Herroc Briceton III siempre ha sido catalogado como un niño bonito, malcriado y lleno de excentricidades que lo convierten en un ser insufrible. Todo un tiquismiquis de la alta sociedad. Con un apellido importante que abre caminos como el agua de lluvia tras una sequía en el desierto; nunca ha tenido que preocuparse por nada más allá de su propio bienestar y complacencia.
<<Si a Herroc le molesta el olor de las rosas en el jardín, su familia mandará a cambiar toda la flora del lugar. >>
<<Si a Herroc no le gusta el punto de la carne en el filete migñon de su restaurante favorito, este despedirá a su chef en jefe por no cumplir con las exigencias del señorito Briceton… >>
<<Si Herroc quiere cita en su estética preferida, cerraran todo el lugar para él, ya que no le gusta compartir espacio con más de tres personas.>>
Así de importante es que se cumplan todos sus deseos.
En la sociedad actual está naturalizado el hecho de que la masculinidad sea cada vez más cuidada, Herroc lo sabe mejor que nadie, lo que no quiere decir que su familia también lo acepte de buenas a primeras. Y eso, le encanta.
Herroc adora molestar a su abuelo hasta el punto de casi hacerlo padecer un infarto cada vez que habla con él. Por ese motivo es que cuando la oportunidad se presenta, no duda en llevar al patriarca de la familia a un estado casi catatónico.
¿Qué peor golpe para su orgullo que darle una nieta política a la que deteste y un matrimonio lleno de escandalos?
Irina Phillips Kroërg es una simpática muchacha “grande” de la alta sociedad que sueña con encontrar su “felices para siempre”, incluso en el frívolo ambiente en el que se mueve. Su ascendencia escandinava la ha dotado de cualidades físicas que no son consideradas como una ventaja para los jóvenes de su entorno. Su lema de que cada persona es hermosa a su manera ha sido la única forma en la que su autoestima se mantuvo a flote durante los duros años de adolescencia en donde los muchachos le esquivaron como piojo al peine. Sin embargo, ese asunto nunca le robó el sueño, ya que, para desgracia meramente suya, Irina tiene la mala suerte de estar obsesionada con un solo hombre, uno que jamás volteará a mirarla más que para hacerla sentir menos. Él es lo que siempre soñó, a pesar de que parezca más bien un grano en el trasero. ¿Será el suyo un severo caso de masoquismo encubierto?
El problema comienza en realidad cuando, en un viaje que debía ser de negocios y donde conocería al hombre elegido por su familia para desposarla, termina casada con ese primer amor… el único hombre para el que tiene ojos y que no puede sacar de su mente haga lo que haga.
La historia se asemejaría a la de Romeo y Julieta, ya que las familias de ambos son rivales en los negocios y la vida, de no ser porque su “Romeo” en realidad es un pillo con una mente fría y calculadora, además de ser el ser humano más insoportable que alguna vez conoció. Irina rápidamente se da cuenta de que ha cometido un error y que su gran cuerpo escandinavo es más de lo que el heredero de los Briceton puede manejar. ¿O no?
Hola, estoy de regreso con la historia de Herroc (que ya había sido publicada).
Lento pero seguro, retomaré el ritmo de escritura para subirles muchas de mis historias.
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Editado: 14.11.2024