La calma en la hacienda duró poco. Como un río que se desvía sin que nadie lo note, algo comenzó a descomponerse por dentro.
Primero fue el molino. Detenido por "falla mecánica", según los peones. Pero al revisar, descubrió que las aspas estaban forzadas con una palanca oxidada. No fue accidente. Alguien lo saboteó.
Luego fue el ganado: dos reses envenenadas. El veterinario dijo que no era enfermedad. Alguien les había mezclado veneno en el agua del bebedero. No había duda.
El joven reunió a los trabajadores al amanecer. Los miró uno a uno. Había rostros leales, y otros que no podía leer.
—Aquí hay alguien que quiere ver caer esta tierra desde adentro —dijo sin levantar la voz—. Pero no entienden que este lugar no se sostiene por madera o cercas… se sostiene por lealtad.
El silencio fue tenso. Nadie habló. Pero alguien desvió la mirada.
Esa noche, volvió al escritorio de Alejandro. Entre sus cosas encontró una llave pequeña, oculta en un doble fondo. La probó en un viejo armario de hierro que siempre había estado cerrado. Dentro, encontró documentos sellados, cartas, mapas… y una lista de nombres.
Una lista de empleados.
Marcados con tinta negra… algunos tenían una “X” al lado.
Uno de esos nombres aún trabajaba allí.
Al día siguiente, sin previo aviso, el joven se presentó en los corrales. Llamó a un peón llamado Jacinto, viejo, silencioso, siempre con la cabeza gacha. Era uno de los marcados.
—¿Sabías que Alejandro no confiaba en vos? —le preguntó de frente.
Jacinto palideció. Pero no dijo nada.
—Y aún así te mantuvo aquí. ¿Por qué?
El viejo bajó la mirada, pero luego habló con una voz que llevaba años guardada.
—Porque a veces... es mejor tener al enemigo cerca que andar buscándolo en la oscurana.
Esa frase le heló la sangre. ¿Alejandro lo había mantenido allí como medida de control?
—¿Y vos seguiste siendo enemigo?
Jacinto lo miró, y en sus ojos ya no había sombra, solo cansancio.
—No, patrón. Pero alguien sí. Alguien más joven. Alguien que usted confió.
Esa noche no durmió. Porque entendió que la traición no venía solo del pasado… sino del presente.
Y tal vez, estaba más cerca de lo que creía.