Hielo y Sombra - La guerra del norte

Capítulo 6

Praxius - Castillo de Anakarys

 

 

Fabien le pasaba las noticias del día mientras desayunaban. Beliam estaba algo dolido por el secreto del alfa. Carso, muy por el contrario, de tanto en tanto hacía alguna charada sobre la amante misteriosa, los demás concluyeron que se trataba de una mujer casada y que no era una demonio.

 

Él, sin inmutarse de todas estas cosas, sonreía como un tonto mientras se llevaba esporádicos bocados a los labios.

 

El pensar que Dreysha quería ser su compañera lo llenaba de éxtasis. No le había permitido responder, pero se ocuparía de que no tuviera dudas de que lo deseaba tanto como ella.

 

—Praxius, ¿estás oyéndome?—la voz de Fabien sonaba lejana.

 

—Claro—respondió sin saber en lo más mínimo de qué le hablaba.

 

—Claro que no me has oído. ¿Por qué tienes esa cara de tonto, qué te pasa?

 

—Nada, nada—respondió recobrando la compostura.—Sólo rememoro una noche de… romance pasional.

 

Todos rieron menos Fabien.

 

—Te decía que nos han invitado a la boda de la princesa.

 

Él palideció.

 

—¿Y qué has respondido?

 

—Que transmitiría el mensaje, ¿qué más podría responder?

 

—No nos quedaremos. Seguiremos con lo planeado con un pequeño cambio. Ustedes se irán antes del desayuno al día siguiente del baile, yo me quedaré hasta la tarde y viajaré hacia Syukur, me tardaré algunos días en regresar a Barena.

 

—¡Es un hada!—exclamó Carso.—Lo sabía.

 

Él sonrió sin responder, no tenía sentido sacarlo de su error y tan pronto llegara a casa con la joven descubrirían la verdad. Una vez que ella estuviera en su fortaleza, ya nadie podría decir nada y podían pasar meses o incluso años hasta que alguien descubriera qué había sido de la pequeña princesa.

 

***

 

Dreysha - Castillo de Anakaris

 

 

Los últimos días antes del baile pasaban lentos, se sentía más tranquila ahora que había resuelto su futuro, esto le daba fuerzas para fingir que todo estaba bien y “sonreír” cada vez que se lo ordenaban.

 

Cuando podía salía a pasear con su Nana a ver si veía a Praxius, y alguna que otra vez lo encontraba, él era muy discreto, pero de tanto en tanto cruzaban una mirada furtiva.

 

Al pensar en marcharse, sintió mucho tener que dejar a su Nana, una vez casada con Arelio, Nani podía acompañarla, pero al huir de esta manera, no volvería a verla. Sería un pequeño sacrificio por su felicidad futura.

 

La verdad no se oponía al matrimonio arreglado si hubiera algún mínimo de empatía, cosa de la que Arelio carecía. En cambio, Praxius, era muy diferente, no solo tenía empatía, sino que era amoroso y gentil, en ningún modo grosero ni tosco, mucho menos insensible. Además, era inteligente y se podía conversar con él. Era respetuoso y valoraba sus opiniones. Él… era perfecto. Concluyó con un suspiro.

 

—¿Te sientes bien?—Preguntó Nani.

 

—Sí—respondió dejándose caer en un banco.—¿Tú crees que existe algún hombre perfecto?

 

La humana rió pícaramente.

 

—Bueno, para mí mi esposo era perfecto mientras vivía.

 

—¿Crees que Arelio sería perfecto para mí?

 

—Ay, querida—dijo con el semblante entristecido.

 

—Está bien—habló abrazándose a la mujer mayor como buscando cobijo.—Pienso lo mismo—Tini acarició su cabello.—Cuando yo no esté, no me extrañes, te prometo que seré feliz.

 

La mujer la miró sin entender, sabiendo que cuando se casara viajaría con ella.

 

***

 

Praxius - Palacio de Anakaris

 

 

El día del baile llegó al fin. Había hecho preparar dos carruajes, uno para su comitiva, al amanecer y otro para él a mediodía. Con su beta enviaría las compras que realizó en el mercado. Y el resto de su equipaje lo llevaría él.

 

Hasta ahora su plan marchaba tal como esperaba, de hecho todo sucedió sin que tuviera que hacer demasiados esfuerzos, puesto que antes de que él propusiera nada, ella ya le había pedido que la llevara consigo.




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