Hermandad: Ciudad Oscura (vol.4)

Antes del último combate de la tercera ronda.

—Me alegra que haya pasado a la siguiente ronda, o sea, sabía que iba a pasar pero…— Dijo Javier quien ya se había reunido con los chicos en las gradas— Esa chica, Kolenka de verdad me parecía muy peligrosa.

—Sí, lo es— Admitió Aylin, quien recordó su breve encontronazo en el bosque durante la prueba pre-torneo. Su poder la hacía inmune a sus gravitones así que sería una rival interesante para ella.

— ¿Y cómo te sientes, chico Avatar?— Preguntó Mariana hacia Javier a quien abrazo con uno de sus brazos.

—Frustrado pero satisfecho, creo que esa chica era muy fuerte así que no creo que haya perdido por mi inutilidad— Javier en realidad se sentía bien, aun no podría caminar a un lado de sus amigos pero sentía que se acercaba poco a poco.

— ¡Lo importante es eso!— Le tranquilizo Mariana, moviéndolo por el hombro con gran emoción.

— ¡Gracias!

—Eso significa que el siguiente enfrentamiento de Iris será con él…— Santiago no pudo evitar preocuparse.

— ¿Te preocupa? Aún no sabemos si el chico clasificara— Mariana se giró hacia él.

— ¿Lo dudas?—Santiago levanto una ceja en su dirección.

—Por poder, no, pero creo que podría retirarse. Piénsalo un poco, el chico se enfrentó a varios y seguro los dejo muy alto en los puntajes privados de las agencias así que podría retirarse ahora para el juego final— Mariana se encogió de hombros.

—Podría ser…— Admitió Santiago, pero incluso si él no calificaba, la otra chica tampoco será sencilla.

Por otro lado, el Top tres fue llamado por alguien afuera de la sala de espera.

— ¡Hola, es un verdadero honor conocerte!— Saludo aquel hombre de barba bien recortada, de ojos brillantes de color castaño, de cabellos castaños algo quebrados que llevaba un traje negro elegante— ¡Gracias por todo el trabajo que has hecho!

—No me agradezcas. ¿Qué necesitas? Estoy por pelear…

—Vengo representando a Lóng Qiáng— Dijo el hombre mientras sacaba una hoja de papel que le dio al chico— Somos abogados y nos gustaría que nos escucharas o bien, que nos leyeras.

Orlan tomo el papel y comenzó a leerlo.

En resumen, si se dejaba ganar o renunciaba al siguiente combate, beneficiando al chico que era de su academia, entonces le darían un pago justo argumentando que el torneo es para estudiantes y él mismo, ya no era del nivel de los demás estudiantes.

—Esto no es muy deportivo…

—Tampoco su participación en el torneo ¿O sí?— Preguntó de regreso aquel hombre sonriente.

—Soy un estudiante de segundo, así que creo que estoy en mi derecho de ganar un torneo así— Orlan no pudo evitar regresarle una sonrisa junto con su papel— Es patético que una escuela recurra a esto y más, una tan reconocida como Lóng Qiáng.

—No te equivoques, no venimos de parte de la escuela, no del todo— El hombre estaba usando un peligroso tono en su voz, lo que hizo que Orlan comenzara a reír casi de inmediato, interrumpiendo la sonrisa del hombre.

— ¡No se quienes sean, pero de verdad están tan locos como para venir a amenazar a un Top! ¡Podrían ser muy divertidos!— Al chico no le importó decirlo en voz alta, lo que provoco algo de molestia al hombre.

—Es solo una sugerencia que nos conviene a todos— El hombre trato de volver a tomar el control de la conversación.

—Pues no, lo siento— Dijo el chico, secándose las lágrimas que acaban de salir de sus ojos tras esa gran risotada.

— ¿Es tu última palabra?— Preguntó el hombre, apretando un poco el contrato.

— ¿Por qué? ¿Me obligaras a tomar otra decisión? ¿O mejor dicho, me obligaran?— El chico le contemplo con seriedad mientras una serie de rayos aparecieron en el contorno de sus ojos junto con una sonrisa confiada.

El hombre retrocedió, un tanto tembloroso mientras una gota caía por su rostro— Yo… No querrás meterte con nosotros.

El tipo trato de sonar confiado durante toda la conversación pues conocía el poder militar de su gente pero cuando ese chico se paró frente a él, con el aire cargado a su alrededor y esos brillos en los ojos, se sintió amedrentado

— Te aseguro que si…— Termino el chico.

El hombre cayó de rodillas, temblando y tratando de retroceder. El aire apestaba a ozono y sentía que se estaba ahogando.

— ¡Vengan por mí, los estaré esperando!— Agrego el chico mientras detenía su poder y tras un segundo de verlo a los ojos, se retiró a la habitación desde donde llegaría a la arena— ¡Nos vemos pronto, entonces!

En realidad el chico estaba por darse por vencido ya que su plan era solo destacar en algunos combates y a ayudar a los participantes pero ahora mismo ya no podía echarse para atrás, pues la cosa podría volverse interesante con esa gente.

Al fin y al cabo, si él podía acabar con aquellos que conspiran en las sombras, entonces estaba bien.

No le importaba ser un héroe, ni le importaba la escuela, solo le importaba terminar con todo eso de una vez por todas.                 




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