Cuando las más brillantes chispas tuvieron algo similar a una consciencia, el universo se hallaba bajo la sombra del Caos.
Es entonces que, inconscientemente se conjugaron y crearon ese algo aún más fuerte que ellos.
Nació Baran Chitsuto, el Dios del Orden, tan diferente a las demás divinidades, se convirtió en el pilar más imprescindible para la existencia tangible e intangible.
Los eones pasaron.
Una chispa en particular llamó la atención de las divinidades. Una de aquellas que se condensaron en una fuente inagotable de variantes, y donde los pequeños fragmentos de chispas intangibles revoloteaban junto a la materia. Algo despertó su "curiosidad", naciendo así la primera Extensión Divina, Jakin Tasuka.
Con su susurro inteligible, Damáht Darsmath velo por la continuidad de lo que podía verse y lo que no.
Sin embargo, Dyhëu y Regwós casi destruyen todo con su intervención, por lo que Darsmath exigió que todas las divinidades debían concederle a Baran el poder de intervenir en nombre de la vida por la que se sentía tan responsable.
La Extensión Divina de la Inquietud, Halafin Badareft, aducía a la responsabilidad que caía sobre las divinidades cuando se paseaban sobre la Tierra, viendo con curiosidad todo cuanto había.
Nació entonces Trop Lajagur, la Extensión Divina de la Vergüenza y Timidez.
Viendo que sus pares se enzarzaban en una discusión que no parecía hallar fin, Chitsuto observó aquellas chispas de vida que tomaban fuerza a cada segundo, percatándose enseguida de algo que las demás divinidades parecían ignorar.
Aquella en particular, que fue llamada Tierra, comenzaba a tener fuertes manchas oscuras. Las criaturas que habían sido tocadas por la Extensión Divina de la Creatividad, Ahpatijk Tpashtí, llamaban inconscientemente a la Oscuridad.
Entonces exigió la atención de sus pares, señalando la cruda verdad que encerraban las criaturas que habían permitido existir.
Una abertura hacia el Abismo comenzaba a conectarse con la Tierra. Por esto, Chitsuto les exigió llegar a un pacto inquebrantable. Un acuerdo que ayudase a mantener el Equilibrio en el universo.
Era tal la fuerza que ostentaban Dyhëu y Regwós cuando se unían, que Chitsuto les encomendó la tarea más importante para prevenir que el Caos reinase; crear la encarnación de la Luz.