Angeline salió de su habitación con una mirada chispeante, ardiente, la mirada de una persona ansiosa de vivir una aventura. Inspirada e incitada por las historias de su familia, deseaba que llegara el día en que pudiera viajar a Luvixia. «Pero, ¿cuándo sería?»
Entró por el umbral de la oficina de Pandora y la saludó con un cálido abrazo. Ella estaba sentada frente a su escritorio, leyendo informes y escribiendo cartas y sentencias para todo el reino de Gilius. Lo que tras varios años ya era una costumbre para Pandora, ya estaba adaptada a ese estilo de vida.
—Hola, Angeline —sonrió—. Hoy iremos a Bellger pasado el mediodía. Me llegó una carta de Nyroh hace unas horas y nos pide que vayamos. Algo que me inquieta un poco, seguramente ya tiene respuestas.
Vida y Muerte fueron oportunos, en el mejor momento informaron a Angeline. Y ella, no paraba de irradiar curiosidad. Una vez llegado el mediodía, fueron a Bellger en compañía de Rainer.
Nyroh levitaba y se movía de maneras extrañas, inquietando a sus acompañantes.
—¿Qué te ocurre, Nyroh? —preguntó Eve.
Se alarmó al enterarse de que lo estuvieron viendo y aclaró su voz con firmeza.
—No es nada —respondió—. Simplemente tuve una extraña sensación cuando me fui.
Estaba feliz tras recuperar sus poderes Heridianos.
Estaban reunidos en frente de sus casas, Nyroh ya se había encargado de notificarles a todos que había encontrado respuestas y una alternativa para el problema que correspondía. Madre e hija estaban sentadas en la entrada de su casa, adornada con un juego de muebles que involucraba sillones y una mesa a juego.
—Ya vuelvo —comentó Devika con una sonrisa.
Eve y Evelyn asintieron sus palabras y entró a la casa. Devika se sentía incomoda con la decisión precipitada de Evelyn. A pesar de sus palabras, se negaba a que ambas se vieran expuestas a Luvixia. De todos ellos, solamente ella era consciente de lo que les deparaba allá. La ignorancia de Angeline y Evelyn empezaba a molestarla.
Entró al baño y enjuagó su acendrado rostro. Miró implorante al espejo y suspiró con pesadez.
—¿Qué debo hacer para que me entiendas, Evelyn? —susurró preocupada.
Luego de varios minutos de espera, la primera en llegar fue Clementine, en compañía de Dorian y los héroes de Terra. Saludaron a los presentes y se acomodaron en el lugar. Violet y Rek, a diferencia de sus compañeros, tomaron asiento y se mantuvieron callados en lo que los demás llegaban.
Kleit llegó a Bellger con su característica sonrisa y su hacha apoyada sobre su hombro.
—¡Nyroh! —exclamó socarronamente y abrazó con fuerza a su compañero—. ¿Cómo has estado, chico? Ya no vas a saludar a Hela.
—He tenido muchas cosas en la cabeza, viejo —sonrió—, pero, ¿todo bien allá?
Kleit rio con energía y palmeó con fuerza la espalda de Nyroh sin cesar.
—Si yo estoy en Hela, nada pasará.
—Entonces recemos para que nada ocurra mientras estás aquí.
Luego, llegaron los guardianes de Gilius. Pandora y Eve se saludaron con un fuerte abrazo. Rainer saltó hacia Eve y la abrazó con fuerza para besarla sin cesar. Disfrutaba demostrarle con efusividad cuánto la amaba cada vez que tenía la oportunidad de volver a su casa.
Angeline hizo caso omiso de ellos y buscó a Nyroh y a Evelyn para saludarlos. Por el momento, parecía una linda reunión, como las anteriores.
—¿Qué opinas de ellos, Rek? —preguntó Violet en un susurro.
—Son muy agradables, les confiaría mi vida sin dudarlo —expresó—. Pero, de todos ellos, quien más me agrada es Kleit.
—¿Ah sí? —dijo con curiosidad.
—Es un oponente digno y le sonríe al peligro.
Los ojos de Rek brillaban con la ardiente llama del combate, como era normal en él.
—¿Digno porque te venció en el primer duelo?
—Algún día lo…
Devika salió de la sala con un rostro neutro, interrumpiendo la conversación e inquietando a Rek. Rek nació durante la conquista de Calamidad y jamás tuvo la oportunidad de conocer un habitante nativo de Taro, apenas y pudo escuchar rumores. Tener la segunda oportunidad de verla más de cerca lo inquietaba de cierta forma.
Violet volteó a ver confundida y comprendió al instante la reacción de su compañero.
—Hola, señorita Devika —saludó cordialmente.
Devika volteó a verlos y sonrió.
—Hola Violet, Rek. Me alegra verlos en esta reunión. Están al tanto de todo el asunto, ¿verdad?
—¿La excursión a Luvixia? Sí —respondió Violet.
Devika miró directamente a Rek, siendo capaz de leer sus intenciones a través de sus ojos.
Sonrió.
—Rek, supongo que deseas volver a Luvixia y salvar tus tierras, ¿no es así? —preguntó Devika con curiosidad.