Pensamientos contradictorios
Las dudas eran algo que últimamente atormentaban a Marion, unas veces estaba bien con su compromiso y al siguiente quería salir de la habitación y gritar a los cuatro vientos que se negaba rotundamente, que no era correcto y no podía seguir más con ello.
Si… sus pensamientos nunca habían sido tan confusos y contradictorios, estos no la dejaban dormir por las noches, hacía días que habían dejado de pintar, perdía el apetito y su piel era más pálida que de costumbre. Ella sentía que dentro de sí nada estaba bien.
Por su parte, su familia estaba viento en popa, los Hansford habían sacado su magia y la familia Laugmore estaba saliendo al fin de sus deudas, no todo se realizó de un dia para otro, pero el negocio familiar estaba dando grandes pasos, habían adquirido nuevos inversionistas, más productos, y su padre y hermano estaban planeando una posible y lucrativa expansión, que aseguraban terminaría por sacarlos de la bancarrota y ayudaría a pagar sus deudas morales y económicas con Marcus Hansford y sus padres.
En términos de la boda, su madre estaba más que fascinada con la organización, había tomado el control de ella y no había ser humano que lograra quitarla de ese puesto, a pesar de que la señora Hansford lo había intentado solo obtuvo breves participaciones en las tomas de decisiones. Por estas y más razones, sus padres estaban tan extasiados que no se habían percatado de los tormentosos remordimientos que atormentaban a su hija.
Con respecto a Marcus, sus encuentros habían disminuido considerablemente, él ya se hacía cargo de los negocios familiares y ahora también colaboraba con los de su familia, así que si antes no tenían mucho tiempo, ahora era menos. Él le enviaba cartas, procuraba hacerlo varias veces a la semana, algunas eran cortas y otras largas, como si las escribiera en cualquier momento que pudiera tener libre, pero siempre escribía, aquello se había vuelto costumbre para ella, esperaba al mensajero cada mañana en espera de su carta, le daba un cordial saludo y de inmediato subia a su cuarto a leerla con calma, aquellas palabras escritas lograron tranquilizarla por breves momentos, pero nunca duraban lo suficiente al pasar la noche. Marion no lo notaba, pero existía una correlación, entre más tiempo se encontraba lejos del joven Hansford sus inseguridades también aumentaban.
En una de sus últimas cartas, Marcus la invitaba a una reunión donde se podía llevar pareja. Nathan, su hermano, como nuevo hombre de negocios también estaba invitado e iría con su esposa Alice a tal evento, ha Marion le pareció buena idea, puesto que tendría a alguien con quien hablar cuando su prometido se encuentre ocupado entre tantas personas importantes. Así que acepto.
—Se lo digo con honestidad joven Hansford… los fertilizantes, ahí es donde uno tiene que invertir. Solo piensenlo, nuestra economía depende de la agricultura, si se invierte en el origen del producto… —en realidad aquella conversación no era del interés de Marion y por lo bien que estaba conociendo a su prometido, podía ver en su rostro la dificultad de Marcus para sostener por completo su atención en aquel señor de edad avanzada y baja estatura que mostraba tanto entusiasmo respecto al tema.
El evento aunque era exclusivo no significaba que aquel salón no estuviera repleto de personas, personas que obviamente Marion no conocía. Ella planeaba que al llegar se plantearía en un rincón de la sala y esperaría pacientemente que su prometido se desocupara, sin prisas ni presión ella comenzaría a contar en su mente cuántas piezas de cristal contaba aquel candelabro. No es que ella quisiera desperdiciar los pocos momentos que tenía al lado de su prometido en vagas trivialidades, pero en un evento como ese ella daba por seguro que Marcus era una figura muy solicitada y que no podría tener todo el tiempo para pasar con ella.
Agradeció a Dios mismo cuando vio entre la gente a su querida cuñada, Marcus no tuvo inconveniente en que ambas se retiraran y cuando al fin estaban a una buena distancia recorriendo el lugar, Marion hablo.
—Es un alivio encontrarme contigo, Alice —comenta mientras ambas toman un lugar para sentarse.
—Opino lo mismo, tu hermano se encuentra tan entusiasmado con la invitación que no ha parado de conversar con aquellos señores —La rubia señala un rincón específico del gran salón y Marion ve a su hermano con varios adultos mayores, todos están sonriendo y asintiendo con la cabeza—. Sin duda es algo nuevo, pero no es algo a lo que no podamos acostumbrarnos.
Marion dio una ojeada por el gran lugar, no tan grande como el de la familia Hansford, pero grande al fin y al cabo, volvió a ver a su hermano y luego a su cuñada que estaba justo a su lado.
—No se si pueda hacerlo tan rápido como él —advirtió tomando la copa que Alice le ofrecía, mira la copa y solo la mueve en círculos—, tantas personas, tantos nombres, tantas etiquetas… siento que en cualquier momento llegaré a sofocarme.
—Se nota que aun no tienes hijos —sonríe Alice que ya va por su segunda copa—. Cuando comiencen a tenerlos te aseguro que te vas a entusiasmar con cada evento al que no los puedas traer —por un breve momento, la castaña se detiene al reflexionar lo que había dicho, se cubrió los labios con sorpresa y se dirigió a su cuñada—. N-no, lo quería decir es que…
—No te preocupes, entiendo —Marion toma de su copa y hace una mueca por el sabor—. Ustedes tienen 5 hijos y supongo que no debe ser fácil.
—Si… pero me gustaría aclarar —pone una mano en el hombro de Marion—, que no los cambiaría por nada, los amo con cada parte de mi ser —ambas asienten—. ¿Tu y Marcus han hablado de tener hijos a futuro?
—No hemos tenido tiempo para eso… —Marion evade su mirada— Supongo que queremos tener nuestro tiempo para tomar una decisión a la vez.
Marion sentia la mirada de Alice sobre sí, no conforme con su respuesta. Ya suponía a que tema llegaría y era algo que aun a estas alturas ella no quería enfrentar. Antes su familia no mostraba tanto problema con ello, con la decisión que hace tiempo había tomado, pero desde que Marcus mostró interés en ella, su familia también había cambiado de parecer y ahora todos esperaban que ella también cambiará de idea, cosa que aún no había pasado.