Beatriz, una chica rubia, bella y aturdida por la adolescencia está paseando
enfermizamente sin ningún rumbo, junto a sus amigas de la secundaria por los
establecimientos de su pueblo. De pronto… entre un empujón de unas de sus amigas,
Beatriz sintió algo en el estómago, como un cosquilleo que empezaba hacerse evidente.
Cae de frente a un aviso:
Clases partículas de guitarra, nivel básico, intermedio y avanzado.
TLF-. 0414-555-03-33
Beatriz casi se desmaya sin razón aparente. Aquella ridícula situación ha durado semanas,
le ha costado notas académicas y falta de sueño. « ¿Cómo es posible?» se pregunta
Beatriz internamente— «no entiendo lo que me pasa…». Sus amigas le han dicho que
algún día le tenía que pasar.
«Me estoy convirtiendo en un monstruo, ¿qué es lo que me pasa?… ¿me estoy muriendo?
¿Por qué me consumo yo misma?» — Piensa Beatriz.
Beatriz decide no hacerle caso a su cuerpo… se dedica a entregar su próximo informe.
«Me estoy convirtiendo en un monstruo!»— Piensa— Sus amigas se ríen. «Es como un mal
presentimiento…».
Pasan los días y llega el día de la clase de guitarra, Beatriz se encuentra ansiosa.
— «¡no se quita!...» — Dentro de sí — ¡se siente raro en la barriga! —Quejándose a gritos.
—Gritando desde la sala— ¡¿Qué sientes?!!!
—Nada mamá… voy a salir, tengo clases con mi guitarra nueva…
Beatriz llega por fin al lugar pero no consigue a nadie. Espera tres, cinco, veinte, treinta
minutos, una hora… la gente la empieza ver extraño… pasan dos horas… tres horas y Beatriz
decide retirarse…
El vació en el estómago de Beatriz se hace más grande, se siente algo mareada… decide
retirarse cuando de pronto se consigue con un bello chico moreno. Trata de retirarse, sin
verlo mucho, pero se tropieza. El chico la sostiene sin dejar que caiga arropándola con sus
brazos.
—Pelando los ojos— wow...!.
—Disculpa… preciosa… —Viéndola a los ojos.
Beatriz se levanta rápidamente, pero cuando se voltea para decirle algo Beatriz se percata
de que ya no está el chico.
—hey…
Acostada en la mitad de la sala siente un bajón emocional inmenso, el dolor de barriga de
Beatriz ya era preocupante… de una manera u otra se siente cada vez peor… parecen
mariposas revoloteando sin cesar, no puede dejar de pensar una y otra vez en el chico que
conoció, ¿será por él? Se pregunta… pasan dos semanas y sus síntomas son cada vez más
extenuados…
Pasan los días y se empieza a sentir cada vez peor, decide no contarle a su nana. Llega el
día de volver a ir a clases de guitarra de nuevo.
Son las dos de la tarde, el clima caluroso ralentiza en tiempo y lo vuelve algo tortuoso,
Beatriz se encuentra entusiasmada y ha asimilado que esa sensación que siente en su
estómago realmente son los nervios producidos por la clase de guitarra que tanto estaba
esperando desde meses. Llega al salón de clases de música.
—hola, mucho gusto... yo soy tu profesor, me llamo Andrés.
—pensando, se queda inamovible— Es él…—Pela los ojos.
—Sonriendo— Mucho gusto… ¿Cuál es tu nombre?, —dándose cuenta que su madre lo veía,
disimula y enrudece la sonrisa.
— ammn... Beatriz…— No puede dejar de verlo a los ojos.
— Ok— se ríe, suelta una pequeña sonrisa e invita a sentarse— Es un placer.
Una tarde placida… entre carcajadas Beatriz y Andrés juegan a tocar la guitarra, Andrés le
enseña nociones teóricas, pero los dedos frágiles de Beatriz enrojecen y como acto
voluntario y sin ningún permiso, Andrés besa sus puntas:
—Hey¡!!! Que pasa contigo! Yo no te di permiso de que me besaras mis dedos…
¡Abusivo!!…
Andrés enrojece…
— discúlpame… no fue mi intención… me deje llevar…
— Sí, ¿te dejaste llevar…?
— sí. No sé qué me paso, solo quería aliviarte...
— ¿aliviarme??
— Escapándosele una risita— no es para tanto…— Beatriz está enfurecida.
— me quiero ir.
— Hey… Beatriz espérate... espérame… — La ve directamente a los ojos... se le acerca
lentamente y la agarra de la cintura, se aproxima para darle un beso… Beatriz empalidece,
lo aleja de ella y le da una cachetada.
Los dos se encuentran con sus ojos como platos de luna viéndose fijamente…
La mama de Andrés (aurora) se ríe en el fondo.
— no me vas a pagar la clase…
Beatriz roja como un tomate…— ¿Cuánto es?
— Viéndola fijamente a los ojos y una pequeña risa dame 20… Con voz seductora
— Toma... —En la intención de dárselo, ella se vuelve a despistar en sus ojos— Dame
cambio.
Andrés rápidamente busca cambio pero cuando le va entregar el dinero, también se pierde
en los ojos de Beatriz. Ella mantiene la compostura, disimula, pero él no suelta el billete.
Beatriz pega un grito: — ¡mira!!!
— Hay, disculpa…
Mientras piensa: «no te vayas…»
Beatriz decide pasar un año en su casa encerrada ya que ha culminado la secundaría,
decidió alejarse de Andrés pero de pronto un impulso desconocido desde hace unos
meses no la deja conciliar el sueño, y lo único que recuerda es a él. Le escribe. Espera su
respuesta y por fin cuando le responde, logra sentirse mejor. Lo deja en visto por varios
días porque su tensión desaparece, pero pronto vuelve a recordarlo… y le vuelve escribir:
— hola, quisiera verte…
Una tarde pesada y calurosa al estilo de películas texanas, en un pueblo solitario y
abstraído en la rutina de la faena diaria y común. . Tienen un año desde que no se ven y las
mariposas en el estómago de Beatriz casi hacen que desmalle. . Beatriz se sienta en la
plaza a pensarlo hasta que llega Andrés, cuando llega se aproxima a cruzar la calle con
ansiedad de abrazarlo, pero sin saber si él todavía piensa en ella de la misma manera.
— Hola —sonriente pero muy nerviosa.
Andrés la sujeta de las mejillas y le besa el cachete mientras Beatriz se ruboriza
sorprendida
— Con los ojos aplastados— ah! —trata de desliarse de las manos de Andrés pero no
puede, casi cae al suelo.
— No sé porque lo hice, discúlpame. — Beatriz está aturdida pero sonríe.
— descuida… ¿empezamos otra vez? —viéndolo a los ojos fijamente, le muestra su mano
en forma de trato.
Andrés asiente sonriente, se habían alejado por mucho tiempo. Aproximadamente un año
pero nunca logró olvidarla. Beatriz lo abraza de lo manera más sutil y delicada que puede y
Andrés instantáneamente la abraza de igual manera largo rato… aquella situación ya
empezaba a turbar a la gente de alrededor.
Una persona que va pasando:
— Los tortolitos… Con tono acaramelado y burlón.
Beatriz y Andrés se sueltan bruscamente muy apenados.
Andrés y Beatriz al unísono:
—susurrando— tengo novia…
— ¿ya nos vamos?— Pregunta Beatriz.
Beatriz no logra escuchar muy bien.
—¿Qué?...
Andrés disimula…
— no, nada… vamos a la fiesta…