Hermandad: Ciudad Oscura (vol.4)

Tras aquella sonrisa.

— ¡Ustedes, alto, es zona restringida!— Grito un guardia que estaba vigilando uno de los pasillos, mientras levantaba su mano a su arma pero estos no se detuvieron en ningún momento— ¡Deténganse o disparare! 

El hombre pensó que podría detenerlos pero no parecían intimidados, por lo que trato de apretar la alarma de su arma pero Bruno se acercó a él muy rápido, tocando su cabeza con una hoja de papel que brillo y exploto, haciendo caer al tipo hacia atrás, salpicando de sangre las paredes.

—No sirves para las misiones de infiltración— Señalo la rubia, sonriendo con satisfacción mientras su compañera hacia una mueca de desagrado y apartaba la vista del cuerpo.

La rubia tenía una expresión peligrosa, era de labios delgados, ojos azules, cabellos largos aunque ya de cerca parecían teñidos de castaño en las puntas, de nariz fina. Era bastante delgada.

—Vamos, no pongas esa cara— La chica morena se mostró incomoda cuando la rubia se le acerco a hablarle— Somos terroristas, debemos mostrarnos como tal ¿No te parece? Sobre todo nosotros que debemos demostrar genialidad frente a la más nueva.

La chica no le dijo nada, limitándose a mirar a otro lado.

—Ya basta, terminemos con esto que debo regresar a cocinar… Fingiré que no salió— Dijo Bruno con despreocupación.

Los tipos entraron al edificio sin más.

Los pasillos del lugar estaban pintados de un color blanco con suelos del mismo color, además de tener pegados en la pared muchos volantes que indicaban el uniforme de seguridad y muchos otros que eran pancartas para levantar los ánimos de la empresa. Incluso había cronogramas y diagramas de flujo, además de otras tantas señalizaciones sobre donde estaba cada departamento del lugar.

Las chicas se habían acercado lo suficiente, solo para darse cuenta de que la puerta estaba derretida de los seguros, siendo esa la causa por la que pudieron entrar como si nada al lugar.

—Hay que tener cuidado, ese ácido parece muy corrosivo— Aseguro Mariana, mirando que el líquido que cayó al suelo, era lo bastante potente como para penetrar en el concreto— Espero que no puedan lanzarlo muy lejos.

—No te preocupes, esto será pan comido— Aseguro Hotaru, regresando a su personalidad altanera— Simples terroristas no podrían ni ponerme en un aprieto y mientras sus ataques sean de cerca.

En realidad Mariana no tendría mucho de qué preocuparse con alguien así a su lado pero Bruno era problemático.

Siguieron avanzando hasta toparse con el cuerpo, reconociendo así el arte de Bruno.

—Esto es de Bruno— Señalo Mariana.

— ¿Qué poder tiene?

—Explosión— Señalo Mariana, apretando los labios.

Siguieron avanzado hasta toparse con aquella chica rubia que estaba recargada en una pared mirando a la nada con una expresión cansada— Ese tipo explota ¿Y es menos peligroso que yo? ¡Tonterías!

— ¡Alto ahí, criminal!— Mariana quería atraparla por sorpresa pero la voz de Hotaru llamo mucho la atención. Esperaba que eso no hubiese puesto en alerta a sus acompañantes— Sube las manos donde pueda verlas.

— ¿Eh? ¿Agentes de la SDO?— La rubia se irguió de la pared y sonrió con satisfacción— Comenzaba a aburrirme de estar aquí parada y… Espera ¡Yo te conozco! ¡Eres una cantante!

—Vaya, parece que el ser criminales no te impide tener buenos gustos— Hotaru inflo su pecho con orgullo.

—Te odio— Dijo la rubia con una mueca molesta.

—Retiro lo dicho, no todos pueden tener buenos gustos­— Hotaru se encogió de hombros.

La chica se abalanzo contra ambas chicas.

—Detente— Hotaru levanto su mano y la rubia se detuvo, con una mueca confundida— Mariana, ve adelante, me gustaría hablar con la hater un rato ¿Qué te parece? Te alcanzare enseguida.

Mariana avanzo, pasando con cuidado a un lado de la rubia que se quedó en su lugar con una leve sonrisa.

—Parece que tendremos un poco de diversión entre chicas— La chica rubia paso su lengua por sus labios.

La fábrica estaba organizada por dos zonas, una donde las maquinas trabajan y que estaba ubicada en la zona central y la segunda que estaba en la periferia donde estarían maquinas más pequeñas y las oficinas donde se llevaban los registros de producción.

Mariana estaba viendo el mapa con el fin de encontrar la entrada a la sala de máquinas, el lugar que podría producir mayor destrucción si se viera afectada. Y pese a que podía confirmarlo con su poder, sería un desperdicio utilizarlo ahora.

Ella pudo encontrar otra de las puertas corroídas por el ácido, así que había llegado al sitio indicado además de otro cuerpo.

La puerta indicaba que era la maquina principal donde se producía el plástico a través de otros plásticos y basura. En realidad era un proceso que podía durar días o semanas, dependiendo de la materia prima que se usaba.

De hecho, la maquina debía de estar encendida ahora, porque los ruidos eran inconfundibles.

Mariana noto a otro guardia muerto tirando en el suelo con restos de sangre por el suelo debido a la explosión que ocurrió en su pecho.




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