Hermandad: Ciudad Oscura (vol.4)

El chico que quería ser un héroe como ninguno.

Kaito adoraba los libros de fantasía de la vieja era, sobre todo las Novelas Ligeras.

Sus padres coleccionaban viejas Novelas Ligeras y otros tantos libros de todos los géneros que encontraran, así que desde muy pequeño se sumergió en diversos mundos y muchas fantasías que le ayudaban a sobrellevar su propia soledad.

No es que sus padres no le pusieran atención o no lo quisieran, de hecho Kaito podía sentirse seguro con sus padres, hablando de libros y de sus viajes pero cuando hablaba de ir a la escuela, la cosa se complicaba un poco.

Debido a los viajes de sus padres, tenía que moverse de ciudades de forma constante, lo que le impedía estrechar lazos y con el tiempo, el mismo dejo de interesarse en hacerlo, ya que al final del día, esos lazos se romperían incluso cuando había promesas de por medio.

—Te hablaré todos los días incluso estando lejos— Le decían pero tras meses, todo se olvidaba.

Al final nada de eso le importaba mientras pudiera seguir leyendo y claro, llenándose de emoción al pensar que él podría volverse un héroe también como sus héroes favoritos ya que, pese a que no vivía en una fantasía, el ser héroe y luchar contra el mal era una realidad.

Incluso cuando entro a la Academia Asahi, le era difícil para el relacionarse con otros, sobre todo por lo introvertido que se había vuelto con el pasar de los años, eso y su leve caso de lo que denominan síndrome del octavo grado no lo ayudo mucho.

—Parece que encontré a mi rival— Dijo Kaito, volviendo a sonreír tras unos segundos y dándose cuenta de que eso fue lo que le dijo a su enemigo anterior. Debía pensar en otro dialogo— No te preocupes, no he terminado, yo aún estoy escondiendo mi poder.

Javier eso ya lo sabía pero por eso mismo no se detendría.

Así que levanto una gran placa del suelo y con gran velocidad trato de lanzarla hasta Kaito quien a su vez soltó un grito, destrozándola en el aire y desperdigando los restos con violencia y pese a que quería silbar para evitar otro posible ataque, una barrera de fuego por poco le pega en la cara.

Este la esquivo pero entre las llamas que lo siguieron, Javier trato de golpearlo en la cara, a lo que su rival soltó de nuevo grito, apartándolo y apagando las llamas con él.

Javier de nuevo logro caer de la mejor manera pero debía hacer algo para evitar que gritara pero ¿Qué?

Por otro lado Kaito no podía evitar sentirse más emocionado de encontrar a alguien contra quien enfrentarse de esa manera tan épica. Debía lucirse pero no tanto, ya que solo en la final debía demostrar su verdadero poder.

Kaito soltó un grito, pero era muy diferente de los primeros, este era mucho más agudo y al mismo tiempo mucho más peligroso, tanto que saco hacía atrás a Javier pese a que tenían bastante distancia entre ambos ya.

Los vientos que Javier había formado a su alrededor para cubrirse también estaban flanqueando, abriéndose de a poco.

Javier tuvo que levantar ambos brazos para cubrirse los odios, ya que comenzaba a sentir que su cuerpo vibraba y que su cabeza daba vueltas pero cuando logro cubrirse, Kaito ya se había acercado para golpear su estómago, seguido de un golpe hasta la barbilla, entonces otro que fue directo hasta su cara.

Pero Javier ya había recibido sus golpes y admitía que pese a que su poder era increíble e incluso pese a que sabía pegar, Kaito no era lo bastante fuerte como para tumbarlo, por lo que, arriesgándose, sujeto el brazo del chico antes de que se apartara de su ultimo golpe, causándole una gran sorpresa a su rival que trato de apartarse de forma casi desesperada.

Kaito se preparó para gritar de un segundo a otro pero fue silenciado por un golpe que le dio en la cara, seguido de un rodillazo que le saco el aire y otro golpe en su barbilla que lo levanto un poco del suelo y lo aparto de Javier.

— ¡Au!— Kaito no pudo evitar quejarse en el suelo, con los ojos lagrimeando un poco.

Javier cayó en una de sus rodillas pues el sonido aun retumbaba en su cuerpo como si él fuera una gran campana, e incluso sus músculos vibraban causándole un gran dolor en todo el cuerpo.  

Trato de detener las vibraciones sujetando sus brazos pero parecía inútil.

Kaito comenzó a levantarse pero aún se veía adolorido, sobre todo de su cara que ardía mucho, sin mencionar su mandíbula que podía verse hinchada. Sentía incómodo el moverla aunque sea un poco.

Ambos se pusieron de pie para mirarse seriamente.

—Parece que si tendré que sacar mi poder oculto— Kaito sujetaba su barbilla mientras esbozaba una confiada sonrisa y con su otra mano cubrió su rostro, dejando ver solo sus ojos entre sus dedos de forma dramática— ¡Bien, espero que valga la pena! ¡Me había prohibido a mí mismo usarlo contra rivales tan simples y débiles! Pero… No eres tan simple como pensé. 

—La verdad es que eres bastante fuerte así que parece que tendré que hacer lo pertinente y mostrarte todo mi poder— Dijo Javier, regresándole la misma sonrisa que él, lo que hizo que Kaito le mirara con interés.

— ¿Eh? ¿De verdad? Digo… ¡Claro!— Dijo Kaito, recuperándose de ese leve desliz— Es un enfrentamiento de poderes ocultos ahora así que prepárate para ser humillado ante mi poder…




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