Hermandad: Ciudad Oscura (vol.4)

Por una promesa que mantener.

Pero Nadir no era el único que debía cumplir una promesa.

—Lo siento, mi pequeña— La mujer que estaba en cama era su mamá, hermosa y tan parecida a ella pero con una belleza que según Kolenka, solo podía soñar tener incluso de más mayor. Pese a solo tener 35 años, sus cabellos estaban totalmente cenizos— No pude entregarte un mejor cuerpo…

Kolenka solo podía sujetar la mano de su madre contra su rostro— No importa, eres una mujer esplendida y fuiste una gran heroína para mí… ¡Yo…!

Rashel Sokolova era una mujer que al igual que la gran mayoría de gente, creció soñando con ser una heroína o al menos una chica que pudiera ayudar a quien lo necesitará en cualquier momento, siempre con una gran sonrisa.

Pero tuvo la mala suerte de pertenecer al reducido porcentaje de personas que en la actualidad aun no son aptos para sus propios poderes, los llamados en su tierra como “defektnyy”

En Rusia no había problema con no tener poderes pero aquellos que nacían como defectuosos si eran un tanto discriminados. Solo aquellos que hacían algo para corregir su situación eran bien recibidos, si no, mejor no te vuelvas un héroe.

Incluso con las terapias y modificaciones genéticas, pese a que avanzadas eran aún muy peligrosas así que la mayoría de gente optaba por el trabajo duro y entre ellos, ahí estaba Rashel.

Esa mujer fue bien reconocida al graduarse de la misma academia Svyatoy Mech debido a sus grandes esfuerzos, así que incluso cuando formo su propia familia, su nombre aun sonaba bastante entre sus compañeros de trabajo y entre las organizaciones de héroes más conocidas.

Pero no solo era por su gran habilidad que si era un punto muy importante, en realidad era por su capacidad para siempre sonreír pese a los problemas a los que se enfrentaba. No había villano o situación que la hiciera cambiar aquella honesta y brillante sonrisa que había salvado a más de uno en las peores situaciones.

Ella sabía que mientras se mantuviera positiva y mientras pudiera tranquilizar a la gente detrás de ella, todo estaría bien.    

De hecho, estaba siendo considerada para ser un Top pero el uso prolongado de su poder en conjunto con el embarazo, termino debilitando su cuerpo mucho más rápido de lo que todos hubiesen esperado.

De todos modos siguió trabajando pero su actuación se redujo bastante.

—Yo… No debí hacer nacido— Le había dicho una vez Kolenka mientras su madre le hablaba de aquellas misiones que realizaba junto con su padre y junto con su grupo de amigos y compañeros.

— ¿De qué hablas?— Rashel se inclinó hacia su pequeña niña. Kolenka podía ver de forma más clara como algunos de sus cabellos ya habían perdido brillo.

—Te debilitaste por el embarazo y el uso de tu poder ¡Tu podrías ser un Top ahora!— Kolenka de verdad no pudo evitar sentirse mal por su madre, que siempre había brillado como heroína, como persona y que ahora, lastimosamente, se encontraba ahí, resguardada en casa.

—Puede ser pero ¿Sabes una cosa? La verdad es que pese a que disfruto mucho ser una heroína, verte crecer, verte descubrir tus poderes y sobre todo, poder estar contigo este tiempo me ha hecho la mujer más feliz del mundo, además, esto es solo una acumulación de canción, mañana estaré como nueva , ya verás— La sonrisa brillante de aquella mujer no podía ser más sincera.

Las dos chicas se abrazaron con fuerza.

—Siempre serás mi más grande orgullo, mi más grande sueño­— Le susurró su madre, sin soltarla de aquel largo abrazo.

Al final, así como sus padres, Kolenka decidió seguir el camino de la heroína pero al igual que su madre, la genética no estuvo de su lado, convirtiéndola en una defectuosa.

— ¡Lo siento!— Rashel abrazo a su hija con fuerza— Debí darte un mejor cuerpo, no uno como el mío de defectuoso.

—No es tu culpa, es de ambos— Le tranquilizo el padre de Kolenka mientras las abrazaba a ambas con fuerza, esto tras recibir los resultados de la prueba de aptitud.

—No importa, mamá, papá— Les dijo la pequeña Kolenka separándose del abrazo mientras sonreía con confianza— Seré como mi mamá, me esforzaré y me volveré una heroína de todas formas.

—Pues sí que suenas como ella—Señalo el padre, al borde de las lágrimas.

— ¡Oye!— Se quejó, algo avergonzada Rashel para entonces mirar a su pequeño tesoro— Bien, entonces me haré cargo de entrenarte ¿Qué te parece? Al fin y al cabo tienes mi poder y yo ya se controlarlo.

— ¡Bien!— La chica se emocionó.

—Ah, ya estoy vieja— Dijo Rashel dejándose caer al suelo, que estaba acolchonado, tras el entrenamiento físico que estaba teniendo con Kolenka— Creo que ya no estoy para estos trotes de jóvenes.

La pequeña también se había tirado al suelo, cansada.

— ¿Puedes traer agua para las dos?— Le pregunto su madre.

— ¡Claro que sí!— La niña se levantó del suelo con habilidad, dando un salto y corrió hasta la sala de su casa.

—Sí que tienes energía— Rashel no pudo evitar sonreír al ver a su pequeña, entonces tomo la tolla con la que estaba secando su sudor y lo puso sobre su boca, solo para evidenciar que el sabor metálico en su boca no era otra cosa que sangre— La medicina ya no funciona ¿Eh?




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