Hija de Cronos

Capítulo 2.

Vaya, esta casa es realmente grande, no esperaba tanto lujo. Llegamos a la casa que comparten Heather y Thomas, y no está nada mal, es bastante grande y está muy bien decorada. Seguro es obra de Heather, dudo que papá tenga un gusto tan bueno. Heather me dice que me sienta cómoda y como en casa —a pesar de que  es mi casa—, y eso hago. Camino hasta la sala y me acuesto a mis anchas en el sofá más largo, una pantalla de plasma se encuentra frente a mí, así que tomo el control remoto y lo enciendo. Paso canal tras canal, sin encontrar nada realmente bueno, hasta que me topo con el programa de Guerrero Ninja Americano. Es el programa favorito tanto mío cómo de mi mamá, en donde le digo que yo puedo hacer todo eso, claro que ella cree que solo bromeo, pero con nuestro entrenamiento podemos hacer eso y más.

Una vez que se acaba el programa, me levanto del sofá y subo escaleras hasta la que Heather dijo será mi habitación. Abro la puerta y me encuentro con una enorme habitación, con un escritorio de madera caoba frente a la cama, exactamente como me gusta poner el escritorio. Más arriba se encuentra un televisor de plasma, estratégicamente puesto para no chocar con el espejo del mismo escritorio. Tengo mi propio baño, el cual es bastante más grande que el baño de mi casa, un armario gigante con muchas prendas —algunas que en realidad sí son mi estilo, sorprendentemente— y un montón de zapatos. Se está esmerando, hay que reconocerlo, pero con esto no basta, nada jamás será suficiente.

Me dejo caer en la cama y siento como el colchón se acopla al peso de mi cuerpo, fascinante. Esta cama es diez veces más cómoda que la mía, aunque hay una pequeña cosa que mejora a la mía: el lugar donde se encuentra, porque el simple hecho de que todo esto sea de mi papá le arruina casi por completo la imagen. A veces pienso en perdonar a mi papá, dejar de sentirme así con él, es mi papá después de todo, pero, cuando veo a mamá llorando en silencio en su cuarto por lo que nos hizo, sé que no merece nuestro perdón, o el mío al menos. ¿Se dará cuenta de cuanto nos ha jodido a mamá y a mí? Lo dudo mucho, es alguien demasiado egoísta como para pensar en los sentimientos de las demás personas. Quiero poder perdonar a mi papá, pero él no ha hecho merito alguno para ganarse ese perdón, nos ha dado miles de cosas, pero nada de esas cosas vale nada realmente. Ni siquiera se interesa realmente por mi vida, ¿y espera que lo perdone? Lo lamento, pero no, no es tan sencillo.

Para Cody es fácil decirlo, pero dudo que se haya intentado poner en mis zapatos siquiera, no ha visto con sus propios ojos como tu madre, el ser más especial que puedes tener en tu vida, se desmorona una y otra vez por quien dijo amarla alguna vez, y tener que armarla nuevamente, solo. No es algo fácil de asimilar, ni de ver, no es fácil simplemente. Odio que las personas digan que entienden y aún así te juzguen, si entendieran no juzgarían, ni te pedirían imposibles, como estaba haciendo él en la escuela. Por estas cosas precisamente es que no le cuento a nadie lo que sucedió aquella noche, solo me dicen una y otra vez que le debo perdonar, que no puedo odiarlo por siempre y un montón de chorradas más. ¿¡Sabes lo que es ver como tu padre se acuesta con una prostituta frente a tu madre a los 6 años!? ¡Vamos! A esa edad todos estaban viendo Lazy Town o Jungla Sobre Ruedas.

Escucho que alguien toca la puerta, sacándome de mis pensamientos, me incorporo y limpio las lágrimas, las cuales no sabía que derramé. 

—¿Quién? —pregunto.

—Soy yo, Cody —dice el chico al otro lado, robándome un gruñido de disgusto.

—Lárgate de aquí, imbécil.

—Solo vine hablar, ¿podrías dejar caer tu coraza por un momento? —dice, algo irritado.

Me levanto de la cama y abro la puerta, encontrándome con un chico pelinegro con mala cara al otro lado, seguro lo obligó su mamá para que viniera a hablar y "pedirme disculpas". Eso o lo acabo de irritar bastante, lo cual no sería una sorpresa, pero me guío más por la primera. Me hago a un lado para que pase, lo cual hace rápidamente. Toma asiento en el puff rosa que hay en la esquina de la habitación, lo cual parece relajarlo un poco más, y yo tomo asiento en mi cama, mirándolo expectante. 

—Aclaro que no me retracto de lo que dije, pero sí que te pido disculpas, no debí expresarme de esa manera —lo dice tan rápido que a penas y comprendí lo que dijo.

—¿A eso le llamas disculpa? —digo, mirándolo con una ceja alzada—. Que patético.

—Vamos, sabemos que si me disculpara por lo que dije sería una disculpa totalmente falsa, al menos así tiene más valor, ¿no?

—No lo sé, pero no acepto tus disculpas —digo, para luego dejarme caer en la cama y acostarme mirando al techo.

—¡Oh vamos! Bueno, yo ya cumplí con pedir disculpas, allá tú si las aceptas —dice para luego comenzar a caminar hacia la puerta, pero se frena antes de abrirla, se gira hacia mí y me señala con un dedo acusador—. Eres la persona más obstinada que he conocido, no sé cómo es posible que alguien te soporte por más de una hora.

—Pues tú tendrás que hacerlo de ahora en más —digo con una sonrisa arrogante, es muy divertido sacarlo de quicio, incluso se ve un poco tierno. Cody me mira de tal manera que hasta parece mayor de lo que es, me inspecciona de arriba a abajo y luego niega con la cabeza, riéndose—. ¿De qué te ríes?

—De mí, no puedo creer que en serio esté perdiendo mi tiempo aquí contigo —dice, para luego levantarse del puff de golpe, lo cual hace que pierda el equilibrio y caiga, pero gracias a mis reflejos, y qué usé mis poderes para ralentizar el tiempo, llego a él antes de que eso pase. Él me mira sorprendido, ya que la cama y el puff no están muy cerca que digamos—. ¿C-cómo hiciste eso?

—¿Hacer qué? —digo para luego soltarlo y levantarme del suelo, caminando nuevamente hasta la cama.




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