Hermanos King​

Capítulo 1

Fue una noche helada en la que Demian, con diecinueve años de edad, daba a luz a dos hermosos niños. Y aun cansando y con tanto dolor en su cuerpo, decido cargar a esas dos hermosas nuevas vidas que él había traído al mundo, aquellas que le darían luz a su vida y por quienes daría todo.

— Mis bebés, mis hermosas estrellas. —sus ojos se llenaron de lágrimas. Al fin, después de nueve largos meses, los tenía en sus brazos. La sensación y el calor que llenaron su corazón jamás se podría comparar, con algún otro sentimiento anterior. Demian, quien había sufrido todo este tiempo al fin, encontró la paz que su corazón necesitaba. Ver a sus hijos era su mayor felicidad hasta el momento.

— Hola. ¿Puedo pasar?

— Adelante. 

Un Joven de su misma edad llego al cuarto de hospital en donde él estaba reposando. Aquel joven era casi idéntico a él, lo único que los hacía diferentes era el color de pelo y que Alex lo tenía más largo. 

—Hola pequeños. — Alex se acercó a sus nuevos sobrinos. — Waa... son hermosos. Hola yo soy su tío, miren qué pequeños y adorables son, mis pequeños son... Son hermosos, dos bellas estrellas que han llegado a la tierra para estar con su Papi y proteger su corazón. —Miro a su hermano. —¿Ya pensaste en sus nombres?

—Archer y Elián. 

—Son lindos, King...

—No serán King. —interrumpió Demian a su hermano. —Ellos no tienen nada que ver con él, ya no tiene esos derechos. 

—Ya veo. Entonces ustedes serán los siguientes hermanos Black. — «aunque son pelirrojos como él.» — Sus ojos son color miel, lo único te sacaron es... esperemos tu carácter. 

—Ya cállate. 

—Disculpen.

Unas enfermeras ingresaron a la habitación para ayudar a Demian con los bebés.— Lamento interrumpir, pero el paciente debe descansar y el horario de visitas ha terminado.

Alex asintió. Miro por última vez a su hermano y comenzó a amenazarlo. 

— No te escaparás, Demian, soy tu hermano y té ayudaré a cuidar a mis sobrinos. 

Alex se despidió y se retiró sonriente por haber encontrado a su hermano justo a tiempo.

La enfermera puso a los pequeños en el cunero al lado de Demian, quien en ningún momento les quitó los ojos de encima. 

—Mis pequeños. Yo los cuidaré, no dejaré que nada les pase. Nunca dejaré que alguien lastime su corazón. No lo permitiré, a partir de hoy somos nosotros tres contra el mundo y contra él.

Damián cerró los ojos, aunque lo odiara, en estos momentos, a él le hubiera gustado tenerlo cerca y disfrutar se esté momento a su lado.

—Soy un tonto al desear eso, ¿verdad mis niños? Lo siento, los superaré, solo... solo denme tiempo para hacerlo.




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