Hey, tú ¡mi loco amor!

Prólogo

3 años antes

~ Amy ~

Siento como mi corazón se rompe de a poco cuando lo veo. Este maldito dolor me roba el aliento. Sabía que esto era probable que pasara, lo sabía perfectamente desde que decidí darle una oportunidad a lo nuestro. Sé también que no es su intención lastimarme, pero… ¿Cómo le explico eso a mi corazón?

Lo veo moverse en la cama. Habíamos llegado hace más de cuatro horas y yo no podía dejar de mirarlo mientras las lágrimas corrían por mis mejillas sin cesar. Que realidad tan difícil de asimilar, ya que el chico que me acababa de destruir era a quien amaba perdidamente.

Siempre busqué aislarme del resto, desde la muerte de mamá decidí evitar a las personas en mi vida, antes todo era tan distinto, solo era un adolescente que se divertía y vivía una vida tranquila y feliz, aunque papá casi siempre pasaba afuera por su trabajo, mi mamá era mi mejor amiga, juntas pasábamos los mejores momentos.

Hasta que la desgracia llegó a nuestras vidas y decidió arrebatarme a mi madre. El cáncer fue despiadado, inclemente y letal, en un par de meses no quedaba ni la sombra de aquella mujer alegre, mamá había perdido la totalidad de su cabello, cada vez estaba más débil y delgada, pero lo que más me dolía era que ella había perdido la esperanza, y de a poco… yo también la perdí.

Mi madre murió un 14 de marzo de hace dos años, un par de días antes de mi cumpleaños. El día en que cumplí 16 estaba llorándola frente a un ataúd. ¿Era esto justo? ¿En realidad merecíamos sufrir tanto?

Cuando papá me dijo que pasaría una temporada con la familia de mi madre, personas que casi nunca había visto, más que un par de veces por reuniones familiares, pero que no recordaba a ninguna, me opuse, pero ¿Quién era yo para decidir sobre el rumbo de mi vida? Parece que, para mi padre, nadie.

Cuando llegue a Ohio me sentí mucho peor que en mi ciudad natal, por lo menos allá tenía una amiga, pero aquí estaba sola, por completo, siendo una intrusa que de seguro solo causaría inconformidad por parte de esos familiares que tuvieron que aceptarme quizás por pena. “Pobre chica huérfana, no tiene a nadie” quizás decían.

Al enterarme de que las personas con las que vivirían eran dos jóvenes y que mis tíos prácticamente vivían en el extranjero, por mi cabeza pasó que esto sería aún peor de lo que pensaba, si se me hacía difícil relacionarme con el resto, mucho más con gente de mi edad.

Pero cuando conocí a Brenda me pareció una chica muy amable y divertida, me sentí bien, pensé que quizás no sería tan malo… me equivoqué, cuando lo conocí lo único que pude pensar es que era un chico increíblemente atractivo. Sí, hay muchos chicos guapos eso es seguro, pero Nick, él tenía algo enigmático que lo hacía tan interesante, te invitaba a mirarlo y perderte en sus ojos verdes.

Obviamente mi encanto murió cuando se portó como todo un patán, de pronto el gusto se transformó en molestia, no lo soportaba, era maleducado, prepotente, engreído e insensible. Me molestó por largas semanas, arruinó mi ropa y cabello, estaba empezando a irritarme increíblemente, me parecía un inmaduro, imbécil condenadamente irresistible.

Porque aun fastidiándome la existencia, Él me gustaba. Me gustaba hasta decir basta.

Cuando lo vi en ese restaurante, junto a ese chico en tan comprometedora situación me sentí confundida, juraba que por mi cabeza jamás pasó que el fuese homosexual, o sí, solo que no quería aceptarlo, por la misma razón por la que sentí una punzada en mi corazón, el maldito idiota me gustaba y quería que me mirara, tan solo un poco.

Al enterarme de su secreto no pude con la sorpresa, jamás ni en los más locos sueños llegué a imaginar que Nick Spencer fuera una persona tan fascinante. De pronto mi perspectiva sobre él cambió por completo, me encantó irlo conociendo poco a poco, lo brillante e ingenioso que era, su forma tan increíble de captar toda mi atención mientras hablaba de algún tema de clase, pero yo solo me perdía en sus labios, tan provocativos.

Aun así sabía que él tenía sentimientos por alguien más, por lo que me mantenía al margen, no quería ilusionarme y terminar con el corazón roto, pero simplemente se me hizo imposible no enamorarme de él, decidiendo así, arriesgarlo todo por amor, aunque terminara rota en el proceso.

Ahora me encuentro aquí, limpiando mis lágrimas y respirando profundo para ocultar mi llanto. Cuando él abre los ojos un nudo enorme se instala en mi garganta.

Lo veo tocar su cabeza y me levanto de la cama para darle un analgésico. Lo toma frente a mí y cuando me mira siento una punzada en mi pecho.

— Amy…

— Todo está bien — sonrío, pero en mi interior estoy intentando no quebrarme.

— Nada está bien, nena, no intentes ocultarlo por favor… eso me mata más.

Suspiro — Sé que no fue tu intención hacerlo — muerdo mi labio inferior sintiendo las lágrimas arremolinarse en mis ojos — tú no puedes controlarlo todo el tiempo y te juro, te juro Nick que te entiendo — suelto el aire, no puedo más... esto se sale de mis manos — pero… pero no puedo evitar que me duela… duele… duele como un demonio — de pronto me rompo y empiezo a llorar frente a él.

Cuando siento sus brazos rodearme todo en mi interior se estremece, me lleno de su aroma varonil, de su calidez, lloro dejando salir todo mi dolor, para después de esto... continuar porque así debe ser.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.