Hermandad: Ciudad Oscura (vol.4)

Viejos colegas del trabajo.

El laboratorio escolar de Dulce Lair estaba equipado como todos los demás, con todos los aparatos en última tecnología para hacer análisis, tanto de biológicos, como de químicos inertes, además de estar equipado con los sistemas más avanzados en cuanto a la seguridad del personal. Y Dulce los cuidaba muy bien.

Había experimentos sobre la mesa, incompletos o que incluso se estaban incubando en pequeñas cámaras pero como el festival se estaba celebrando, nadie los estaba vigilando más que la encargada del mismo lugar, Dulce.

Dulce era una mujer joven muy hermosa, delgada de cabellos castaños cortos, lentes cuadrados rojos, ojos verdes que normalmente brillarían con alegría y pecas sobre su nariz. Era de estatura baja por lo que no se veía muy amenazante con el bisturí que tenía extendido hacia su acompañante.

Ese día vestía una blusa azul, un pantalón de vestir negro y sus botas de trabajo además de su bata blanca impecable.

Su acompañante, por otro lado portaba una camisa negra, unos pantalones de mezclilla color caqui y una gabardina que le llegaba sobre las rodillas de un color similar al de su pantalón. También llevaba unas botas negras y unos lentes de pasta azul.

Pese a lo guapo que era, Dulce sabía que su rostro era falso, pues Alberch había dejado de existir hace mucho.

Su apariencia era la de un hombre joven, alto, de tez clara, cabellos rubios, labios delgados, nariz respingada y unos hermosos y vivos ojos azules que eran falsos.

A los pies de este, descansaba Damián Allegado, un compañero de trabajo de Dulce que fue noqueado por el robot sintético de color blanco, sin ojos y que acompañaba a Alberch como matón.

—Entonces ¿De qué quieres hablar?— Preguntó de nuevo Dulce, con firmeza mientras el chico sentado frente a él la contemplaba con esos ojos brillantes que a ella le parecían tan artificiales.

Aunque para otras personas, ese no sería el caso.

—Supongo que debemos comenzar con lo que seguro te importa más, aquellos que se hacen llamar Los Oscuros— Dijo el hombre con despreocupación— ¿Sabes qué es lo que quieren?

—No trabajo para la SDO, así que no lo sé, solo sé que han estado engañando a los jóvenes para hacerlos unirse a su grupo de criminales— Y eso lo sabía gracias a Irene y Esmeralda quienes se vieron involucrados en eso.

—Ah, sí, sí, esos mismos ¡Me alegra no tener que explicarlo todo!— El chico se encogió de hombros— Pero ¿Sabes quiénes son? ¿De dónde salieron estas personas inconformes con el mundo?

Dulce se quedó callada.

— ¡Pues claro que no, porque por eso estoy aquí!— D.A hablaba con una terrible confianza que solo llenaba a Dulce de muchas ganas de enterrarle el bisturí aunque no le hiciera nada— Tienen nombres variados y vienen solo de esta ciudad, la mayoría…

— ¿Cuál es el truco? ¿Vienes a entregarlos?— Dulce levanto un poco más el bisturí.

—No, al menos, yo no lo haré pero ¿Tú lo harás?

— ¿De qué hablas?

—Tienen nombres variados pero creo que los reconocerás más por: Sujeto 340-AI, Sujeto 120-IL y el Sujeto 011-IC— La sonrisa del hombre solo podía contrastarse con la mueca de Dulce.

—Ellos…

—Sí, ellos mismos— Dijo el hombre, encogiéndose hombros, mostrando una mueca triste— Esos pobres niños que fueron abusados y que más tarde solo fueron utilizados como conejillos de indias para TUS investigaciones.

— ¡Eran tus investigaciones!— Grito ella, levantándose.

—Sí, sí, claro, no me quito culpa pero fuiste tú quien aplico las pruebas y tampoco es que te importara antes ¿Recuerdas? ¿Cuántos niños mataste, Guadaña de la Muerte?— El hombre frunció los labios en su dirección.

Dulce dejó caer su mano, temblorosa.

—Pero no te preocupes ¡Se que solo están buscando matarme a mí, y al otro encargado de la investigación del cual no diré el nombre porque fue un cliente importante!— Dijo el hombre, mirándola con atención.

Dulce ni puso atención a eso último. Sus ojos estaban perdidos y estaba temblando visiblemente.

A D.A esto le divertía.

Un grupo de niños que fueron rescatados de la calle, de orfanatos y que la mayoría de ellos no tenían poderes de nacimiento fueron reunidos en una instalación donde se les daría una vida, un hogar y educación a cambio de que prestaran sus cuerpos.

Pero estaba claro que la mayoría no se les informo de eso último y en realidad tampoco es que hubiese a alguien a quien le importara.

— ¿Tantos?— Preguntó Dulce, mirando la sala llena de niños desde una habitación que los sujetos de prueba no podían ver— ¿Qué mierda se supone que estamos haciendo? La verdad es que no me importa pero…

—Buscamos darles poderes… Creo que es la forma más fácil de explicarlo— Dylan Alberch, el nombre que usaba D.A cuando se presentaba de forma física y el nombre que usaba Dulce antes de descubrir la verdad— Quizá podamos localizar el gen que activa los poderes durante las pruebas.  

— ¿Qué?

— ¡Vamos, pensemos un poco! Seguro sabes que el desastre nuclear que ocurrió hace mucho fue lo que nos dio poderes, más concretamente la Energía Nuclear Negra involucrada en ese desastre pero ¿Cómo paso?




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