—¿Marcus? Marcus despierta, se te hará tarde si sigues durmiendo — una tierna voz infantil sonaba en la inmensa oscuridad — ¡Vamos hermano levántate!
Muy a su pesar lo hizo, contemplando el humilde techo de paja, las paredes de madera a su alrededor estaban bastante viejas, la habitación estaba llena de basura que había logrado pasar por la paja, a su lado estaba una niña en su décimo año, su cabello castaño estaba amarrado en una trenza, dejando un fleco en la frente, sus ojos azules brillaban ante la emoción de ver a su hermano mayor, llevaba un vestido azul ya desgastado.
—¿Gaby? ¿Cómo? — el joven estaba sin habla, hasta ver su mano, quedó en un largo silencio, para después volver a mirar a su hermana — perdona si te asusté, solo tuve un mal sueño.
—¿Recuerdas de que trataba? — se inclino para poder escuchar atentamente, su hermano negó con la cabeza.
—No quiero recordarlo, solo salgamos — pidió su hermano, retiro las sábanas que lo cubrían, revelando que carecía de piernas.
—Si, lo olvidaba — su mirada se apagó.
—¿Soñabas que podías caminar?
—Si, pero el precio que pague era inmenso — tomo la mano de su hermana — prefiero esto, prefiero estar aquí.
—Nunca has sido así hermano — contesto desconcertada, su rostro cambio al recordar — tu solías alguien con un amplio deseo.
Marcus se le quedó mirando con temor por un segundo, ella lo notó así que se detuvo, tras un breve tiempo, el joven se preparo para salir, arrastrándose por toda la casa en ruinas.
—¿A dónde vas hermano? Afuera no existe nada para nosotros — parecía dolerle tan solo decirlo — el mundo siempre fue cruel con nosotros, nuestros padres…
—Murieron si, dejando a dos huérfanos solos — continuaba Marcus decidido a seguir — yo trabajé mucho y en un accidente con una carroza perdí mis piernas para seguir viviendo.
Ambos no dijeron ninguna palabra, parecía tan fresca la herida, tanto que el joven dejo caer lágrimas.
—Pensé que era mejor haber muerto, solo me había convertido en una carga — el corazón de Marcus dolía al recordar esos días tirado en el suelo, sin encontrar razones para seguir — y tu tuviste que buscar una forma de conseguir dinero, fue cuando el mago te contrato.
—Detente hermano — le pedía con una delicada voz, como si decirlo fuera algo prohibido — aún si sabes eso, todo puede seguir como antes.
La niña le regalaba una tierna sonrisa, su hermano intento devolvérsela pero la amargura fue mayor.
—Yo fui responsable de lo que te hizo — lo saco de su interior, no podía negarlo, menos ahora teniéndola frente a él — al no saber de ti yo salí, recorrí el pueblo entero, hasta que.. hasta que escuche de unos hombres que fuiste a la torre abandonada.
Gaby seguía callada, con solo una expresión de molestia.
—Como pude llegué a ese temible lugar y te escuché desde el exterior — sus palabras estaban cargadas de dolor.
—¡Cállate! ¡Cállate! ¡¡CÁLLATE!! — el repentino cambio asustó a Marcus, su hermana cerraba los ojos con fuerza intentando evitar el daño, se aferró a la pared intentando en un intento de mantenerse en pie — no sabes lo que estás haciendo.
El joven pudo notar que su hermana estaba exhausta, incluso el sudor era evidente.
—Si sales por esa puerta te encontrarás con la realidad y ahora es peor — le contaba su hermana, quien cayó al suelo.
—Tal vez tengas razón, pero yo no soy capaz de verte a la cara y actuar como si nada después de lo que te hizo — Gaby le molestó escucharlo.
—¡Quieres decir lo que me hicieron! ¡Tu también estuviste allí! — su cara comenzaba a resecarse, incluso tener bultos e hinchazón — ¡Me viste sufrir! ¡Descubriste tus dotes mágicos y experimentaste conmigo!
Uno de los brazos de su hermana cayó al suelo, como si se pudriera y del piso se levanto la tierra para remplazarlo con una versión tosca del miembro, poco a poco su cuerpo fue volviéndose una figura de barró.
—¡¿Estás feliz con lo que me hiciste?! — gritaba enfurecida — ¡¿Tanto deseabas volver a caminar?! ¡¿Tan poco valía yo?!
Marcus dolido por la verdad tomo una manta, envolviéndose en ella, su tamaño cambio, el adoptando su forma adulta. Stone Mage.
—Lo siento, te hice tanto daño y luego te encerré en las profundidades de la torre — su arrepentimiento no parecía alcanzar a lo que quedaba de su hermana.
—¡Tu solo me tuviste envidia al ver qué podía caminar y tú no, tan solo al descubrir tus dotes decidiste usarlos para volver a andar, aún cuando yo fuera un conejillo de indias! — con su cuerpo de tierra se levanto con apuró, ahorcando a Marcus — tú muerte será horrible y aquí en este lugar nunca encontraras descanso.
Se burlaba, liberando a su hermano, la figura en la que residía su hermana no era capaz de gesticular, pero su risa sonaba.
—¡Vete! ¡Vete entonces! ¡Escapa de mi! ¡Escapa de tus pecados! — violentamente movía sus brazos de un lado a otro, ella estaba sumamente triste, sabía que el único que la podía liberar de su prisión de tierra era él.
—Enserio lo lamento, lo lamento — repetía al abrir la puerta, su hermana solo le dio la espalda, sin esperar nada más de él — solo discúlpame.
—No, nunca podría, tú me lo quitaste todo y ahora incluso el descanso — musitó al estarse cerrando la puerta.
Stone Mage despertó tosiendo, su corazón volvía a latir, gracias al hechizo hecho años atrás en la torre. Su brazo izquierdo había desaparecido, sus piernas de piedra también sufrieron el mismo destino, todo su cuerpo ardía, siendo imposible volver a pelear.
—Estuvo bastante cerca, si Gabriela me hubiera matado, ella podía ser libre — el mago se aliviaba — es un hechizo bastante peligroso, nos conecta a ambos en nuestra vieja casa con nuestras apariencias infantiles. Allí tenemos diferentes alternativas, podemos permanecer para siempre los dos liberándonos de nuestros cuerpos o bien puedo liberar el alma de mi hermana e incluso dejarme ir con ella, lo bueno de ese santuario espiritual es su poder de restaurar mi cuerpo, haciéndome casi inmortal, lo malo es que puedo volver allí sin memoria y ser fácilmente manipulado por Gaby, también está lo que casi ocurre, ella puede matarme, pero es una suerte que ella desconozca esto.