Siento la necesidad de dejar escrito esto que he descubierto. Aunque tal vez me equivoque... tal vez solo sea una impresión errónea mía.
Solo los Dioses sabrán.
Siempre me he preguntado cómo es que los Bletsun terminaron siendo temidos y repudiados, cuando somos los más bendecidos por los Dioses. Siendo un reino tan arraigado a la continua alabanza, era ilógico que no fuera señalado algún momento en la historia como el "inicio", por así decirlo, del desarraigo a los Bletsun. Solo sabemos que en algún momento fuimos parte de la corte de los reyes, y luego, sin más, vivíamos como extranjeros que nunca serían realmente aceptados.
Así que, poco a poco he ido investigando, tratando de trazar mejores registros de los antiguos Bletsun. Y después de más de una década, he logrado dar con un punto, hace casi mil años, que a mi parecer explicaría los temores y desavenencias con los Bletsun.
Todo comenzó cuando hallé en antiguos registros de Tallneh, constancia de la entrada de una mujer, que en aquella época carecía de un verdadero control portuario; extranjera, proveniente de un pequeño reino esclavista, sus acompañantes eran todos hombres, lo que inmediatamente llamó mi atención. Por antigua costumbre, las mujeres no viajan grandes distancias a solas con hombres, aunque estos fueran sus escoltas o familiares. Siempre habían dos o más mujeres.
Según los documentos de admisión en puerto, se dirigían a Onode. Pero en un exhaustivo análisis de los registros de dicha ciudad, no halle informe alguno de su llegada. Incluso busque en los registros correspondientes a todo un año, sin rastro alguno de la mentada mujer.
Sin mayor pista, volví a sumergirme entre los archivos de Real, perdiendo cualquier esperanza de hallar un rastro de ella. Hasta que, meses después, di con un registro bastante estropeado que llamó mi atención. Hablaba sobre un incidente en Pyuwen protagonizado por dos Bletsun, y su posterior fuga; con un informe adosando detallando los daños efectuados a varias propiedades y las lesiones de varios soldados. Algo bastante habitual de aquella época. Sin embargo, la mención de que testigos afirmaban haber visto como ambos Bletsun llevaban consigo a una mujer, fue más que inusual. Sobretodo al saber que se trataban de los Bletsun de Fuego y Hielo.
En cuanto pude, me dirigí a los registros de Pyuwen. Lamentablemente, llevando conmigo a Clim y Amace.
Consulte la desorganizada sección de aquella época, mientras ambos niños dormían. No teniendo el tiempo para desperdiciar. Hasta que di con un registro sorprendentemente bien conservado, donde aparecía el nombre de la mujer; para mi entera sorpresa, era un acta de matrimonio. Fechada eso de tres años después de haber llegado a Radwulf.
Lamentablemente no tenía cómo enlazar aquellos Bletsun con ella, por lo que dejé aquel registro donde había estado por casi mil años, volviendo a centrarme en mis alumnos.
Poco tiempo después, mi padre enfermó y tuve que volver a Ghnom por una breve temporada.
Aprovechando la inactividad, visite los registros de Ghnom, indagando por más información de los Bletsun que alguna vez nacieron ahí, o en cuyo caso, vivieron brevemente en las inmediaciones. Tuve grandes avances, puesto que no había vuelto mas que un par de veces a la ciudad desde que me marche hace casi veinte años. Me encontré entonces con una vasta recopilación que complementaba perfectamente lo hasta entonces reunido. Solo que... algo inusual llamó mi atención.
Algunos breves informes tremendamente antiguos y casi indescifrables, mencionaban un "desastre violento" y una tormenta de "fuego y hielo", como causante de deforestacion y sequía. Intente hallar algún informe claro, pero solo encontré documentos en tan mal estado que se deshacían al contacto con mis dedos. Así que entonces, viendo que las fuentes oficiales me llevaban a un callejón sin salida, recurrí a la última opción para un historiador; la voz popular.
En cuanto pude, y bajo el alero de la noche, me interné entre las pequeñas viviendas en la periferia de la ciudad, buscando aquel rincón que cada poco se formaba y desarmaba; donde las historias de miles de desconocidos podían ser escuchadas y hacer eco durante la eternidad. Casi me rendía cuando finalmente divisé una luz, en el rincón más alejado junto a un par de decrépitos troncos. Ahí, un pequeño grupo había encendido un débil fuego, reunidos en torno a este como si fuese capaz de protegerles del frío nocturno.
No mostraron señales de haberse percatado de mi presencia, pero el hombre mayor, al que los demás escuchaban con atención, se interrumpió en medio de una frase para dirigirme una mirada. Los demás voltearon, dándome un breve vistazo de sus perfiles antes de volver la mirada al fuego. A simple vista, no parecían ni siquiera tener la mitad de edad que el hombre mayor, quien fácilmente superaba los ciento veinte años.
Con una seña, el hombre me invitó a sentarme con ellos. Acepte silenciosamente, y escuche el resto de su historia con atención; se trataba de un antiguo enfrentamiento de los míticos Tamers y una grupo de Monstruos del Abismo que fueron invocados por un Traidor, cuyo nombre fue borrado de la historia.