Capítulo 14: ¡Feliz Cumpleaños!

Desperté, miré mi teléfono para comprobar la hora. “MARTES 29 MAYO; 5:56 A. M.” Me di vuelta en la cama, el sonido de las notificaciones no había dejado de sonar desde la media noche, estaba frustrada, me temía que iba a pasar con mal humor el resto del día. Y también, el resto de mi cumpleaños, y también el resto del cumpleaños de Alex.

¿Porque carajo no se me ocurrió silenciarlo cuando aún podía dormir tranquila? Me odié a mí misma por no haberlo hecho, dormí aproximadamente una hora desde que desperté con el primer mensaje, era una felicitación de parte de una persona del trabajo, no hallaba por qué se había tomado la molestia de quedarse despierto hasta tan tarde solo para darme el típico y aburrido “felicidades”.

Traté de levantarme con los mejores ánimos que pude, me di una ducha larga y relajante, me vestí con lo de todos los días, con la excepción que no me puse zapatos, mi padre me había dado el día libre por mi cumpleaños. A veces pensaba que estaba mal que mi padre hiciera excepciones porque soy su hija. No creo que a alguno de sus empleados les haya dado un día libre por su cumpleaños.

Me tumbé en el sofá a ver Netflix mientras comía cereal, Alex estaba recostado en mi regazo intentando dormir, algunos de mis días empezaban a hacerse monótonos desde que había comenzado mi trabajo, odiaba eso.

El sonido de mi teléfono con la canción “El rap del torneo de los 100 youtubers” —genial nombre—, me distrajo de la actividad que estaba haciendo. Contesté con un seco “Hola” y alejé rápidamente el teléfono de mi oído. Era Alex quien estaba cantando la canción de feliz cumpleaños. Reformulo, estaba gritando la canción de feliz cumpleaños. Unos segundos después me le uní, de igual manera era nuestro cumpleaños.

—¡Feliz cumpleaños, enana! —Gritó cuando terminamos de “cantar”—. Espero que no te moleste que te llame tan temprano —hice una mueca, confundida por el comentario de Alex—. A no, espera… Son las once y cuarenta.

—De hecho, llamaste muy tarde —dije ahora, con una sonrisa en mi rostro—. E igual, felicidades por tus veinticinco años… ¿No crees que ya estás viejo? —Reí y escuche como mi primo hacía su característica risa.

—Tú también lo estás, no lo niegues —él era quien le devolvía la alegría a un día pésimo como los que vivía de vez en cuando—. Te parece que vayamos esta noche a celebrar nuestro cumpleaños a algún sitio. O ¿prefieres quedarte en tu apartamento a ver Netflix?

—Me conoces bien, no tengo planeado salir a ningún lado, además ya recibí todos los “feliz cumpleaños” que esperaba —escuché que alguien tocaba el timbre de mi apartamento—. Alex, te hablo luego ¿vale?

Y colgué sin dejarlo contestar, me levanté y caminé hacia la puerta, abrí y sonreí al encontrar a Mangel y a Kevin en la puerta esperando con muchas bolsas de regalo. Pero… ¿Mangel? ¿Kevin? ¿Mangel y Kevin? ¿Bolsas de regalo? ¿Ellos juntos? ¿¡Mangel?!

Los abracé a ambos con todas las fuerzas que tenía y después les di un abrazo individual, les invité a pasar y les ayudé con algunas bolsas. Algo me inquietaba, ¿por qué estaban aquí?

—¿Qué hacéis aquí chicos? —Los interrogué sin borrar mi sonrisa—. Es raro verte a ti —señalé a Mangel—, y a ti también —señalé a Kevin—. ¿¡Qué coño hacen aquí?!

—Vale, calmada —habló Mangel y se acomodó sus anteojos—. Quería invitarte a que ehta noche tú, Alex, Rubiuh y yo fuéramoh a un antro pa’ celebrah vuehtro cumpleañoh. Pero como tú no ehtaba en tu trabajoh y vi que ehte chico venía para aquí, he decidido acompañarlo y ayudahle con lah bolsas que llevaba.

—Ah… Vale —dije más tranquila—. ¿Qué son estas bolsas? —Kevin sonrió.

—Son todos los regalos que “recibiste” —hizo comillas con sus dedos—, al parecer muchos se sorprendieron al ver que no llegaste hoy a la oficina. Te tenían preparada una sorpresa.