Hermandad: Ciudad Oscura (vol.3)

Sentimientos cálidos que ahora son fríos.

— ¿Y de dónde conoces a Santiago?— Preguntó Mariana mirando a Eva con bastante interés mientras esta miraba toda la casa con atención. No sabía nada de diseño de interiores pero le parecía cálido, para nada parecido a su hogar— ¿Estás bien?

— ¡Por supuesto que estoy bien!— Eva enalteció su tono enseguida cuando se dio cuenta de que le estaban hablando— Solo somos compañeros de la Universidad aunque solo compartimos una clase y es optativa...

—No debí tomarla, ahora que lo pienso— Admitió Santiago desde la cocina.

—Sí, ni yo— Se mostró de acuerdo la chica— Supongo que cuando dijeron que podía adelantar, solo quise tomar la oportunidad para hacerlo tomando algunas materias llamativas y pese a que es interesante, el maestro llega a ser una molestia.

— ¿Verdad que si? A mí en principio si me llamo pero cuando me cambiaron al profesor por él… De verdad me arrepentí. Casi hace que odie la materia— Agrego Santiago.

—Supongo que antes era mejor— Eva se mostró interesada pues ella no conoció al viejo profesor.

—Lo era— Santiago termino por encogerse de hombros mientras comenzaba a servir, adelantándose a Mariana que solo reacciono en ese momento al ver a Santiago dándole un plato— ¿Qué pasa? ¿No querías? Tú lo hiciste así que…

—No, solo que yo iba a servir y te me adelantaste— Dijo ella pero no se movió de su lugar.

—No te preocupes, ya lo estoy haciendo.

—La chica debe reconocer que no eres bueno ni emplatando pese a que trabajas haciéndolo— Eva cubrió su boca con su abanico. 

—Soy Mariana, por cierto…

— ¿Ah sí? No creo que la señorita haya emplatado antes— Santiago le miro con una ceja levantada.

— ¡Claro que lo he hecho! ¡Te mostraré!— Eva se levantó para seguirlo a la cocina.

Eso a Mariana no le gusto, tanto que no pudo evitar hacer una mueca de desagrado. Estaba claro que no estaba feliz de lo que estaba viendo y lo peor de todo es que sabía porque se sentía incómoda.  

— ¿Estás bien?— Preguntó Iris acercándose a ella en silencio cuando bajaron de sus cuartos.

Mariana se sonrojo— ¿Ya bajaron? ¡Yo estoy bien!

­—Te veías muy enojada hace un rato— Señalo Johan, con despreocupación, inclinándose detrás de su hermana.

— Como sea ¿Y qué me dices de ti? Te vi muy unido a tu “Compañera de equipo” Ya sabes, la invisible ¿Cómo lo sentiste? ¿Te gusto?— Mariana no quería que se metieran con ella así que se fue por la ruta donde ella molestaba a los demás.

— ¡¿A qué viene eso?! ¡Claro que no!— Johan se sonrojo un poco ante ese comentario. Johan había olvidado que todos, salvo los participantes pudieron ver eso— ¡Además no necesito aclarártelo a ti!

— ¿Y a Aylin si?— Mariana hizo una mueca astuta.

— ¡Tampoco por que no pasó nada!

— ¿Así que conociste a una chica nueva?— Iris se mostró interesada, recargándose en su hermano con visible interés.

— ¿Y qué me dices de ti?— Mariana ahora se giró hacía ella con la misma mueca astuta— Vi que te llevaste muy bien con el de los cabellos castaños ¿Cómo se llamaba? ¡Ah, sí! Era uno de los Tops.

­         — ¿Un Top?— Johan abrió lo ojos mientras se recargaba de regreso en su hermana con una astuta sonrisa— A ver, cuenta, chismecito.

— ¡No pasó nada!— Iris lo empujo de regreso con una mueca sonrojada— Mira, es guapo pero…

­— ¿Pero?— Mariana estaba interesada en eso, tanto que su tono sonaba muy divertido.

— ¡Ah, no, olvídenlo!— Se corrigió muy rápido.

Mientras tanto, Eva no pudo evitar mirar la escena desde la barra con cierto anhelo, pues ella jamás había disfrutado de ese tipo de reuniones ni con amigos ni con su familia pues cuando sus padres se juntaban con ella, solo podían cenar en silencio por las constantes responsabilidades de sus padres que no los dejaban ni un momento.

Se sintió solo un poco miserable.

—Lo siento si son ruidosos— Santiago se disculpó mientras se centraba en moverle a la comida para que esta no se quemara o se pegara— Supongo que dormir les ayudo a recuperar energías, lo que me alegra, sin mencionar que deben de estar felices de haber pasado.

—N-no me molesta, de vez en cuando está bien— Se dio cuenta de que pese a que eran ruidosos, era un ruido agradable para ella. Quizá porque ella misma quería escucharlo y se imaginaba en medio de dicho bullicio.

Y si, era una sensación diferente a la de estar en la calle en medio del bullicio.

—Por cierto ¿Te gusta lo que hay o prefieres otra cosa?— Santiago le señalo el caldo de camarón con las mojarras fritas que en realidad no sabía de donde había sacado Mariana. Después le preguntaría pues tenía que pagarle— Querían algo marino y olvide preguntarte.

—Puedo rebajarme a comer comida de este tipo, no te preocupes— Admitió la chica que en realidad estaba respirando más de la cuenta desde hace rato, tratando de absorber el delicioso aroma de los platillos.

La chica cocinaba bien, lo admitiría.



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En el texto hay: torneo, peleas, superpoderes

Editado: 26.12.2022

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