Hermandad: Ciudad Oscura (vol.4)

¿De verdad puedes pelear?

Mariana se apartó, girando en el suelo pero de todas formas las pequeñas explosiones que se generaron terminaron por empujarla lejos, justo hasta un montón de cajas que estaban amontonadas ahí. Todas reventaron, levantando polvo.  

Entre el polvo, Bruno ya no lograba ver a Mariana, cosa que no lo sorprendió. Seguro ya había comenzado a moverse.

—Lo siento, mi amor, pero debo matarte ¡No puedo dejar que vayas de chismosa con la SDO!— Dijo Bruno mientras lanzaba otras canicas que explotaron, cerca de unas cajas que de materiales que había cerca de donde ocurrió aquel impacto— No esperaba verte ya que esta no era tu zona de vigilancia de hoy ¡Que mala suerte!

Bruno sabía que debía destrozar las cajas sí o sí para dejar al descubierto a la chica.

Mariana había comenzado a desplazarse entre las maquinas que estaban ahí, y que bueno que eran grandes y que algunas estaban bastante juntas, aunque también había muchas zonas muertas donde no podría esconderse y zonas necesarias para desplazarse a otras partes.

Su brazo ardía, pues parece que la primera explosión si logro afectarla un poco.

Ya no tenía tiempo de llorar, porque si se descuidaba, de verdad la mataría.

—Se cómo funciona tu poder, querida, se cuánto tiempo puedes ver y como reduces tus opciones— Comentó Bruno con una gran confianza en su tono— Y lo que es más, conozco sus limitantes.

Mariana asomo su rostro y le apunto al chico con su pistola, lista para dispararle pero cuando pensó que se había decidido, no pudo apretar el gatillo.

Bruno la localizo y le lanzo sus canicas, lo que la obligo a moverse para no morir.

—Te conozco mejor que nadie ¿De verdad estas dudando el matarme?— Sugirió Bruno y miro a su compañera que estaba encogida, con una mueca nerviosa y asustada mientras trataba de trabajar— Y tú, será mejor que te apures porque si ella está aquí, los otros no tardaran.

La agente apretó los dientes y entonces entendió lo que debía hacer aunque no estaba muy orgullosa de la idea que acaba de tener.

Mariana se levantó de donde se escondió y le apunto, ahora a su compañera quien pudo verla de reojo, entonces soltó un grito y se apartó de lo que estaba haciendo, tratando de buscar un lugar donde esconderse.

—Relájate, yo me haré cargo de ella— Bruno silencio a su compañera y miro a Mariana quien mantenía la pistola apuntándole a la chica— Ah, mi pequeña, ambos sabemos que no lo harás.

Mariana mantuvo la vista fija en la chica quien pasaba la vista entre Mariana y su trabajo con nerviosismo.

—Si quiero, puedo volar todo el lugar con mi poder y lo sabes— Dijo Bruno mientras jugueteaba con un par de sus canicas— Cualquier cosa que toco se carga de mis partículas p y ¡pum!   

—Primero tendrías que salir del lugar ¿Sacrificarías a tu compañera y a ti solo para matarme? En opinión personal, el suicidio doble no es muy romántico en realidad— Pregunto Mariana quien se mantuvo firme, apuntándole a ambos.

—Cuando nos unimos a la causa, estábamos consientes que era un camino sin retorno ¿Sabes? Si tengo que matarme y matar a mis compañeros para cumplirlo ¡Lo haré!— Dijo Bruno con confianza.

Su compañera le miro con los ojos muy abiertos.

—Parece que solo tu estas tan loco como para hacer eso— Mariana no pudo evitar esbozar una débil sonrisa, ya que era consciente de que aún estaba en desventaja frente a él.

Bruno trono los labios con desagrado y se preparó para lanzar más canicas.

Tras esa plática, Mariana pudo entender que el Bruno que conocía no era para nada el mismo que tenía al frente y que de hecho, todo lo que sabía de él seguro que era mentira. Ella estúpida, era la única vulnerable en ese momento.

Se sentía horrible, desnuda frente a un ser que la conocía mientras ella solo podía pensar en una sonrisa cálida falsa y en una cantidad de momentos que eran importantes para ella pero no para él.

Mariana entonces le apunto mostrando una mueca decidida que aún estaba bañada en dolor y disparo, no pudiendo evitar cerrar sus ojos tras el culatazo, esperando no haberlo matado. Tampoco quería ver el futuro para confirmarlo. 

Bruno, sorprendido, recibió el disparo en su brazo.

— ¡Perra!— Grito Bruno, sorprendido y molesto, por lo que le lanzo las canicas las cuales explotaron cerca de las maquinas.

Mariana logro moverse lo más lejos posible pero aun así fue impulsada hacia enfrente cuando la máquina que fue afectada, exploto, provocando que desde el techo, los aspersores se activaran.

— ¡Voy a matarte!— Gritó Bruno, sonando encabronado.  

Sí, eso definitivamente no lo diría su Bruno.

Tenía que centrarse en el combate, quiera o no, pues no podía distraerse con sus emociones y sentimientos que en ese momento eran abrumadores, dolorosos y la llenaban de dudas que solo le dolían más.

Otras explosiones cercanas la hicieron regresar a sí misma, por lo que de nuevo limpio sus lágrimas y se preparó para seguir atacando.

— ¡Sal ya, mocosa!— Grito Bruno, mientras otras explosiones cercanas la hacían estremecer.




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