¡hey, chica invisible!

Capítulo 6: Cena familiar (Parte 1)

IAN
—¿Cómo se supone que viajaré en 3 horas hasta Los Ángeles si estoy en Londres, Camille?— Sonrío al escuchar su risita nerviosa tras el celular. Mi hermana no solía razonar mucho cuando tomaba decisiones nerviosas y desesperadas. 

Una vez al mes teníamos una cena familiar con nuestros respectivos acompañantes, y precisamente ya no tenía una. 

Restriego mi rostro frustrado y jalo pequeños mechones de mi cabello consumido en desesperación. 

Todo estaba planeado, invitaría a Adara para que pudiera ver a su madre y saliera del estrés que provocaba el encierro del instituto, pero apenas llegué a la habitación, lo único que me encontré fue su cuerpo enrollado en una toalla y al chico con cara de niña demasiado cerca de ella. Aprieto los puños soltando unos cuantos quejidos frustrados, la escena colándose en mi mente una y otra vez, arruinando mis planes. 

No sabía a quien llevaría y el hecho de llegar solo por 21 años consecutivos ya me estaba pasando factura, los rumores corrían en la familia y solo deseaba callarlos. Me acomodo nuevamente a los pies de la escalera buscando múltiples alternativas, debía llegar a Los Ángeles y solo tenía 3 horas para hacerlo, ni siquiera con el avión más rápido lograría llegar a tiempo. 

—Entonces así irán las cosas... nada pasó entre nosotros y nada seguirá pasando— la voz rota y los pequeños sollozos de la habitación conjunta a la escalera, se lleva toda mi atención. 

Pensé que era mentira cuando decían que a veces las oportunidades llegaban como caídas del cielo.

Esperé atento, sin perderme ningún detalle de aquella ruptura privada, mientras sentía los pasos de la chica acercarse a la puerta. Hora de actuar. 

Apenas la dueña de esa voz quebradiza iba a atravesar la puerta, me apresuré en caminar pegado a la pared frente a ella, chocando su brazo para hacer que el móvil cayera al suelo. 

—Dios, cuanto lo siento— me incliné tomando el pequeño aparato en mis manos para devolvérselo. Facciones definidas, piel morena, ojos café y un hermoso labial rojo que adornaba sus labios, era entre otras cosas lo que componían a la chica en frente. Intentó ocultar su tristeza dándome una pequeña sonrisa mientras recibía el celular. 

—Mis disculpas, yo... soy muy torpe a veces— sorbió su nariz con rapidez, acto que me hizo sacar un pañuelo para entregárselo.

—No te preocupes, todos tenemos días locos en los que estamos... despistados—apreté levemente su brazo en señal de apoyo. A pesar de que no nos conociéramos sentía la necesidad de contenerla.

—Y tú eres...— susurró dudosa, el sonrojo evidente en sus mejillas frente a mi tacto.

—Ian, Ian Brown. Un placer— estiré mi mano brindándole una sonrisa comprensiva y amable. Necesitaba tener una pareja para la cena, debía jugar bien mis cartas. 

Problemas desesperados requieren medidas desesperadas.

—Alison Griffin— tomó mi mano dándole un apretón a modo de saludo, recuperaba su postura y calma a medida que tomaba más confianza y eso me hacía dejar fluir cada vez más mis planes.

Invitarla a la cena familiar.

+++

—¿Debo colocarme un vestido muy formal?— alzo una ceja sonriente al ver su entusiasmada sonrisa. Por lo menos había logrado subir su ánimo. 

Luego de una charla trivial en la que terminó contándome el problema por el cual había llorado, descubrí que la mejor forma de pasar una ruptura es despejándose, y precisamente la cena sería lo mejor para ella. 

—Como tú quieras, yo tendré que ir con smoking. Pero puedo asegurar que te verás hermosa con todos los vestidos puestos— sonrío y le guiño un ojo antes de levantarme de las escaleras. —Te vendré a buscar en 20 minutos ¿si?— asintió acercándose con plena confianza. 

—Gracias— depositó un beso en mi mejilla sin quitar la sonrisa de su rostro. 

—No hay de que

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—Detesto las corbatas, Dexter— termino de anudar la corbata roja con firmeza mientras observo al bulldog inglés mirarme confundido. —Aún siento que no debería ir a la cena, tengo un mal presentimiento— suspiro aplicándome un poco de perfume y arreglo mis mangas. 

—¿como estoy, eh? ¿Guapo?— acaricio la cabeza de Dexter escuchando su agitada respiración mientras movía su rabito, —Gracias amigo—

Noviembre 19, 2015

Adara porque siempre debes ser tan desesperada— estaba saltando de un lado a otro mientras hacía pucheros porque creía que para este cumpleaños le regalaríamos un perrito. 

—Porque sé que me regalarán un perrito, anda Ian...— no, de nuevo no, esta vez no caeré en sus pucheros compradores. —Dime ¿si? ¿Como es? ¿Cuanto tiene?— 

—No tiene nada porque no hay, no existe. Tienes 14 años y ya se secan tus plantas, ¿podrás cuidar a un perrito?— asiente sonriente, la ilusión reflejada en sus ojos, —No—

—Anda tío favorito...— tenía los mismos ojitos que el gato con botas.

—Soy el único tío que tienes

—Mentira está el tío Alexander, Marcus y Tyler

—Políticamente, enana—me sacó la lengua burlona, a lo que imité su acción llenándonos de risa. 

Ese día un pequeño Bulldog inglés había sido su regalo de mi parte. Aún recordaba con claridad sus chillidos de emoción que me seguían arrancando sonrisas. Dexter había pasado un año con Adara hasta que los problemas familiares me obligaron a cuidarlo por un tiempo, un tiempo en el que se volvió mi mejor amigo y único recuerdo de la pequeña ojiazul. 

Observo al canino acostarse en su cama bostezando cansado —Veo que todos tuvimos un día largo— tomo sus recipientes para dejarlos con comida y agua, y me dirijo hasta la puerta. —Nos vemos mañana Campeón, cuídate.

+++

—Wow...—Alison lucía un vestido rojo semi-formal que se ajustaba a sus curvas. Simplemente irresistible. 




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