Hilos del destino

19

Capítulo 19

Otras opiniones.

Annabelle

—Annabelle, al fin te veo — Sandra Williams se atraviesan frente a mí.

—Hola, señorita Williams— le saludo con un evidente nerviosismo. Le estoy evitando desde hace tiempo porque se que va no hablarme de todas mis insistencias en la clase de álgebra del profesor Grey.

—necesito que vengas conmigo urgentemente —

—No, no puedo ahora mismo Estoy muy ocupada— me intento safar pero no hay mucho que pueda hacer.

—Si no viene conmigo el profesor Grey llevará su caso a dirección y yo necesito escuchar su versión —

—¿Cual caso? ¿De que está hablando?— cuestionó indignada.

—Venga conmigo...— Me invita a seguirla. Lo hago sin muchas opciones.

Ella habré la puerta de su oficina. Yo entro primero, ella entra después y procede a cerrar la puerta.

—Toma asiento Anabelle — me invita a sentarme, obedezco. Y me cruzó de brazos, estoy muy nerviosa, tanto que sudo. —Veras tienes 16 inasistencia en la clase del programa Grey. Este asunto nos pareció extraño, porque en el resto de las clases solo tienes unas cuantas y todas justificadas—

Trago saliva, necesito desajustarme la corbata del uniforme porque siento que no puedo respirar.

—¿Estás bien Anabelle?— la señorita Williams cuestiona mirándome con angustia.

—Si, digo no... necesito un poco de agua — estoy temblando, y siento que se ha bajado mi tensión arterial.

—Bebe un poco — la señorita Williams me da un poco de agua. Yo tomo el vaso y bebo rápido.

—Ya Estoy — digo aún con la respiración desbocada. La señorita Williams no está del todo Segura que yo ya este bien pero aún así decide continuar..

—¿Está eres tú?— cuestiona mostrando unas fotos de las piernas de una chica. Me quedo anonadada.

—¿Perdona?— cuestionó porque Estoy confundida.

—veras Anabelle, el profesor Grey trajo tu caso hasta aquí, dijo que usted le ha enviado mensajes y fotos provocativas desde que inició el curso. Dijo además que usted no asiste a ninguna de sus clases desde que el se negó a corresponder sus sentimientos.—

Estaba impactada, viejo asqueroso, abusador se había adelantado y me había acusado antes de que yo contará la verdad.

—Eso es mentira — me defendí de inmediato.

—¿Entonces cual es el motivo por el cual no asiste a álgebra desde que llegó?— la señorita Williams Cuestionó.

Yo no pude responderle, mis ojos solo se llenaron de lágrimas, me levanté de esa silla y salí corriendo del lugar antes de ponerme a llorar.

Entre al salón de clases como una demente y me encontré con Camille de frente.

—¿Annabelle ? ¿Estás bien?— cuestiono mirándome con angustia. Yo no podía hablar el cuerpo me temblaba de forma descontrolada. Harry de se acercó.

—¿Bell? ¿que ha pasado háblame?— cuestionó pero tampoco pude responderle. Era como si el miedo se hubiese apoderado de mi cuerpo a un punto capaz de dejarme paralizada. Divise a Christopher a lo lejos quien escuchaba sin mucho animo las palabras de Candy. Como por instinto corrí hacia él y le abracé sin pensarlo.

—¿Pero que haces muñeca Diabólica?— Candy protestó y ahí caí en cuenta de que la situación se había tornado incómoda. Christopher ni siquiera estaba correspondiendo el abrazo.

—Lo siento mucho —

Me aparte de él y me seque las lágrimas.

—No vuelvas a tocarme— respondió con frialdad. Caminando hacia su lugar. Sus palabras y su actitud me destrozaron el corazón. Me tocó volver a mi silla, que por desgracia seguía siendo al lado de la suya con una mezcla de emociones y muchos sentimientos encontrados.

La clase del Diablo comenzó, y me esforcé demasiado en prestar atención. De vez en cuando el profesor Grey me miraba y me sonreía de forma maliciosa.

Todos los recuerdos de ese día se me removían... Y me sentía mal, con náuseas y mareada.

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Skay

Mi día a día en la mansión de los Dash se reduce a servir de chófer, mesero, jardinero, cocinero o todo lo que la familia necesite. Yo hago todas las labores que me pidan, a cambio de que ellos me ayuden a costear los cuidados médicos de Emma.

Martha Dash me contactó poco tiempo después de la muerte de mi madre, ambas fueron grandes amigas cuando estudiaban en el High school. Curiosamente se quiso hacer cargo de nosotros, No me negué por supuesto a recibir su ayuda, no tenía a nadie y los Dash son una familia poderosa.

La mujer se acerca a mi con el rostro serio. Siento angustia de que lo vaya a decirme no sea agradable para mis oídos. Sin el apoyo económico de los Dash estaría completamente perdido.

—Skay, tengo noticias no tan agradables para ti — las palabras de Martha aumentan mis miedos y temores.

Martha es una mujer rubia, esbelta y de porte elegante. Siempre está seria, pero se claramente que cuando algo le incomoda comienza a pestañear varias veces.

—¿Que sucede Señora Dash?— cuestiono tragando saliva. Ella deja escapar un suspiro profundo antes de comenzar a hablar.

—Mike B está libre— lo suelta rápido y sin ningún tipo de anestesia. La vista se me nubla por instantes. Martha Dash continúa hablando — Alguien no solo ha pagado la fianzas, sino que ha testificado para que el caso se reabra...—

—¿Quien?— musitó con el enojó que amerita la situación.

—Christopher Baker— agrega mirándome con una mezcla de lástima y confusión. Yo apretó el puño con fuerza y siento ganas de golpear y romper algo. Pero no puedo, los Dash son el único apoyo que Emma tiene, así que me contengo con todas mis fuerzas.

—Prometi en honor a la memoria de tu madre que los cuidaría, y mantendré mi promesa. Pero tienes que volver a estar en perfil bajo, eso implica alejarte Annabelle, porque se que se han estado viendo —

—¿Ella que tiene que ver?— me queje porque Annabelle se había convertido en mi confidente.

— En primer lugar Harry está enamorado de Ella, no le gustaría que hijo sufriera su primera desilusión amorosa por tú culpa — contesto tajante y sin tapujos. Sonreí con sarcasmo.




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