La mañana comenzaba con mucha calidez de la primavera. Sus pasos eran tranquilos entre las personas desconocidas que iban en su misma dirección o en la contraria. Mucha gente hacía presencia desde muy temprano en las calles de la ciudad, por lo que le era una gran ventaja.
Estando cerca de las puertas de una cafetería choca de frente con un hombre, era alto y de gran presencia que seguramente era algún empresario ó abogado por su forma de vestir y el maletín en sus manos.
- Disculpe señor - hace una leve reverencia.
- No hay problema - sonríe acomodando su corbata y ambos siguen su camino.
Disimuladamente se da la vuelta y ve como el hombre se alejaba entre las personas. Sonríe algo victorioso y del bolsillo de su campera saca una desconocida billetera.
Al llegar a un parque se detiene y toma asiento en un banco cerca de un bonito y gran árbol que brindaba mucha sombra. Tranquilamente comenzó a revisar lo que había en la billetera y al ver muchos billetes una sonrisa aparece en su rostro. También había varias tarjetas bancarias y al ver el documento del hombre una risa se escapó de sus labios por su cara que parecía estar drogado o algo así, al parecer no le dieron el aviso del momento en que le iban a tomar la foto.
Guardó los billetes en uno de los bolsillos delanteros de su pantalón y al resto lo mira algo dudoso ya que no le interesaba y no sabía si dejar la billetera por ahí ó guardarla por si las dudas hasta que su decisión llegó luego de levantar su vista y darse cuenta que dos policías caminaban por el parque.
- Buenos días - saluda amable y respetuosamente a ambos policías.
- ¿En qué lo podemos ayudar? - pregunta seriamente uno de ellos.
- Encontré esto, con un documento y varias tarjetas - con inocencia entrega la billetera y quien le hizo la pregunta se la recibe.
- ¿Dónde la encontraste? - lo mira algo dudoso el otro policía.
- Ahí - señala al banco donde estuvo sentado unos minutos atrás.
- Muy bien, le agradecemos por su amabilidad - ambos policías lo saludan a lo que él respondió y se fue dejándolos atrás.
Alegre y tranquilo ingresó a un supermercado. Con la mitad del dinero que tomó hizo las compras y la otra mitad quedará para pagar el alquiler y comprar algunos medicamentos.
Sabía que sus acciones no estaban bien y que no era la clase de enseñanza que su abuela le dio, pero el no tener trabajo y estar mal económicamente lo tenía desesperado y preocupado. También se sentía mal por mentirle a su abuela diciéndole que todos los días iba a la ciudad para trabajar cuando en realidad no sabía en dónde más dejar su currículum. Y mientras estaba en la espera de alguna llamada de trabajo hacía lo otro que lo sabía hacer con mucha habilidad gracias a las tácticas de uno de sus amigos que se dedicaba a eso, aun que en el caso de su amigo lo hacía por diversión, él no.
Con ambas manos llenas por las bolsas de mercadería salía del supermercado y se dirige a la parada de autobús más cercana para dirigirse a casa y preparar el almuerzo.
Gracias a su abuela sabía cocinar muy bien que a veces él mismo se consideraba un gran chef y no sólo eso sino que también hacer todas las tareas del hogar, cómo mantener un bonito jardín, cómo cuidarse sin la necesidad de tantos medicamentos pero también le enseñó lo más importante, escencial y necesario en la vida con sabios consejos.
Realmente estaba muy agradecido con su abuela por cuidarlo desde muy pequeño luego del fallecimiento de su madre. En cuanto a su padre, jamás lo conoció y tampoco tenía el interés de hacerlo.
Al llegar a su casa que estaba muy alejada de la ciudad dejó las bolsas en la entrada y se sacó sus zapatillas para colocarse sus pantuflas y luego dirigirse a la cocina, al escuchar la voz de su abuela desde la sala sonrió.
- Kihyun ¿eres tú? - pregunta algo dudosa luego de escuchar como alguien ingresaba a su casa.
- ¡Así es abuela! - avisa desde la cocina acomodando los productos en los estantes correspondientes.
- Haz llegado más temprano... ¿acaso te despidieron?
- No abuela - se ríe levemente y le da un cálido beso en la mejilla derecha- solo salí temprano porque tenían que hacer unos arreglos en el lugar. ¿cómo te sientes?
- Me siento bien mi niño - dulcemente acaricia el cabello color castaño oscuro de su nieto.
- Abuela ya no soy un niño - susurra fingiendo estar molesto y cruzando sus brazos haciendo reír a su abuela.
- Para mí siempre serás mi niño - aprieta delicadamente una de sus mejillas.
- Me pagaron la quincena así que hice unas compras, ¿qué quiere que prepare para el almuerzo?
- Lo que tú quieras, además todas las comidas que preparas te sale muy rico - sonríe levemente mirándolo.
- Eso porque tuve la mejor chef como profesora - sonríe luego de escuchar otra vez la risa de su abuela- entonces hoy vamos a almorzar tteokbokki.
En silencio preparaba el almuerzo para él y su abuela mientras que en la casa sólo se escuchaba el ruido de la televisión encendida y de vez en cuando la risa de su querida abuela ya que alegremente miraba su programa de entretenimiento favorito.
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Gracias por leer.
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:)
Nota:
- Tteokbokki es un popular plato coreano hecho a base de pastel de arroz. Originalmente se llamaba tteok jjim y fue parte de la cocina de la corte real coreana. Habitualmente es salteado en una salsa picante hecha de gochujang (pasta de chile rojo) y un caldo salado. Similar al dashi japonés, este caldo generalmente se prepara con kelp (algas) seco y anchoas.