Hermandad: Ciudad Oscura (vol.3)

Por él...

En las frías tierras de lo que antes era Rusia, donde Ciudad Militar se levantaba, los chicos y chicas eran adiestrados como soldados desde pequeños y aunque se les daba la opción de aprender otros oficios, muchos se quedaban en el ejército por mera costumbre familiar.

Así mismo se dejaba en claro la diferencia entre ser un héroe y ser miembro del ejército desde el principio. Uno es un trabajo colorido lleno de ovaciones mientras que el otro, es un trabajo silencioso y cruel.

Ahí, la diferencia de ser un agente y ser un héroe, era más clara.  

Y en realidad a Aliona no le interesaba ninguno, o mejor dicho, le había dejado de interesar.

Ella quería ser parte del ejército, como su padre lo fue en su tiempo y aunque en realidad no lo conocía y solo podía ver sus fotos y sus medallas, sabía gracias a su madre que era una persona increíble.

Así que trato de ingresar muchas veces al ejército pero nunca fue aceptada, pues pese a tener el poder, los exámenes teóricos cambiaban siempre y casi siempre encontraban sus debilidades.

—Podrás hacerlo la próxima vez ¡No pierdas la esperanza!— Le dijo su madre tras ser rechazada por tercera vez.

Pero ella ya la había perdido. Tres veces habían sido más que suficientes para ella.

—Si te soy honesta, creo que te rechazan por tu poder— Le dijo una de sus compañeras que podía manipular los objetos al tocarlos— ¿Un poder físico? Seguro que ya tienen tantos ahí que ya les aburrió…

—Repruebo por otras razones— Aliona estaba malhumorada pues ya había tratado de pegarle a esa niña pero no lo había logrado, gracias a su poder.

—Entonces si es por otras razones ¿Por qué no lo dejas ya? Se nota que no estás hecha para ese trabajo ¡Mi hermano entro al primer intento!— La chica sonrió ante esas palabras llenas de orgullo.

Aliona de verdad quería partirle la cara pero no podía, solo con su poder.

Pero aquella chica molesta tenía un punto, si no podía ser parte del ejército ni al segundo intento, entonces no valdría la pena seguir intentarlo aunque ella lo desee con todas sus fuerzas. Se dio cuenta de que había trabajos para ciertas personas y que no todo era para todos.

Así que después de aquel último intento, el tercero, dejo de lado aquel sueño y se centró en seguir con su vida, estudiar una carrera como la biología pero todo lo que había hecho hasta ese momento, todo lo que había mejorado la perseguía todos los días.

Tanto tiempo entrenando la acostumbro y tanta frustración se acumuló.

Muchas veces destrozaba los sacos de boxeo solo de entrenar aunque en realidad ahí desquitaba su frustración pero jamás fue suficiente, con el tiempo, aquella frustración la hizo bastante propensa a la violencia.

El último saco especial reventó contra la pared.

— ¿Pero qué te han hecho esos sacos? ¿Se metieron con alguien?— Pregunto una mujer desde la entrada del gimnasio de la escuela donde ella se encerraba cuando estaba frustrada.

Aliona le miro de mala gana y comenzó a preparar sus cosas para irse.

­—Te ve he visto bastante aquí ¿Te gusta entrenar? ¿Necesitas una compañera?— Preguntó la chica mientras sujetaba su musculo del brazo— Yo también entreno y es mejor hacerlo entre dos, así mejoras más…

Aliona pasó a su lado.

— ¡Quizá mañana!— Le dijo la chica, despidiéndola con la mano aunque esta ya no se giró a verla.

A la tarde siguiente, Aliona fue entrenar como siempre, a la hora que siempre estaba solo el gimnasio pero esta vez alguien la estaba esperando soltando uno que otro golpe a uno de los sacos.

—Hola— Era la mujer del día anterior.

Aliona se quedó unos minutos ahí para entonces salir.

— ¡Eso es grosero!— La mujer le alcanzo y la tomo del hombro con firmeza— Soy tu maestra y la verdad es que me preocupa que tengamos que estar comprando sacos de entrenamiento a cada tanto.

—La escuela no debería quejarse de eso…

—Sí, es verdad pero tenía que haber una forma de llamar tu atención— La mujer soltó un pequeño suspiro— ¿Entrenamos? Y si ganas entonces… Podría pensarme el dejarte ir ¿Qué te parece? Y si yo gano entonces hablaremos ¿Qué te parece?

— ¿Una maestra usando fuerza contra una alumna?— Aliona le miro con la ceja levantada.

—Deberás aceptar si no vendré a menudo a molestarte ¿Y dónde destrozaras esos sacos?— La maestra señalo la sala de entrenamiento con despreocupación— O podría traer a más gente y…

­—Bien, hagámoslo— Aliona frunció los labios— La primera en tocar el suelo con algo que no sean los pies, gana.

La cosa es que cuando ambas se pusieron en posición, al momento siguiente Aliona ya estaba de espaldas contra el suelo, con una mueca de sorpresa en el rostro mientras la maestra le miraba desde arriba.

Su sonrisa se deformo de frustración.

— ¿Y qué quieres?— Aliona no tuvo más opción que levantarse con el poco honor que le quedaba— Si quieres que deje de destrozar los sacos, deberían comprar de mejor calidad o yo que sé…



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En el texto hay: torneo, peleas, superpoderes

Editado: 26.12.2022

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