Hanahaki. Enfermedad desarrollada debido a un amor unilateral. Flores crecen dentro de la persona, convirtiendose en algún tipo de "infección", que llenan poco a poco los pulmones con petalos hasta llegar a la asfixia, causando la muerte. Se manifiesta mediante la expulsión -vomito- de petalos de flores. La flor varía según la persona.
Existen dos curas para dicha enfermedad. La primera, y la más agradable a ojos de la sociedad, es ser correspondido antes de que los pulmones queden repletos de pétalos.
La segunda, es quizá la más dolorosa a nivel emocional. Se trara de retirar la planta mediante una cirugía para acabar con la "infección". Desgraciadamente, aquello también significa retirar junto a ella todo tipo de sentimientos por esa persona. En algunos casos, el individuo puede incluso perder la capacidad para amar...
- Es un buen reporte, Ei-chan.
Okumura Eiji, estudiante de fotografía, no hizo más que inflarse de orgullo al escuchar las palabras de su mentor.
- Sin embargo...
Y repentinamente fue lanzado cruelmente hasta la realidad. Los "sin embargo" de Ibe nunca auguraban algo bueno.
- Sigue siendo un proyecto muy vago para la exposición de tesis. Necesitas más fotos, no solo petalos regados cerca de una persona. Necesitas captar la esencia de esta enfermedad, la escencia de las...
- No es como si un enfermo de Hanahaki se deje fotografiar solo porque si en ese estado, Ibe-san...- comentó de pronto, interrumpiendo el sermón del mayor.- Es como pedirle a un enfermo de cáncer fotografiar sus peores momentos durante su "batalla".
- Y aun así, es posible lograrlo. Solo es cuestión de encontrar a la persona indicada- el mayor suspiró. Eiji nunca habia sido precisamente el más positivo en aquel tipo de situaciones.- Si sigues por este camino, no pasaras al siguiente semestre. Dudo que quieras seguir viendo la cara de la profesora Hiyako en el "arte de la fotografía".
- No por favor...- se lamentó con cierto cansancio.- Esa mujer es un demonio si se lo propone.
- Entonces piensa en mi propuesta, Eiji. Cambiar de aires te hará bien. Tal vez encuentres la solución a tus problemas.
No sabia realmente que pensar. Hace semanas que su mentor le habia invitado a su viaje a Estados Unidos. América era un territorio totalmente desconocido, y el odiaba sentirse inseguro. Su inglés era pésimo, igual que su capacidad para socializar. Y sin embargo, allí estaba, analizando los pro y los contra del viaje, considerándolo cada vez más.
- Tal vez encuentres inspiración para tu proyecto, o quizá logres encontrar otro tema. América será un universo de alternativas que tal vez no tengas aqui en Japón- sonrió suavemente. Realmente queria ayudarlo.
- ... Lo pensaré. Le daré mi respuesta esta noche.
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Más que tiempo para pensar, solo obtuvo impaciencia por parte de su mentor. El hombre prácticamente le habia acosado con mensajes todo el dia. Sumado a ello, le acusó finalmente con sus padres, comentandoles por completo su situación y el riesgo de perder el semestre por terco.
La reacción de sus padres no se hizo esperar. Fue cuestión de horas, algunos gritos, y buenos deseos que finalmente el ajetreo terminó.
¿El resultado? Eiji iba en un avión camino a Nueva York con el profesor Ibe.
Al menos no todo era tan malo. Su madre le habia dado algunos onigiris para el viaje. Su padre una tarjeta con un buen dinero para emergencias. ¿Y su hermana? La muy condenada le habia dado ese molesto amuleto para obtener suerte en el amor.
《Para ver si te quitas de encima a la caza nacionalidades esa.》
¿No sabia acaso que su proyecto, aquello por lo que realmente viajaba, hablaba sobre el desamor y la angustia? No todo era amor y alegria en la vida.
Afortunada, y a la vez desgraciadamente, Eiji no habia vivido alguna situación tan incomoda en sus veinte años de vida.
Tenia novia, claro que si. Que a su hermana no le agradara la chica era otra cosa. Tenia ya casi dos años con la extranjera. Una sencilla chica de América latina que habia conocido apenas entró a la universidad. Era una relación tranquila, basada más en la costumbre y la comodidad que en un amor real y pasional. Para él, que realmente nunca se habia enamorado con esa magnitud, le iba bien. Al parecer a ella tambien.
Pero esa no debia ser su principal preocupación. Su objetivo era conseguir algun alma en desgracia que fuese lo suficientemente amable -o tal vez podria ser un completo idiota el que se deje ver en plena situación- para dejarle retratar la evolución de su enfermedad.
Porque Okumura Eiji era terco. No se rendiria tan fácilmente.
Él mostraria la realidad del desamor.
*****
Al estar en la comodidad de su habitación, Eiji llegó a una conclusión. Nueva York era una ciudad llena de vida, tanto como Tokyo. Habían novedades en cada esquina, personas de diferentes razas caminando de un lado a otro. Músicos callejeros, bailarines, puestos de comida rápida.
Definitivamente no sabia si asombrarse por todo lo que habia, o vomitar al sentirse agobiado con tanta gente hablando inglés.
- Vamos Ei-chan, ¡animate! Te invitaré a comer antes de irnos a la Universidad.
- Creo que lo que menos puedo hacer ahora es comer, Ibe-san...- murmuró con cierta pereza, dejandose caer en la cama de la habitación que el mayor habia reservado solo para él.
- Entonces vamos. No es hora de holgazanear- El más joven realmente no entendia como su profesor tenia tanta energía.- Un amigo mio nos espera para darnos un recorrido por la universidad antes de ir directamente con el grupo de superdotados.
- Bien, prepararé mi equipo- con un semblante satisfecho, Ibe abandonó la habitación.
No podia ser tan malo. Estarían un mes en Nueva York para documentar detalladamente la vida de los estudiantes superdotados del plantel junto a Max Lobo, el encargado del artículo.