en Limbo?

—Desde la muerte de Kalisto —expresó entristecida—. No podía dejar sin vigilancia este lugar. Por desgracia, desde que Yix empezó su verdadero ataque, Limbo empezó a ser asediada indirectamente.

—¡¿Cómo?! —empezó a buscar algún mal en Limbo, pero no lo encontraba.

—Dije indirectamente, Nyroh —suspiró—, los sueños, ahora son pesadillas. Toda Heradise tiene pesadillas, tiene miedo y temor de acabar asesinados por Calamidad y sus guerreros. Limbo se está marchitando poco a poco, pero no te preocupes, tengo un plan.

Nyroh estaba asustado, le había fallado a Kalisto, le había prometido que protegería Limbo, pero en ningún momento lo hizo.

—Esto es mi culpa, maldición —expresó, enfadado—. Le prometí que cuidaría su más preciada creación, y no había vuelto a pisar este lugar desde entonces.

—No te preocupes, tengo un plan bajo mis mangas —Génesis alzó sus brazos, divertida—. En fin, nos estamos desviando, Nyroh. ¿Qué necesitas?

—Mamá, sé que tienes prohibido interferir en las situaciones de tu dominio, pero, quiero que me ayudes a asegurar un viaje a Luvixia.

—¿Un viaje a Luvixia? —preguntó, curiosa.

—Calamidad está muerto, es cierto —expresó angustiado—, pero ahora tenemos otro problema que debemos arrancar de raíz. Antes de morir, contaminó el espíritu de Azriel, tal y como había hecho con el espíritu de Lucifer. Y ahora, sigue orquestando ataques a Heradise, no comprendo con qué fin, pero lo continúa haciendo, desde Luvixia. Nosotros, estamos planeando un viaje a Luvixia, para llegar hasta Azriel y… matarlo, si no existe una salida más pacífica a todo esto. 

—Azriel… pobre Azriel —exclamó Génesis, entristecida—. Él no sabe lo que hace, Nyroh. La semilla que Calamidad sembró en él antes de morir, lo está quemando por dentro. No lo ha poseído, Azriel persiste, sigue siendo él, pero, no tiene de otra que cumplir la última sentencia que Calamidad puso sobre sus hombros. Debe actuar igual que Calamidad, de no ser así, la semilla atacará directamente su espíritu y lo marchitará poco a poco. Está actuando, está tomando el papel de tirano y conquistador, para salvar su propia vida.

—Entonces…

—Sí… está actuando contra su voluntad —comentó—. Los únicos comandantes que están a favor de ello, son Kreiger y Roux. Se encargan de que Azriel siga tal y como está.

Nyroh estaba impactado, y cuando menos. Génesis le había abierto los ojos, ahora comprendía bien todo el asunto.

—Debes salvarlo, Nyroh —expresó.

—¿Me ayudarás? —preguntó.

Génesis estaba dubitativa. Golpeaba su mejilla con su dedo índice y miraba el suelo, pensativa. Nyroh veía confundido sus reacciones, esperaba ansiosamente que ella le diera una respuesta.

—Necesito que vengas conmigo —exclamó, al cabo de unos segundos—, necesitamos consultar con Sun para decidir esto. Soy la más inexperta entre todos los Dioses, debemos hablar con ella.

—¿Está segura, mamá? —preguntó, inseguro—. Y, ¿si ella lo toma de la peor manera? Es la más poderosa de ustedes tres, ¿no? Podrá hacer lo que quiera con nosotros si entramos a sus dominios.

Génesis estaba sorprendida por la conclusión de Nyroh, y un poco entristecida, ya no veía al antiguo Nyroh, veía a uno más adulto, más experimentado, encerrado en el cuerpo de un adolescente eterno. O, ¿será que la guerra lo ha convertido en eso? Una vez acabe todo, ¿volverá a ser el mismo de siempre? No lo sabía, pero ansiaba descubrirlo.




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