Hija de la Mafia

Noche de llanto.

Abrió la puerta de la que era su antigua habitación, todo seguía igual a como lo recordaba, los libros sobre su escritorio, los artilugios sobre las repisas, su tocador… todo igual, menos su cama. Una pequeña niña de cabellos rojos dormía plácidamente abrazando un peluche, enredada entre las cobijas.

Se acercó a ella, y solo vio su pequeño rostro, y un enorme sentimiento de impotencia se apodero de ella, se sentó al borde de la cama y escondió su rostro entre sus manos, y lloro, lloro tanto, pensaba en todo lo que había dejado atrás, en lo que pasaría ahora, en lo sucedido en lo pasado, en su pequeña hermanita. Y sin darse cuenta cayo dormida de cansancio.

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-¿Scarlett?, ¿estas despierta hija?- la puerta estaba entreabierta, así que se asomó un poco, y vio a su hija tumbada en el borde.

Entro a la habitación.

-ohh, Scarlett- no pudo evitar soltar un suspiro- sigues siendo una niña- acaricio su rostro que seguía húmedo por el llanto, y acomodo su cuerpo debajo de las cobijas aun lado de la pequeña pelirroja, beso la frente de ambas- mis pequeñas…-

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Sentía que le faltaba aire, los llantos de dolor la ensordecían.

Sus manos estaban cubiertas de un líquido carmesí, ¿Qué es lo que había hecho?, las llamas la rodeaban, la asfixiaban, la consumían.

-¡Ainelen!-

Despertó de un brinco, estaba sudando, se encontraba sola. Su pesadilla regresaba de nuevo…

La puerta se abrió, y entro la pequeña niña sosteniendo una bandeja con comida, se acercó a ella y le tendió la bandeja sonriéndole.

-Toma – su sonrisa irradiaba felicidad.

- Gracias Ainelen- acaricio su cabeza.

-Estoy muy feliz de que hubieras regresado hermanita – dijo Ainelen, y la abrazo- te extrañe mucho hermanita-

-Yo también te extrañe- le correspondió el abrazo con una sonrisa.

Mientras disfrutaba del almuerzo que la pequeña Ainelen le había llevado, esta misma le contaba lo que había hecho durante ese año, según Ainelen ya era una adulta porque ya se podía peinar ella solita para ir a clases y ayudaba a Jeremy en el trabajo.

-Ainelen, ¿Cómo te tratan tus compañeros?- la miraba fijamente.

-¿tratarme?... ah, te refieres a esto…- llevo su pequeña mano a su rostro, y toco la enorme cicatriz que se ocultaba debajo de su flequillo, dibujando en esta un semblante triste.- Me llevo muy bien con ellos- sonrió repentinamente- Inclusive papá me deja ir a jugar con ellos después de clases, aunque claro, Jeremy también va conmigo.-

Aunque Scarlett no quisiera no podía evitar sentirse culpable por la cicatriz que su pequeña hermana tenia, todo era su culpa, todo lo era.

-Ya veo que te has estado durmiendo en mi habitación.-entrecerró los ojos.

-Si… bueno, solo uso tu cama- hizo un puchero- es que este lugar se siente muy solo sin ti.

Y sin mamá pensó.

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Después de darse un baño, y mirarse en el espejo, se dio cuenta que el tinte de lata ya no estaba, su cabello se veía deforme. Busco en su antiguo closet, ¿Qué clase de ropa era esa?, ya se había acostumbrado a usar jeans y camisetas, pero como la heredera que era debía vestir formalmente.

Se arrojó a la cama y pataleo haciendo pucheros.

Tocaron su puerta.

-¿Si?-

-Señorita Scarlett, la señorita Ainelen me comento su situación, asi que ya esta la limosina esperándola para llevarla a un Spa, solo es eso, me retiro.- dijo Jeremy

“¿Mi situación?, ¿Qué le habrá dicho esa niña?”




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