Hermandad: Ciudad Oscura (vol.4)

Una estrategia sin riesgos no es estrategia.

Cuando Mariana se decidió a ser una heroína y comenzó a entrenar su poder se dio cuenta de que pese a lo útil que resultaba necesitaba tiempo para planear sus movimientos después de usarlo y eso no sobraba en un combate real. 

Sin mencionar que había poderes tan masivos que no importaba cuando viera hacia adelante, los resultados no cambiaban o variaban muy poco.

Pero tampoco podía solo detenerse por eso, de hecho debía mantener su mente centrada y pensar en cada movimiento que podía hacer y aunque tuviera que tomar muchos riesgos, debía ganar al final.

Este era uno de esos casos, donde tenía que pensar rápido y moverse igual, entonces habría una oportunidad.

Desde el principio sabía que no podía ganarle, al menos no a fuerza bruta y acercársele sería imposible mientras Bruno siguiera generando distancia con las explosiones.

Entonces debía hacer que él se acercara a ella pero ¿Cómo? No era tan tonto como para buscarla de forma directa y por eso se tomaba su tiempo explotando los lugares donde se podía esconder con el fin de hacerla salir a ella.

Tendría que obligarlo a bajar la guardia pero de nuevo se preguntó ¿Cómo?

Entonces miro sus armas, su cuchillo de caza y su pistola.

Tras unos segundos se le ocurrió algo pero esperaba no reventar en pedazos cuando terminara, porque entonces tendría un gran problema.

Primero disparo varias veces hacia él, no buscaba confundirlo ni darle, al menos no era su objetivo principal, solo buscaba demostrarle las balas que tenía en la pistola y que las estaba gastando casi sin pensárselo.

Sin mencionar que había visto el futuro y sabía exactamente a donde dispararía después por lo que fingió que él la estaba atrapando en la jugada.

Confiaba en que su rival no las contaría y acertó, ya que nadie lo haría, pero para estar segura, debía dejar en claro que ya no tenía ninguna para que el tipo bajara la guarda por completo.

Esa fue la razón tras su último ataque, apuntándole de forma aventada y fingiendo que la pistola se había quedado sin municiones aunque en realidad solo la había desarmado y tenía el cargador con la última bala escondida en su otra mano.

No se movió muy rápido para no acortar tanto la distancia entre ambos, entonces cuando las bombas explotaron, no le afectaron tanto, aunque por poco tira el cargador debido a la fuerza de empuje.

En el aire logro cargarla de nuevo, escondiendo el ruido del seguro detrás de la explosión.

Cuando cayó al suelo, por poco suelta la pistola y debía admitir que el hecho de casi haberse quedado sin aire no fue para nada fingido. Sin mencionar que seguro si había quemado sus manos por la explosión porque ardían.

Y sí, todo se movía y el sonido de sus oídos era muy doloroso.

—No pensé que fueras tan estúpida ¿Eh? Ahí pudiste vencerme pero veo que la inteligencia de la que tanto presumes no es nada— Dijo Bruno, que comenzó a acercarse a ella y sus pasos la hacían vibrar a ella, dolían— De verdad lamento no haberte podido coger.

Eso le dolió a Mariana, tanto que comenzó a llorar pero quería creer que también tenía que ver con el dolor de sus manos y sus odios.

— ¿Qué pasa? ¿Quieres que te coja? Podemos hacerlo, incluso podría aceptarte conmigo ¿Sabes?— Bruno hablaba con confianza y gracias a que se había acercado, ella podía verlo más de cerca— Estaremos juntos siempre, como siempre soñamos ¿No te parece lo mejor?

Le sonreía como siempre lo hacía, algo que la destrozo más.

—Ya, ya, llorar no te hace ver linda— Dijo Bruno aquel tono que no solo la puso triste, sino que lo hizo querer colgarlo ¡Como pudo ser tan tonta!— Ven a mis brazos y seamos felices juntos ¡Derribemos esta asquerosa ciudad!

Mariana levanto la pistola con el fin de lanzársela y fingir desesperación por que se alejara de ella.  

Bruno se preparó para tomarla en el aire y cuando la punta de pistola se alineo con su cara, ella disparo.

Y qué bueno que se acercó, porque las cosas aún se movían un poco y hubiese sido más difícil darle a los tres Brunos.

El grito de Bruno se escuchó por todo el lugar mientras sangre comenzaba a gotear hacia el suelo y mientras Mariana trataba de enfocar a su enemigo. No parecía muerto, lo que la aliviaba, así que…

Cuando ella pudo ver un poco mejor, no solo noto la sangre que había caído y que seguía cayendo de su rostro, si no también pudo ver como Bruno sostenía su mejilla derecha con fuerza mientras más sangre pasaba a través de sus dedos.

¡Mierda, le atravesó la mejilla!

Este la miraba con odio pero no parecía listo para quitarse la mano.

Mariana aprovecho para tirarlo usando sus piernas, a lo que el tipo, sin poder hacer nada, cayó pero logro sostenerse con las rodillas. Debido a la sangre, no estaba dispuesto a quitarse la mano del rostro.

—Supongo que no soy tan idiota como pensaste, bastardo— Le grito ella con odio mientras se ponía de pie con dificultad. Las cosas aún se movían mucho pero estaría bien— ¡Mierda, bastardo! ¡Te odio!




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